Personajes conocidos, escenarios familiares, mecánicas clásicas: todo suena a ya visto en 'Wonder', y hay razones para que sea así
Es extrañamente reconfortante que escribir sobre el nuevo 'Super Mario' sea un poco escribir sobre todos los 'Super Mario'. Asumimos la falta de originalidad no como un problema, sino como una constatación de que lo que lleva haciendo grande a la franquicia desde los años ochenta permanece intacto (como os contamos en nuestro primer contacto con este nuevo juego). Es algo de lo que pocas franquicias pueden presumir, posiblemente porque muy pocas poseen el carácter legendario de la icónica mascota de Nintendo.
Por eso, hay algo que va más allá de los inevitables homenajes y regresos estéticos (de Bowser a los Goompas, pasando por los poderes clásicos, los bloques de ladrillo, las monedas, las flores, los propios personajes jugables, en fin... todo). Y más allá también de las novedades que no son sino reformulaciones de las mecánicas de siempre (el desmadre visual y jugable de las Flores Maravilla no es sino una versión hipervitaminada y algo lisérgica de los clásicos periodos de invulnerabilidad en los que "todo vale").
Ese más allá es comprobar que Nintendo ha respetado las sutilezas de los 'Super Mario' clásicos presentes en, por supuesto, enseñarte a jugar sin plomizos tutoriales. A base de premios sin riesgo que favorecen la experimentación, espacios seguros para testear superpoderes, sutiles indicaciones de movimiento con cebos y enemigos, 'Super Mario Bros. Wonder' es, como los mejores Super Mario, videojuego en estado puro. Sin veleidades narrativas, sin referentes reales, sin nada que estorbe más allá del juego en su esencia más destilada.
Y así es como funciona este nuevo 'Super Mario Wonder': más heredero de las últimas iteraciones de la plantilla clásica, tipo 'New Super Mario Bros.' que de las entregas 2D de NES, Super Nintendo o Game Boy. Sobre todo en aspectos como la dificultad, extremadamente asequible y sin graves obstáculos que atasquen ni al jugador más torpe. Por supuesto, 'Super Mario Wonder' tiene sorpresas de sobra para mantener ocupados a los amantes de los desafíos y los psicocompletistas, pero mantiene el propósito de "que todo el mundo pueda disfrutarlo" propio de los juegos más exitosos de Nintendo.
Por qué Nintendo necesita un Mario en 2D
Hay razones de peso para que, a estas alturas del partido, Nintendo lance casi por sorpresa un juego de Mario (lo anunció en junio de este año, así que el tiempo transcurrido hasta su salida es inusualmente corto). La primera y más obvia es dar vidilla y motivos para la compra de la Nintendo Switch a los jugadores que aún no la tengan, en el periodo final de vida de la misma y antes de la llegada de su sucesora (aún sin anunciar, pero con posible aterrizaje en 2024).
Pero hay más: Nintendo ha forjado su identidad en juegos 2D desde los ochenta, y nunca ha abandonado del todo esa identificación. Sus franquicias más populares se forjaron en esa década, y los últimos juegos de las mismas, por mucho que hayan evolucionado las sagas, son respetuosos con aquel legado. Sus personajes no han cambiado apenas estéticamente, y la filosofía de sus juegos (exploración, aventura, habilidad, lo que sea) suele ser muy similar. Mario es el único que se escapa de esas limitaciones, ya que se prodiga en juegos que van de la simulación deportiva arcade a la estrategia por turnos para todos los públicos.
Asombra, dada la importancia vital de Mario para Nintendo, que haga ya once años del último Super Mario clásico: un ya lejano 'New Super Mario Bros. U', cuarta entrega de esta encarnación 'New' (pero 2D) del fontanero. 'Wonder' es una prolongación visual y mecánica de esta última versión, y existe porque Nintendo quiere dejar claro que sigue atenta a su filosofía clásica: juegos divertidos, accesibles, sin complicaciones, pero también dispuestos a proporcionar horas de desafíos si eso es lo que busca el jugador.
Si lo vemos con la perspectiva de "hace más de una década del último Mario 2D" es fácil entender por qué Nintendo propone este 'Wonder' más como una decisión estratégica que como un lanzamiento con vuelo propio: la compañía quiere transmitir el mensaje de que es fiel a sus valores lúdicos y que, aunque se le pueda acusar de conservadora, todo está atado y bien atado en lo que respecta a Mario. Al fin y al cabo, si no podemos confiar en el nuevo juego de Mario, qué nos queda.
Cabecera: Nintendo
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