Compras in-app, modo cooperativo, multijugador, el botón share de la PS4 para mostrar tus habilidades en las redes sociales… Qué nuevo parece todo eso, "son modas", dicen algunos jugadores, "eso no es jugar", "pagar por poder avanzar, ¿quién va a quererlo?"…
Todo esto ya ha pasado y volverá a pasar. En el principio, los videojuegos fueran multijugador, nos hacían tragar con microtransacciones y tenían todo tipo de trofeos y retos. Los más de 20 años de hegemonía absoluta de las consolas puede que hayan borrado aquello, pero hasta casi finales de los 90 un par de generaciones de jugadores se criaron con los arcades… o, como les llamamos en España, los recreativos.
La hegemonía de la moneda de cinco duros

Para muchos de los que fuimos niños y/o adolescentes en los 80 y nos pasamos en ellos horas y horas, los recreativos forman parte de una especie de Arcadia, un lugar de poderosas connotaciones con el que los poetas de hoy en día podrían hacer una especie de Beatus Ille de la era gamer.
Sin embargo, la realidad era mucho menos poética y pulcra. Quizás no tanto en las grandes salas recreativas, aquellas que estaban en los centros neurálgicos de las ciudades y que siempre tenían las últimas máquinas, los modelos más recientes y disponían de espacio amplio para los jugadores (a veces, compartiéndolo con las tragaperras). En las grandes ciudades incluso compartían espacio con boleras. Pero el recreativo de barrio era mucho más mundano.
La estructura típica de éste era la de un local bastante desnudo de decoración, con poca luz artificial (supuestamente, así podías concentrarte mejor en la pantalla) y con las dos paredes laterales llenas de máquinas en hilera. Tenía generalmente cerca de la puerta el lugar del encargado, donde también cambiábamos las monedas y los billetes por la hegemónica de cinco duros con la que jugábamos en casi todos los juegos.
Al fondo es donde solían colocarse los casi indispensables futbolines, lo que provocaba numerosos paseos del encargado cuando alguien volcaba uno de ellos para sacar la bola, y los menos comunes billares. Pinballs (petacos, como se conocían por aquí) y, si el local era de semi-qualité, una jukebox eran complementos de esos lugares espartanos donde lo único que importaba era meter cuantas más máquinas mejor en el poco espacio disponible.
No, no eran como pintaríamos la Arcadia, pero eran lugares donde un niño podía ser muy feliz, por más que recuerde sus paredes desconchadas, sus gritos y sus macarras (más sobre esto luego). Había hasta humo, algo impensable teniendo en cuenta que eran lugares infantiles/juveniles y que hoy ya se ha eliminado de cualquier bar.
Y recuerdo sus nombres, claro: por ejemplo, numerosas variaciones en torno a la palabra "sport" o "park"; o simplemente nombrados por la calle/zona en la que se instalaban ("Recreativos Albacete"; en mi ciudad: "Recreativos Valvanera"); quizás haciendo honor a nombres conocidos de la cultura juvenil ("Recreativos Tron" he visto unos cuantos); o simplemente, "Recreativos Pepe", haciendo honor a quien se había decidido a montarlos. Los dueños eran emprendedores de la era pre-digital y pre-entrepreneur que tengo mis dudas de que realmente tuviesen algún tipo de vinculación emocional con los videojuegos: vivían de ellos, pero sólo a uno de todos los que conocí le vi jugar en sus propias máquinas.
Cierto que más allá de los recreativos las máquinas también nos llamaban desde la esquina de cualquier bar: allí, en el bar del pueblo de mi padre (no más de 100 habitantes), fue donde jugué por primera vez a una, el 'Moon Cresta', un matamarcianos frenético que me hirió para siempre y por culpa del cual hoy aún sigo enganchado a muchos videojuegos. Pero el ambiente de los bares era mucho más agradable y hasta adulto: jugabas y tu padre o tu madre andaban cerca. En los recreativos tenías que entrar solo (o con tus amigos, pero casi siempre sin adultos) y, haciendo honor a los antiguos mapas medievales, podemos decir que allí había dragones.
La fauna de los recreativos

En los recreativos entrábamos todos, mayores y pequeños, y eso fue a la vez motivo de su éxito como también parte de su muerte. Lo cierto es que daba igual si tenías 5 ó 20 años: en la entrada nadie te iba a parar para impedirte el paso. Nadie, al menos, relacionado con el local, porque siempre aparecían quinquis al calor del abundante cambio en forma de monedas de cinco duros. Había algo de impuesto revolucionario a la entrada de muchos de estos locales, células mafiosas que no tenían nada que ver entre las distintas ciudades, pero que eran más peligrosas que los videojuegos en sí, a pesar de lo que opinaban asociaciones de padres sin idea.
Una vez dentro, la fauna era variopinta, pero siempre había, en cada recreativo, modelos repetidos, arquetipos delante de las pantallas:
El que dominaba un juego hasta causar admiración: gente con una habilidad suprema, pequeños mitos de esos locales de barrio, gente de la que aún recuerdo el nombre. El Richi, que se manejaba con velocidad endiablada en las peores tormentas de bolas del 'Pang' y que también era capaz de solucionar cualquier problema en el 'Blood Brothers'; Curro, la mejor pareja posible en cualquier juego de fútbol; David, siempre listo para destrozar su propio récord en el nuevo juego de coches. Ellos se especializaban en máquinas concretas o, si eran realmente habilidosos, en géneros. No les sacabas de lo que dominaban, porque parte de su leyenda se forjó gracias a la cabezonería y el tesón. Capaces de pasarse una de esas máquina sin un solo "continue", los demás (al menos yo, paquete) les teníamos admiración y envidia.
Los que probaban cada una de las máquinas, casi cada día: gente que, por un lado, no tenía ni la disciplina ni la paciencia ni la habilidad para triunfar en alguna. Y que, por otro, tenía dinero como para gastarlo en diferentes títulos cada día y los veías pasar de un lado a otro, buscando nuevas sensaciones.
Los mirones: metedme en este grupo, porque disfuté mucho viendo como otros se pasaban las máquinas, tanto que hasta puedo entender el sentido de que la PS4 haya decidido poner un botón en el mando dedicado exclusivamente a enseñar tus partidas al mundo. Los mirones de entonces se colocaban en el escaso hueco lateral que había entre máquina y máquina y conseguían colocar su cabeza de manera que viesen lo que ocurría en pantalla pero no molestasen demasiado. Podían pasarse la tarde entera sin jugar a nada y, a veces, uno era mirón por necesidad: gastada la paga en cuatro o cinco derrotas estrepitosas, no quedaba más remedio que pasar el rato viendo jugar a los demás. Y aún así, cuando llegaba la hora de irse, casi ningún mirón quería.
El mirón pesado: un arquetipo que iba más allá del anterior y que siempre sabía la manera de pasarse la fase o el jefe en los que tú te habías estancado. "Déjame que te lo pase yo" era su frase favorita. Creo que no ha habido compañero de multijugador más odioso en un videojuego hasta que aparecieron los camperos del COD.
Los violentos del pinball: admito que no comencé a apreciar los pinballs hasta que ya casi no había manera de jugar a ellos porque los recreativos ya no existían. La culpa hay que echársela a su condición de juegos de suerte (de habilidad no eran, no os empeñéis), pero también a quienes los jugaban habitual: chavales intimidantes, capaces de darle un manotazo a la maquina para que la bola iniciase la partida a la máxima velocidad, o de agitarla salvajemente para evitar que cayese al agujero.
Los fanáticos del futbolín: quien más quien menos cascaba como un huevo la bola antes de empezar la partida, pero el verdadero fanático del futbolín era el que discutía antes de empezar si se podría usar cambio o no, el que era capaz de cruzar los disparos como si en realidad estuviese controlando un joystick y el que llegaba a tirar con vaselina. Era fácil distinguirlos de los que, simplemente, aspiraban a jugar: estos eran los que solían hacer molinillo. También había fanáticos del billar, pero menos.
Los recreativos eran zonas con una ley propia, que desaparecía una vez que pisabas la calle. Y seguro que en alguna ocasión alguien me hizo pasar miedo. Que un tipo que te saca dos cabezas esté esperando a que tú lo hagas mal en tu partida para quitarte de en medio es el primer momento en el que tienes claro que existe el concepto "presión por objetivos". Y, sin embargo, siempre volvíamos y estábamos chavales de todas las edades (hasta quien tenía que coger el banco para jugar a 'Operation Wolf'). Fue en los 90 cuando se endurecieron las condiciones de entrada a estos locales cuando más daño se les hizo.
La técnica de los recreativos

Estando en Xataka, es indispensable echar un mirada a qué había dentro de aquellas máquinas. Pese a que los que lo vivimos sabemos lo mucho que han cambiado los videojuegos desde entonces, uno no puede dejar de maravillarse de los malabarimos que hicieron sus creadores para exprimir la rudimentaria potencia de hardware de estas máquinas.
No hay que olvidar, además, que los recreativos estuvieron, prácticamente hasta la llegada de la primera Playstation, muy por encima técnicamente de lo que el jugador podía disfrutar en su casa. Y también que fueron campo de pruebas para muchos gimmicks: trucos técnicos con los que "vender" mejor la máquina. Gracias a esa necesidad por innovar en minucias se dieron también grandes avances en el control de los videojuegos, desde una simple pistola física para juegos de disparos o volantes y cabinas para géneros de motor hasta esa revolución que fue 'Robotrón' que implantó un doble joystick para mejorar el control de tu personaje.
Pero sí, el hardware visto hoy en día parece tan limitado que no deja de sorprender. Veamos por ejemplo 'Snow Bros', uno de los juegos que más triunfaron en los salones recreativos de principios de los 90. Su CPU principal era una 680000 con 8 Mhz, su CPU de sonido era una Z80, con 6 Mhz, y su resolución de vídeo era de 256x224 pixeles, con 256 colores. Comparado con eso, lo de la propia 'Robotron: 2084' parece ínfimo: Una CPU de 1 Mhz y una CPU de sonido de 894.75 Khz.
Aunque al principio cabinas y placas se hacían y pensaban conjuntamente, las compañías no tardaron en buscar soluciones más versátiles. Veamos, por ejemplo, el caso de 'Final Fight', una de esas máquinas que tuvieron varias versiones y que, en su momento, fueron muy celebradas técnicamente. Capcom la hizo correr, como a otras de la época, un sistema CP (CP-S), que permitía mantener la máquina externa y cambiar los juegos mediante cartuchos ROM intercambiables.
Para que os hagáis una idea sobre CP-S jugamos, entre otras cosas, a títulos tan recordados como:
- Forgotten Worlds
- Ghouls 'n Ghosts
- Strider
- Dynasty Wars
- U.N. Squadron
- 1941: Counter Attack
- Street Fighter II
- Mega Twins
- Knights of Round
- Mega Man: The Power Battle
Capcom lanzó un segundo modelo de su CP-S, más avanzado, y también quiso dar el salto con ella al hogar, vendiendo una versión doméstica que, sin embargo, no cuajó.
Queda claro que, desde el debut de 'Pong' en 1972 hasta mediados de los 90 y la majestuosa perfección de los juegos de Neo-Geo hay un recorrido donde los arcades son quienes lideran la técnica de los videojuegos. La llegada de la nueva generación de consolas de 32 bits reduce esa brecha y marca el final: a partir de entonces, será en el salón de casa y en el PC donde se libre la batalla de la mejora técnica.
Algo más que juegos

Hacer un repaso de los títulos de los recreativos podría ser tan extenso como quisiéramos: hay miles de juegos que recordar y, además, cada jugador de la época tiene su favorito. No obstante, se hace indispensable recordar que fue en los arcades donde se forjaron muchos de los géneros que aún hoy se siguen viviendo. Desde los beat'em up, matamarcianos, shooter en primera persona, hasta los juegos de puzzles y habilidad que hoy en día viven una segunda juventud gracias a la llegada de los smartphones y del llamado terreno "casual". Es curioso que lo casual de hoy sea lo que ayer nos obligó a echar más y más monedas de cinco duros. Como decía al principio, todo esto ya ha pasado y volverá a pasar.
'Metal Slug', 'Snow Bros', 'Super Pang', 'Cadillacs & Dinosaurs', 'Wonder Boy', 'Chopfliter', 'Golden Axe', el propio 'Pac Man', 'Paper Boy', 'Sega rally', '1942', 'Tetris', 'Super Pang', 'Toki', 'Out Run', 'Virtua Cop', 'The House of The Dead', 'Street Fighter 2' (la original y hasta las múltiples máquinas retocadas), 'Puzzle Bobble', 'The Simpsons', 'The Punisher', 'Street Hoop', 'World Championship', 'Double Dragon', 'Gals Panic' (adolescentes desnudando jovencitas en una pantalla, así nos las gastábamos)…
Ya comentaba antes que una de las características de las máquinas recreativas fue la constante búsqueda de argumentos de venta vistosos. Cuando cada vez hubo más títulos en juego, las compañías se encargaron de que los suyos sobresaliesen preparando cabinas mucho más llamativas o aportando nuevas experiencias en forma de mandos diferentes que condicionaron los propios juegos.
Gimmicks técnicos famosos en los recreativos de nuestro país hay muchos. A partir de cierto momento, que las máquinas los llevasen implicó también un salto cuantitativo: esas en concreto pasaron de costar cinco duros para costar 50 pesetas, después 100. Curiosamente, son las que hoy sobreviven en los pocos salones que siguen en pie: lo que en su día fue la novedad y lo llamativo acabó por sobrevivir al resto de máquinas. Echad un ojo (principalmente en grandes centros comerciales) y veréis que ya sólo quedan máquinas que simulan coches, o tablas de snow, o motos o que se juegan con pistolas y rifles. La tradicional máquina recreativa ha muerto o se ha vuelto invisible, recluida en el culto retro.

Pero recordemos varios de esos trucos técnicos que dieron lugar a grandes máquinas:
El 'Super Sprint' fue casi el primer momento en el que los aficionados a los juegos de velocidad pudieron hacer partidas multijugador… y tener un volante entre sus manos.
Taito provocó un terremoto dentro los recreativos cuando lanzó 'Operation Wolf', primer shooter en el que controlamos a nuestro jugador desde su propia metralleta. Por supuesto, fue ampliamente criticado en su día, pero también imitado por muchas otras compañías. 'Time Crisis' mejoró después esa idea y muchas otras la siguieron exprimiendo.
Cabinas de coches y motos ha habido muchas. 'Daytona USA', de SEGA, fue punta de lanza en muchos recreativos, especialmente por su posibilidad de unir hasta ocho jugadores compitiendo a la vez entre sí y el realismo de su cambio manual. Igualmente impresionante fue cuando 'After Burner', el mejor arcade de aviones posible, se transformó en cabina que giraba contigo.
'Jurassic Park' unió las sensaciones de los shooters con las de los juegos de conducción en una de las cabinas más grandes que existieron en su momento.
Son algunos ejemplos de esa necesidad de buscar siempre algo diferente que no pudo mantenerse toda la vida.
El ocaso

¿Qué hizo desaparecer a los recreativos? Varios puntos ya los hemos comentado. El auge de las consolas en los hogares fue muy importante: llevarte a tus amigos a echar una play a casa, o incluso en la Super Nintendo con Street Fighter II como punta de lanza, no implicaba mayor gasto que el de tener la consola y el juego, pero ese no lo asumía el chaval directamente, sino sus padres. Nada de arruinarse cada fin de semana con monedas de cinco duros en partidas de cinco minutos.
Tampoco ayudó la cada vez más restrictiva legislación sobre quién podía entrar a ellos, la subida de precios radical que se vio en muchas máquinas, la posibilidad de gastar menos dinero en casa por jugar a más modos…
Y, finalmente, la sexta generación de consolas acabó con todo. Dreamcast, GameCube, XBox y, principalmente, Playstation 2 hicieron inviable irte a un recreativo a jugar a algo que, técnicamente, no iba a superar lo que el jugador tenía. Que las consolas de casa pudiesen emular y superar la técnica de lo que veíamos allí fue sin duda una de las principales razones para abandonarlos.
Hoy, el culto a las recreativas está instalado en el corazón de los que pasamos allí las horas, bien entre quienes se han hecho manitas y las reconstuyen en sus casas o entre quienes prefieren retomar los juegos tal y como fueron en emuladores (MAME, todo el mundo te quiere).
No, aquella época nunca se repetirá, con el online, la alta definición y los nuevos modos de juegos instalados cómodamente en nuestros hogares. ¡Si hasta nos hemos cargado las monedas de cinco duros! Pero casi todo lo que pasó entonces, desde los géneros hasta los juegos en concreto, sigue vivo de una manera u otra.
(Las imágenes de este post han sido sacadas de distintas camisetas de Threadless. Si queréis profundizar más en los arcades, hay dos libros imprescindibles, 'Arcade Fever' de John Seller y 'The Ultimate History of Video Games' de Steven L. Kent).
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Eagle
Serás c*br*n*z*... has hecho que me caigan un par de lagrimitas ya en lunes.
Me has hecho recordar cuando yo era "el puto amo" del garito de al lado de mi colegio, "Recreativos Seara", un antro sin luz, con paredes sin pintar, humo de tabaco por doquier y el Street Fighter II recién llegado. La gente se arremolinaba a vernos jugar durante horas y horas.
Llegué a dominar tanto ese juego que conseguí estar durante 2 horas y media jugando contra 10 personas sin que ninguno consiguiera echarme (10 personas que sabían jugar, que eran los otros aspirantes al "puto amo"). En total fueron 56 partidas seguidas, hasta que uno me ganó. Nunca me olvidaré de eso, aún siento la emoción de ganar in extremis con una raya de vida en el último suspiro. Y eso que han pasado 20 años de aquello.
Además, uno de mis mejores amigos lo conocí en ese juego, después de pegarnos días y días, en muchos Ryu vs Blanka.
También me acuerdo con satisfacción de como le pegué una paliza a un chulo que se cargaba a los niños en el Tekken, abusando de que no sabían jugar y se las daba de campeón, a grito de "soy el mejor". Le pedí amablemente si "podía entrar", me dejé pegar un poco en el primer round y lo machaqué a continuación 3 partidas (que fue lo que su orgullo aguantó antes de irse cabreado).
Paro ya, porque podría seguir y seguir, rememorando viejos tiempos donde 25 pesetas me daban para muchas horas de diversión.
El fabuloso Dr. Manga
Niño de recreativos=Adulto con MAME.
Es tan inevitable como las mareas.
Además, para los más exquisitos, existen compañías que te hacen muebles de recreativa para tener en casa (y es de tentador...)
Alkar
Cinco menos diez de la tarde. "Las maquinitas" (ni siquiera tenía rótulo) abren a las cinco. La gente está en la playa, pero Fer, Eu y yo estamos esperando a que abran. Llega el dueño, nos ve y nos reconoce. Mientras abre nos dice "tengo una máquina nueva..."
Era Teenage Mutant Ninja Turtles. Cuatro mandos relucientes. La enciende, y en el silencio de la sala, la banda sonora es atronadora.
Abre la caja de monedas, le da manualmente y empiezan a subir los créditos... 10, 20, 30. Nosotros tres, mudos. Cierra la máquina y dice "Venga, elegid tortuga, que hay que probarla y jugar solo es un rollo".
Eu pilló a Michelangelo, yo a Donatello y Fer a Raphael. Siempre que jugamos, mantuvimos cada uno el nuestro.
Jaime Novoa
Gran artículo. Qué tiempos aquellos.
¿Quién no llegó a intentar lo de atar un hilo de coser a las monedas de 5 duros para tener créditos ilimitados? ;)
Antonio Ortiz
me he puesto nostálgico y todo...
meyre
Has dado en el clavo en todo. Gran página!
Recuerdo la mayor machada escuchada en una sala de recreativos:
Gitanillo: Dame cinco duros o déjame la partida.
Chavalote: ni de coña, lárgate.
Gitanillo: pero tú de qué vas chaval?
Chavalote: (tal cuál) VESTIDO DE VIKINGO CON LOS CUERNOS DE TU PADRE.
(Después de esto le cayó una paliza en toda regla pero por un día fuimos grandes).
sirdrak
Felicidades por este pedazo de artículo... Yo también viví esa época y fué realmente especial. Tanto es así que estoy a punto de tener mi propia recreativa en casa. Las recreativas de aquella época tenían un encanto especial.
mulas
Snow bros!!! que tiempos XD
Rodri
La de moneditas con agujero que le echado yo al Ghouls ‘n Ghosts, al PacMan, Pang, Tekken, Metal Slug... ahora cuando voy al mismo bar, me tomo una cerveza con los amigos, pero la máquina ha dejado de estar ahí :(
Felicidades por el post, nunca está de más volver atrás tantos años a mitad del día.
skaton
Hay un fallo, dices que cada jugador tenia su favorito, y debería poner Cadillacs & Dinosaurs era el mejor xD.
También mencionar que el coche rojo de supersprint era el mejor y que el azul andaba menos que la bici del paperboy.
Y dentro de la fauna recreativa te falta el acaparador: Un tipo de jugador que increiblemente no deja de tener créditos y esta todos los días jugando, pero por algún motivo desconocido era incapaz de mejorar su nivel de juego y pese a ser el que mas horas de juego acumulaba era un paquete.
Aunque tenia un truco buenísimo que nunca descubrí, de alguna manera conseguía que su mama le diera muchas mas monedas de 100 que al resto de jugadores xD
Muchas gracias por el articulo, me ha gustado mucho.
miliki31portu
Todos los que superamos la treintena recordamos esa época con notalgia, y me imagino que todos los que escribimos aquí, tenemos instalado el MAME en nuestros ordenadores, y nos haría especial ilusión incrustar en algún rincón de nuestra casa una maquina recreativa completa.
Sergio Garcia Garcia
Pedazo de articulo :):), la de horas invertidas, y estoy con un par de comentarios Cadillacs & Dinosaurs siempre, las manos rojas cuando terminabas de jugar :):), y que decir de las horas en los futbolines!!!.
picazamora
Casi me cae la lagrimilla, una pena que las recreativas no se supieran reinventar, por que esta generación se esta perdiendo todo esto, que aparte de ser ¡¡¡legendario!!!, nos hacia conocer a mucha gente de muchas culturas diferentes y relacionarnos en persona.
Golfingero
Que grande el articulo :D.
Yo era un poco mezcla de todos salvo del miron pesado y el del pinball que nunca me llamaron la atencion...
Cuantas piardas me hice para irme a los salones recreativos :D.
ronniking
te acabas de ganar un "me gusta" como una casa, gran articulo..
ayy los tiempos del "magiclick"...menos mal que siempre nos quedara el Mame..
yo conocia a la hija del dueño de recreativos Franco, y nos invito a toda la clase a la fabrica
barra libre de galaga.....!!
el dia mas feliz de mi infancia fue ese
kimpin
Dios mios que tiempos aquellos (Spy hunter,Moonwalker,Tekken, Mortal Kombat Nba JAM, PAcman en estos que eran mesas jugables, double dragon y mas...) ajaja me escapaba de la escuela para poder jugar(perdi un año de escuela)mis amigos y yo por ser tan jovenes no teniamos suficiente dinero para comprar monedas asi que ingeniamos un metodo agarrabamos plomo de los rines de la autos de antes los derretiamos y en un molde que creamos haciamos la forma de las monedas pero en plomo y funcionaba pero de 10 que haciamos funcionaban 5 pero no me quejo me diverti mucho buen Post hagan una reseña sobre "Nicola Salmoria" padre del mame que permitio conservar estos juegos en el tiempo. Saludos
g_perez_alvarez
Un lunes lluvioso y con artículos de nuestra infancia, emoción a flor de piel :_) Gracias por el trabajazo.
ferrisbueller00
Grandiosa época y grandioso artículo!!
marcos2
Me has hecho recuperar esas sensaciones, pues veo que hemos tenido una infancia muy parecida. También fuí un mirón, y esque la paga de cinco duros no duraba tanto como queríamos, pues los de las familias más humildes no podíamos permitirnos gastar ese dinero en las máquinas, aunque fuese nuestra pasión. Ahora se echa de menos estas máquinas, y esque la sociedad prefiere jugar en casa a los mismos juegos de siempre gastando su luz, su precio por juego y su consola, antes que salir a la calle, ir con los amigos a los recreativos, pasar una buena tarde y disfrutar con los juegos, pues a veces ver como te miraban jugar erá mucho más placentero que conseguir todos los trofeos de un juego en ps3, sin duda alguna, esta generación de consolas sociales ha exo que perdamos la sociabilidad que teníamos en el mundo real, ahora muchos amigos solo juegan online.
rubenone
Valla tiempos,tardes enteras en los recreativos hasta que venia mi padre a buscarme.
Ahora por suerte tengo dos maquinas en casa,una con un pc dentro y el emulador MAME con 5000 juegos y otra con una placa NEOGEO con 100 juegos,y un monton de monedas de 5 duros.
Un saludo a todos los viciados.
rubenlucas
Ahhh...Cómo he disfrutado con este artículo! Enorme! Enhorabuena.
Mi preferido siempre fue knights of the round, jugando con arthur. Cuando encontrabas comida y le dabas un espadazo se dividía para poder compartirla con tu mejor amigo, que había elegido a lancelot o perceval. Qué recuerdos!
También me encantó cuando salió mario kart (ya casi al final de los tiempos de "la sala", como llamábamos nosotros al salón de recreativos, que nunca tuvo nombre, por cierto). En mario kart se jugaba por tiempo, a más monedas de 25 más segundos tenías.
Quizás la más revolucionaria de todas fuera "tetris", yo la sigo viendo en alguna máquina olvidada en el rincón de algún bar...juego en el que yo siempre fui un paquete.
xacralt
Leyendo este fantástico y emotivo post me he sentido como en retroyonkis.
Juan Antonio Saez
Ole, Ole, he tenido que registrarme para felicitarte por el articulo. Que tiempos tan maravillosos, alguna que otra tarde en los Recreativos Valvanera he pasado también.
No tener ni un duro y pasar toda la tarde de mirón, Volcando el futbolin, je je que bueno, ya me acuerdo, rompiendo algún cristal de las maquinas por levantar la bola de futbolin.
inakietxebarria
Joder, justo cuando ando tuneando una recreativa, configurando las cosas etc. ( la parte del bricolaje y electricidad, etc. ya esta hecha, y ahora configurando los emus y el frontend, haciendo que no haya tearing en la crt, poniendo resoluciones nativas para que queden bien las scanlines y demas, vaya paciencia, pero lo merece ) y estoy esperando a las piezas para hacerme una bartop ( dicen que quien se hace una de estas acaba teniendo dos o mas xD ). Podeis ver los videos en mi canal de youtube. NOTA: no me deja poner enlaces, buscad usuario c0de90e7 en youtube ;( Ahi hay videos de como he ido montando la cosa, pero sobre todo son juegos, etc.
Aaayyy, que tiempos...
lordgault
Has conseguido que se me salte una lagrima de nostalgia