Un 3 de diciembre de 1994 Sony comenzaba a hacer historia con la PlayStation, una consola que se convirtió en motor de la empresa nipona y que se ha convertido en referencia indiscutible en la historia de los videojuegos.
Pero claro, esas más de dos décadas no pasan en balde, y más en un mundo tecnológico que en ese tiempo ha dado un giro radical. Muchas han sido las revoluciones que nos han conquistado desde entonces, y la propia PlayStation ha ido madurando para adaptarse a los tiempos dando buena cuenta de algunas ideas que tras todo este tiempo ahora parecen ingenuas en los tiempos actuales. Destripar esa vieja consola lo demuestra.
Destripando más de dos décadas de historia
Es lo que han hecho en iFixit, donde han demostrado que la PlayStation era una concepción más propia de otra era de la informática. Una en la que las empresas no se afanaban por ponérselo difícil a los usuarios a la hora de abrir los aparatos que se compraban. Casi te invitaban a ello, de hecho.
Con la PlayStation pasaba eso, desde luego: bastaba un destornillador y alguna pequeña herramienta de plástico para hacer palanca y abrir la carcasa sin dañarla y listo: ya teníamos acceso al interior.
Un interior, por cierto, que muestra también cómo estaban las cosas en el mundo de las consolas en aquel momento. A los fabricantes de la época no les gustaban los componentes más populares y huían de la arquitectura x86 que lo dominaba todo en el mundo de los PCs y los portátiles.
En lugar de eso la PlayStation integraba una CPU R3000 MIPS de 32 bits con una frecuencia de reloj que no llegaba a los 34 MHz, una cifra muy de aquellos tiempos que hoy palidece ante los 2.130 MHz a los que funciona la última PS4 Pro (con un procesador que al fin adoptaba la arquitectura x86-64) y lo hará aún más ante la actual PS5. Por no hablar de las GPUs que han ido formando parte de los sucesivos modelos de las PlayStation y han permido aportar una potencia gráfica asombrosa respecto al modelo original.
A Sony, de hecho, le costó salir de chips propietarios, y siguió basándose en el MIPS R5900 en su singular Emotion Engine para la PS2 para luego pasar a la arquitectura PowerPC en sus microprocesadores Cell de la PS3.
La decisión de dar el salto a la arquitectura x86-64 facilitó la vida a los desarrolladores, pero el uso de esas CPUs en la anteriores versiones de la consola no fue realmente un problema para las ventas, que dispararon el negocio de Sony y convirtieron a la PS2 en la consola más vendida de la historia con más de 150 millones de unidades vendidas en toda la historia. La PlayStation original "solo" llegó a las 104,3 millones de unidades vendidas en comparación.
Una maravillosa consola que efectivamente es de otra era
La PlayStation también nació en una época en la que el juego online como lo concebimos hoy en día no existía: apenas sí empezábamos a conectarnos a internet, y la consola de Sony fue probablemente una de los últimos grandes éxitos de esta industria que no necesitó de esa capacidad para triunfar como lo hizo. Eso, de hecho, hace que tenga aún más mérito que llegase a donde llegó.
En iFixit nos sorprendían al destripar una consola bien conocida al mostrar cómo aquella simplicidad se contagiaba a otras partes de su hardware: su unidad óptica de CD (capaz de leer a velocidad ¡2x!), pero es que la propia selección de puertos era de lo más llamativa.
En el modelo japonés había un puerto S-Vídeo, mientras que en el modelo que salió de allí teníamos puertos RCA de vídeo compuesto y un conector AV Multi que acabó convirtiéndose en comodín para poder conectar la consola a distintos televisores. Por si os lo estábais preguntando, el estándar HDMI aún tardaría en llegar: no comenzó a utilizar hasta 2003, y hasta la PS3 de 2006 no se integró en consolas de Sony, algo que ahora parece sorprendente cuando el estándar HDMI 2.1 va a dar muchas alegrías al mundo de las consolas.
En iFixit destacaban también cómo la fuente de alimentación interna ocupaba el 20% de todo el chasis, pero aún así el logro técnico era notable y a pesar de la "limitada" potencia de la época, contar con esa fuente, la unidad de CD y todos los componentes encerrados en una consola sin refrigeración activa era realmente sorprendente.
Los slots para las célebres Memory Card en las que se almacenaban las partidas eran también sorprendentes, y una demostración más de lo mucho que a Sony le gustaban los formatos de almacenamiento propietarios.
Muchas de esas ideas han acabado siendo abandonadas: hablábamos de esas arquitecturas no estándar para CPU y GPU, pero con el tiempo las consolas se han hecho mucho más complejas y potentes -no digamos ya difíciles de reparar-, lo que por ejemplo en el caso de las primeras Xbox One obligó a contar con una fuente de alimentación gigante y externa que luego Microsoft logró integrar en la propia consola con las Xbox One S y la Xbox One X.
También ha habido muchos cambios en la forma en la que jugamos: ahora es mucho más difícil concebir los videojuegos sin modos multijugador en muchos de ellos, y la conectividad a internet es parte integral de unas consolas que nos han llevado a nuevos límites visuales y de realismo.
En esa historia, no obstante, Sony puede estar muy orgullosa de aquella prodigiosa PlayStation original a la que acabó rindiéndole homenaje no hace mucho con la PlayStation Classic Mini. Tras todo este tiempo hay que seguir felicitando a un producto que ha llevado a Sony a lo más alto en el ámbito de los videojuegos.
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