Víctor González se considera a sí mismo y su equipo unos ingenieros atípicos. "Empezamos programando", contaba entonces, pero tras encontrarse con amigos de la escuela de Ingenieros Navales e Ingenieros Aeronáuticos acabaron no diseñando barcos y aviones, sino haciendo algo relativamente distinto: tratando de simular la realidad.
Uno de sus primeros objetivos fue saber si por ejemplo podrían replicar el mar en un modelo informático, conseguir simulándolo. Lo que empezó como un hobby, nos contaba en aquella charla, se ha convertido finalmente en una pasión y un proyecto profesional que hoy en día da trabajo a cerca de 60 personas y ha logrado, por ejemplo, participar en diversas producciones de Hollywood gracias a sus tecnologías de simulación de fluidos.
Emprender puede hacerse sin una meta clara
Este emprendedor daba el ejemplo de su empresa como modelo de emprendedores que no sabían muy bien hacia dónde irían finalmente sus pasos. González y un amigo iniciaron su camino programando pequeñas simulaciones en las que introducían diversos conceptos matemáticos y físicos que habían visto durante la carrera, pero durante aquel tiempo no sabían a dónde les llevaría aquello.
En su inspiración estaba desde luego tanto el mundo del cine como el de los videojuegos, y como confesaba "somos un equipo de friquis, de muchas cosas". Todos esos esfuerzos y esos experimentos iban no obstante perfilando ese futuro, y González recordaba "lo que le pasaba a Steve Jobs, que un día estudió caligrafía y no sabía para qué le serviría, y luego acabó sirviéndole para desarrollar las tipografías de Mac". Eso, comentaba este emprendedor, ocurre realmente: "muchas veces no te das cuenta pero todas esas cosas se están conectando de alguna manera".
González y su amigo y socio fundador descubrieron que no había nada en simulación de fluidos, y se lanzaron a la aventura en 1998. Aunque existía en el mundo académico, trataron de trasladar esa idea al mundo de los efectos especiales. Sus primeros experimentos "con un 286 o un 386, no me acuerdo" mostraban cómo un líquido realizado con 1.000 partículas caía en el casco básico de un barco y se distribuía simulando el agua. Aquella simulación llevó toda una noche en calcularse y mostrarse, pero para ellos fue un primer hito importante. "Esto parece aguax", se dijeron sorprendidos. Ese fue el germen de la idea de crear la empresa.
Ese trabajo les llevó a desarrollar el producto por el que ahora son más conocidos: un software de simulación de fluidos llamado RealFlow que se utiliza especialmente en el segmento de los efectos digitales y que según González "es un ejemplo de la mezcla entre ciencia y arte". Esta aplicación se ha utilizado en diversas películas como "El Señor de los Anillos" "X-men", "Avatar" o "300", y también en muchos anuncios publicitarios en los que es necesario simular esos fluidos.
Su tecnología también se aplica a videojuegos, aunque aquí González señala que hay diferencias claras con el mundo del cine: "el mundo de los videojuegos es en tiempo real y el mundo de las películas es mucho cálculo y muy intenso para lograr mucho detalle", pero añadía que "ambos están convergiendo". Todo ese trabajo tuvo una recompensa inesperada, nos contaba González en esa charla: la empresa consiguió un Oscar técnico (no asociado a una película, sino en una ceremonia paralela) por esa tecnología.
Emprender es intentar
González comentaba que su filosofía como emprendedores era la de disfrutar con lo que hacían sin pensar si podría o no fracasar. "No tiene sentido pensar negativamente, al final lo que hay que hacer es probar e intentarlo".
Esa filosofía también les sirvió para desarrollar un producto más ligado a sus estudios universitarios. XFlow es un desarrollo englobado en el segmento del CFD (Computational Fluid Dynamics) y que permite trabajar con simulación de fluidos y gases. Como explicaba González, comenzaron con un pequeño prototipo que "ha ido evolucionando de forma muy orgánica". Lo que habían creado en el mundo de la infografía lograron "trasladarlo al mundo de la ingeniería".
En ese punto González destacaba la importancia de poder combinar ambos conceptos y trasladar ventajas de uno a otro. La exactitud y precisión del modelo ingenieril se podía aplicar a RealFlow para lograr simulaciones más realistas, mientras que la capacidad visual de RealFlow se podía trasladar también a XFlow "para captar la atención" de los ingenieros, que aparte de los números tenían una herramienta que les mostraba por ejemplo las turbulencias generadas por las palas de un helicóptero y valorar si cierto modelo de palas era mejor que otro gracias a esa ventaja de la visualización.
Los ingredientes de una empresa
González pasaba a continuación a hablar de los que para él eran los ingredientes de una empresa que puede funcionar. El primero de los conceptos es la imaginación, que para González es "el motor que mueve todo". Es "lo que crea nuevas oportunidades y nuevos negocios, y a menudo surge cuando no estamos trabajando". Para ellos es muy importante.
Otro de los factores de los que hablaba es el impulso: "tenemos que tener ideas pero tenemos que trabajar en ellas". En este punto este emprendedor destacaba lo que ya habíamos oído y leído en numerosas ocasiones: "la idea es importante, pero la ejecución es igual de importante".
La pasión es otro de los factores claros, y el motivo fundamental por el que 16 años después, nos contaba González, siguen haciendo esto. "El dinero vendrá después". Este ingeniero comentaba que durante la crisis precisamente ha pasado que muchas personas han tratado de emprender no con lo que habían estudiado y "no tenían dentro", sino con cosas que les gustaba hacer o incluso les apasionaban.
La constancia es otro de esos ingredientes clave para no llevarse un revés y rendirse enseguida. "No hay que insistir hasta morir del éxito o fracaso", pero sí que los proyectos buenos "necesitan tiempo y maduración". Y también destacaba la relevancia de la ambición -"aspirar a algo muy alto para quedarse como poco en algo alto"- y el saber rodearse, poder tener un equipo de gente muy preparada e inteligente "más que tú", puede ser un componente de ese camino.
González destacaba cómo al analizar las vidas de varios científicos y emprendedores de éxitos se dio cuenta de que muchos tenían cosas en común como por ejemplo, la imaginación, que para él es absolutamente crucial. Para González esa imaginación es algo que últimamente parece ser un bien escaso, algo que hemos perdido. Todo es muy iterativo, incremental y poco imaginativo, pocas empresas proponen ideas realmente revolucionarias.
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