Los verdaderos detectives no necesitan la tecnología más avanzada. Con una gabardina beige, un sombrero característico y una gran lupa lo tienen todo arreglado. Claro que estamos hablando de un don reservado solo a unos elegidos de gran inteligencia y visión, como el Inspector Clouseau en manos de Peter Sellers. El resto de los mortales tenemos que compensar nuestra falta del ingrediente Sellers con los inventos tecnológicos con los que convertirnos en espías.
Cámaras camufladas en relojes, bolígrafos o termos de café. Cámaras tan minúsculas que cuesta encontrarlas. Yo tuve entre mis manos inventos así en el recién celebrado SICUR, Salón Internacional de la Seguridad, y no conseguí adivinar dónde estaba la cámara. Y sobre todo: ¿cómo transmitía esa información grabada al receptor?
Teleespía, ¿dígame? Quería una pizza con cámara
En España tenemos una empresa que se está convirtiendo en la líder de su sector gracias a comercializar la última tecnología para espías. Se llama Espiamos y a través de su página web nos ofrecen las novedades.
"La idea surgió porque entre los fundadores de la empresa", comenta Joaquín Oliva, Asesor de Seguridad en Espiamos, "había profesionales del mundo de la seguridad que detectaron las carencias de los medios que se utilizaban en los operativos; estas surgían por el retraso de las empresas de la competencia.
"Por tanto, se buscó localizar los mejores proveedores internacionales que aportasen la estabilidad y el grado de sofisticación tecnológica que permitiría implementar las últimas herramientas en los operativos tradicionales".
No son la única empresa en España dedicada a este sector aunque ellos tienen claro que son "la empresa española referente desde el punto de vista de los dispositivos más modernos", según Joaquín Oliva. "La mayor parte de los profesionales de seguridad, asociaciones de detectives e incluso directores de seguridad de grandes empresas, cuando conocen nuestra empresa y descubren los productos que nosotros tenemos llegan incluso a sorprenderse de que eso exista".
Desde hace años en España la tecnología de espía en tiendas de a pie tenía un nombre: La tienda del espía. Más de 20 años de historia con su particular museo en Madrid en la tienda de la calle Alcalá 143, un sitio en el que buscar las novedades más curiosas.
Los extranjeros espían mejor que nosotros
¿Cómo llegan estos inventos a la web de Espiamos? "Principalmente con una búsqueda en los mercados internacionales más renombrados" informa Joaquín Oliva. "Ante la necesidad existente de un tipo de tecnología se busca cuáles son las marcas referentes en otros mercados".
"En otros países, como Estados Unidos, Israel, Rusia o Taiwán, existe una larga tradición histórica de empresas dedicadas al mundo de la seguridad asociadas con la alta tecnología. El contacto con este tipo de empresas es lo que facilita que podamos acceder a ella".
Espiamos ha querido abrir camino dentro del mercado nacional: "Hasta ahora no había empresas españolas", según Oliva, "que tuvieran los departamentos internacionales con la visión de salir al extranjero para conseguir acuerdos preferentes con los proveedores. Nuestro grado de diferenciación con la competencia se basa principalmente de huir de los productos tradicionales chinos y nos vamos a productos más sofisticados en otros mercados.
Los expertos y los amateurs quieren espiar
El sector de la seguridad tiene en Espiamos una puerta a las últimas novedades pero no son los únicos clientes. Ellos son su principal consumidor. Hablamos desde "las empresas de los detectives privados o los investigadores hasta muchos jefes de seguridad de grandes empresas que utilizan estas herramientas para implementarlas en sus planes de seguridad corporativa", según Joaquín Oliva.
También ven cómo crecen otro tipo de consumidores: "estudiantes interesados en el mundo de la tecnología", afirma Oliva, "e incluso personas que quieren la tecnología para su entorno cercano o familiar y así asegurarse de que las asistentas del hogar o cuidadores no dañen sus activos. Otros lo usan para la vigilancia de zonas concretas de propiedades privadas, atención de personas dependientes..."
¿Cuál es el producto estrella?
La ficción ha hecho que el factor sorpresa haya desaparecido en relación a los productos de espionaje. Los detectives y los espías ficticios nos han mostrado novedades de fantasía muy por delante de una tecnología real que sí pone los pies en la tierra. Después de quitarse ese condicionante el tamaño, la transmisión en directo y la posibilidad de ser casi invisibles son las características más buscadas.
"Nuestro nuevo producto estrella", dice Joaquín Oliva, "es un módulo de transmisión mediante redes 3G. Es un modelo que se llama GM-GV3. Permite en la palma de la mano, con un tamaño de una cajetilla de tabaco y alojando solo una tarjeta de datos convencional, transmitir a cualquier navegador de Internet hasta 12 cámaras ocultas de forma simultánea".
"De tal manera, que la persona que controla y monitorea la actividad de este transmisor puede ver desde un smartphone, por ejemplo, hasta 12 cámaras a la vez con la ventaja de que el usuario que tiene el transmisor encima y está grabando puede comunicarle su posición GPS simplemente pulsando un botón. Aparte tiene audio y vídeo bidireccional con el puesto de control".
Un potente desarrollo que llevado a la práctica "significa que una persona", comenta Oliva "desde un ordenador podría estar controlando a la vez a 12 personas que están siguiendo a una persona en concreto, ver dónde se encuentran, dar las instrucciones en tiempo real y ver qué es lo que están grabando estas personas mediante unas cámaras ocultas".
Un tamaño enano pero que al final resulta ser una tecnología tremenda. Igual que las personalizaciones en las que está especializado el laboratorio de Espiamos con una cámara de alta definición incluida en botellas de agua, libros, CD... "prácticamente en cualquier aparato o producto convencional", afirma Oliva.
La parte física es muy importante aunque el software no se queda atrás. Sus programas son cada vez más demandados en las altas esferas de las empresas: "Tenemos programas de origen israelí de encriptación de las comunicaciones que permiten encriptar las comunicaciones entre altos directivos mediante dos teléfonos móviles", afirma Oliva. "Tanto el audio como todas las comunicaciones por escrito están encriptadas".
En un nivel más cotidiano el software se aplica en las preocupaciones de los padres: "el software de monotorización de control parental permite incluirlo en el teléfono móvil de los hijos para evitar que sean víctimas de acoso cibernético y tener un control de las actividades que se producen en Internet".
A la hora de facturación los productos estrellas de Espiamos son las cámaras ocultas de alta definición alojadas en dispositivos convencionales (gafas, corbatas, mandos a distancia...). Estas cámaras van asociadas a "grabadores digitales que permiten una serie de funciones como el conteo de fotogramas o la marca de agua que habilitan que sean utilizadas como pruebas jurídicas", según Oliva. "Nuestros dispositivos son de los pocos que permiten ser utilizadas como una prueba jurídica".
Además de las cámaras también triunfa todo lo que que tenga que ver con localizar activos mediante posicionamiento GPS.
El contraespionaje crece en la sombra
Yo espío, tú espías, él espía... ¿y mi abuela? ¿También espía? Llamemos a míster ex director con tirantes para creer en conspiraciones. Al final si entras en el mundo de los espías tu mentalidad acaba por pensar que si tú espías quizá haya otros que también lo estén haciendo contigo. Tranquilo, que también tendrás juguetitos para ello.
"Cuando existe una tecnología de espionaje normalmente en paralelo se desarrolla la contramedida que permite la detección de esas intrusiones" según Joaquín Oliva. Detectores de frecuencias para identificar micrófonos, móviles apagados que transmiten información... la seguridad (y la paranoia) hace que el interés por el contraespionaje también crezca.
"Primero siempre habrá un paso por delante de la tecnología y la forma de invadir", afirma Oliva, "y después puede surgir un paso más tardío de la forma de defenderse". Así que primero estaremos espiados y luego, ya si eso más tarde, daremos con el espía en cuestión, lógico.
En las cámaras de vídeo la dificultad para identificarlas es máxima puesto que son minúsculas. Para ello "se utilizan dispositivos que permiten el rastreo de la lente", según Oliva. "Apagando las luces y con una luz determinada uno puede comprobar que existe una cámara".
Ya os veo a todos por vuestro salón como Catherine Zeta-Jones en la escena de 'La Trampa'. Muy chechis buscando haces de luz casi invisibles.
¿Nos espían?
La pregunta del millón para generar campañas de protesta online, un ciberactivismo de banderitas y tópicos desde el sillón. Lo que nos gusta ser el centro de atención. No tenemos suficiente con nuestra abuela, también el Gobierno tiene puesta su mirada en nosotros, seres muy importantes para la seguridad del Estado. Para luego, al final, ceder gustosamente nuestros datos por todos los canales posibles (Twitter, Foursquare, Facebook y demás familia).
Nuestro smartphone de última generación que queremos más que a nada es el caballo de Troya. "En el momento en que usted tiene un smartphone está dando su posicionamiento a Google continuamente", comenta Joaquín Oliva. "Es evidente que usted es más vulnerable a las intrusiones. El acceso a los medios tecnológicos, por desgracia, nos está volviendo más vulnerables a ser espiados".
Mientras unos propagan a los cuatro vientos todas sus intimidades surge la corriente contraria: "Las personas tienen más necesidades de cubrir su intimidad, de sentirse seguras", según Oliva.
"Cada vez es más frecuente que la gente tenga mayor interés en preservar su intimidad y por tanto existen más elementos, teniendo en cuenta lo valiosa que es la información. A punto de vista particular se puede ver en un proceso de divorcio en el que la información es trascendente desde el punto de vista de la seguridad corporativa, desde el punto de vista de personas que están amenazadas".
La información es el bien a conseguir y nosotros, muchas veces, lo ponemos en bandeja: "les estamos regalando la llave a ese conocimiento de nuestras pautas de comportamiento", según Oliva.
"Les estamos regalando la contraseña de cuáles son nuestros gustos, nuestras localizaciones, aficiones... Con nuestro simple teléfono estamos volcando millones de datos a estas entidades que como único interés tienen recoger la información para generar las tendencias de consumo y tener un control total de lo que van a ser las proyecciones en temas de comportamiento".
Cuando Google compra Waze y se dedica a pagar 1.000 millones de dólares quiere algo más que un posicionamiento GPS. Quiere esa información: "esa es la razón de la compra de la empresa israelí Waze por Google", según Oliva. "Ellos pagaron una barbaridad de dinero y la gente no entiende el porqué. Detrás de esto se encuentra la información sobre los patrones de comportamiento".
¿Un espia legal o ilegal?
Pregunta a un buen espía de ficción si es legal lo que hace que lo mismo se monta una comedia con risas enlatadas solo con su reacción. Un espía legal son dos términos opuestos pero en términos de negocio la cosa cambia y en Espiamos lo tienen claro: "Nuestra empresa jamás vende un producto cuando tiene conocimiento de que va a ser utilizado para un uso fraudulento", afirma Joaquín Oliva. "Por ejemplo, si una persona quiere comprar una tecnología de control parental destinada para colocarlo en el teléfono de los hijos y poder protegerlos nos llama porque quiere implementarlo en el teléfono de su mujer evidentemente no se lo vendemos. Aquí hablaríamos de una acción ilegal".
Al final eres tú y el producto, ellos no son "los culpables de las acciones ilegales que se pueden cometer con sus productos", según Oliva. "Es la legislación, la jurisprudencia, la que va a determinar si ese uso es ilegal o no". Si te compras un lápiz y te lías a sacar ojos por la calle con él la policía no detendrá al dueño de la papelería donde compraste un arma tan afilado.
"Nosotros somos una empresa muy fiel al cumplimiento estricto de la legislación española", según Oliva. "No vendemos ningún producto que sea ilegal venderlo en España o incluso distribuirlo. Como puede ocurrir en otras empresas de la competencia, como es el caso de los inhibidores, donde se está ofreciendo un producto que es ilegal en España".
Esta tecnología también está al servicio de evitar casos como el de la Infanta y la filtración de las imágenes en su declaración por el caso Nóos. La señal que generan los dispositivos que graban y la tecnología que llevan en su interior habría sido descubierta por Espiamos.
"Los dispositivos que graban de forma oculta", comenta Juanjo Oliva, "alojados en un reloj, un bolígrafo o unas gafas, cuando son monitorizados en una máquina de control de rayos X en algunos casos uno podrá darse cuenta en un primer vistazo de que existen circuitos y elementos que no deberían estar en un bolígrafo".
"En otros dispositivos, como un reloj, es más complejo porque puede ser confundido con uno de los mecanismos propios del reloj. Para evitarlo hay que formar a la persona encargada de la seguridad y que así pueda escanear mejor las imágenes que se están transmitiendo o detectar lentes mediante tecnología de rayos de luz".
Claro que para ello hay que saber que esto es posible. Según Oliva: "La mayor parte de la gente que está en el mundo de la seguridad ni siquiera tiene conocimiento de que existen estos productos, por lo cual tampoco tienen conocimiento de las contramedidas necesarias que pueden evitarlos".
Los inhibidores sí son ilegales
Ante la ley la trampa, siempre hay un listo cerca que presume saltársela. Más tarde o más pronto esto tiene su consecuencia. Igual con los inhibidores: "Cualquier alteración de las señales en España es ilegal", según Oliva.
"La inhibición, por definición", continúa Oliva, "es un aparato que sirve para "desactivar" todas las señales existentes en un radio determinado. Esto solo puede estar avalado por la gobernación, que es quien tiene que habilitar, normalmente a los cuerpos del Estado o en algunos casos a Ayuntamientos o a personas amenazadas para poder disponer de un aparato de esta categoría. Por lo normal tiene que estar muy acotado en su uso para unas funciones determinadas como en el área".
Por tanto "vender inhibidores en España es ilegal", concluye Oliva, "de hecho también lo es anunciarlos. En nuestro sector nuestro principal problema es que mucha gente se dedica a importar de forma fraudulenta artículos de dudoso origen y de países con escaso respeto por la legalidad están vendiendo este tipo de productos y hay mucha gente que está teniendo acceso a ellos. Solo por el tema de encenderlos ya se comete un delito".
Los mejores detectives modernizados
El ingrediente Sellers se tiene o no se tiene, como decía al inicio. Ellos son detectives por encima de cualquier tecnología. Detectives de la vieja escuela que con una mirada ya tenían hecho el trabajo. Grandes de los misterios resueltos. ¿Cuál sería la tecnología recomendada para estos cinco artistas? Joaquín Oliva les recomienda algunas novedades:
Inspector Clouseau: algo que tuviese que ver con los disfraces. Quizá unas gafas con cámara oculta o una corbata, que él era fiel a este accesorio.
Colombo: algo relacionado con dejar de fumar sería muy evidente. Le podría ser útil algún dispositivo para escuchar. Por ejemplo una minigrabadora compacta que en muy poco espacio tiene la batería, el micrófono y el disco duro con lo cual evita andar trabajando. Se deja en cualquier cajón y tiene hasta 300 horas de grabación ya que a él no le gustaba mucho trabajar.
Superagente 86: le vendría bien una de nuestras personalizaciones que es un zapato con un dispositivo de seguimiento GPS alojado en el talón. Este permite el control y el monitoreo de esa persona en todo momento. Nadie podría pensar que lo tiene.
Horatio Crane: para él algo más tecnológicamente interesante. Al estar detectando tantas partículas nosotros vendemos con muchas frecuencias detectores de semen para buscar infidelidades. Detecta rastros en sábanas, en cualquier prenda.
- Sherlock Holmes: una cámara de detección de movimientos. Simula ser una estación meteorológica, por aquello de que le gustaba mucho la naturaleza. Él podría aplicarlo en su laboratorio de modo que si alguna persona entra esta se activa y se pondría a grabar.
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