La semana pasada se presentó en escena el primer smartphone basado en Ubuntu: se trata del bq Aquaris E4.5 Ubuntu Edition, un terminal del que ya pudimos ofrecer información detallada hace unos días. Ahora nos centraremos en esa toma de contacto que nos ha permitido evaluar el funcionamiento de Ubuntu en smartphones.
Aunque ya tuvimos un primer encuentro con este sistema operativo en un Nexus 4 hace unos meses, es evidente que los responsables de Canonical han trabajado mucho para pulir una experiencia de usuario que desde luego aún estaba muy verde en aquel entonces. ¿Lo han conseguido? ¿Cómo se comporta Ubuntu en smartphones?
Cuando llegue la 14.04 LTS, Ubuntu gobernará tabletas, teléfonos, televisores y pantallas inteligentes que irán del coche a la cocina de la oficina, y conectará esos dispositivos de forma limpia y transparente al escritorio, el servidor y la nube.
Esa fue la promesa que lanzó Mark Shuttleworth un 31 de octubre de 2011. Pocos habían hablado entonces del smartphone como sustituto del PC, pero parece claro que la ambición de Canonical dejó huella en el resto de la industria. Hoy en día Apple apuesta por soluciones como Continuity y Handoff para que iOS y OS X trabajen más estrechamente, mientras que Microsoft ha adelantado por la derecha a Canonical y tiene ya muy encaminada su propuesta universal con Windows 10. La única aún sin mover ficha es Google, que parece tener suficiente con Android.
¿Mejor tarde que nunca?
Ubuntu llega tarde al mercado. Y no solo por el hecho de que Android o iOS ya están muy rodados o porque tengan una cuota de mercado conjunta de más del 95%. Ubuntu llega tarde porque la promesa de esa plataforma universal y convergente que Mark Shuttleworth proponía se ha retrasado una y otra vez. Ubuntu 14.04 LTS llegó pero no cumplió con esa promesa, pero tampoco lo hizo Ubuntu 14.10. No sólo eso: tampoco lo harán Ubuntu 15.04 o Ubuntu 15.10, y los responsables de Canonical apuntan a que esa convergencia estará disponible a partir de 2016.
Aquella idea original era prodigiosa, casi utópica. La visión de Ubuntu quedó mucho más clara cuando pudimos ver Ubuntu for Android y cómo un smartphone como el Motorola Atrix 2 4G podía transformarse en un pequeño PC de sobremesa y ofrecer la experiencia Ubuntu en el escritorio. Y muchos comenzamos a soñar con ese momento en el que estos pequeños dispositivos podrían convertirse en los perfectos compañeros de viaje.
Ubuntu llega tarde porque la promesa de esa plataforma universal y convergente que Mark Shuttleworth proponía se ha retrasado una y otra vez.
Las cosas parecían aún más promedoras cuando Canonical lanzó el programa de financiación colectiva para sacar al mercado su Ubuntu Edge, un smartphone con unas especificaciones fantásticas para la época y, de nuevo, con la promesa de ofrecer esa propuesta de sistema convergente. Canonical se quedó lejos de su objetivo y canceló el proyecto, pero eso fue posiblemente lo mejor que le pudo pasar a un proyecto que de nuevo parecía adelantarse a su tiempo. Aquellos terminales habrían aparecido -teóricamente- en mayo de 2014, y aun habiéndo cumplido en el apartado hardware, lo que está claro es que el software entonces no estaba preparado. La pregunta es, claro, si lo está ahora.
Casi todo es distinto en Ubuntu for phones
La experiencia de usuario en Ubuntu es distinta, y lo es desde el primer momento. No entraré de momento en si además de ser distinta es mejor o peor que otras -dejaré las conclusiones para ese apartado-, pero sí es evidente que el manejo de Ubuntu tiene asociada una curva de aprendizaje que es más pronunciada de lo normal.
Y lo es porque en Canonical han querido diferenciarse del paradigma tradicional del resto de plataformas. Todas ellas ofrecen distintos escritorios plagados de iconos e incluso widgets que podemos organizar a nuestro antojo y que centran la experiencia de usuario en las aplicaciones. El concepto es una adaptación casi natural del escritorio de un PC o portátil, pero llevado a estas pequeñas pantallas de forma razonable. O al menos, eso es lo que nos parece: normal, puesto que desde que el primer iPhone apostara por el control táctil y esa interfaz, todas las propuestas le han seguido los pasos. Nos hemos acostumbrado a esa experiencia móvil.
Una experiencia que tiene poco que ver en Ubuntu, donde el pilar fundamental de la experiencia de usuario son los Scopes (un término que no han traducido al español). Estos escritorios virtuales -difícil tratar de darles una denominación correcta- son muy distintos a los que nos presentan otras plataformas, ya que mientras que el resto basa como decíamos su funcionamiento en aplicaciones, en Ubuntu la experiencia se basa en los contenidos y la información que llega a nuestro terminal. La idea es tenerla disponible de forma más directa y transparente, y los Scopes actúan como agregadores de contenidos e información a los que poder acceder sin necesidad de lanzar aplicaciones específicas.
Cuando uno enciende el terminal con Ubuntu se encuentra en primera instancia con una pantalla de bloqueo ya muy asociada a este desarrollo: los tonos morados contrastan con ese círculo de eventos y notificaciones que nos muestra cuántas llamadas o mensajes hemos recibido o cuántas fotos hemos hecho hoy. Esas notificaciones -pasamos de unas a otras dando dos toquecitos dentro del círculo-- no permiten interacción sobre ellas, son meramente informativas, y lo natural es que pasemos a desbloquear esa pantalla deslizando el dedo hacia un lado.
La experiencia de otras plataformas tradicionales tiene poco que ver con la que ofrece Ubuntu, donde el pilar fundamental de la experiencia de usuario son los Scopes
Antes de eso, no obstante, Canonical da opciones interesantes: desde la pantalla de bloqueo podremos acceder al lanzador de aplicaciones -del que hablaremos más adelante- e incluso al área de indicadores de acceso rápido de la parte superior. Eso permite trabajar con el teléfono de forma cómoda incluso desde la pantalla de bloqueo, pero lógicamente la mayoría de usuarios preferirán vetar el acceso a esas opciones desde los ajustes del sistema, ya que si están activadas esas opciones dan acceso a básicamente todas las prestaciones de Ubuntu excepto a los Scopes.
Una vez desbloqueamos el terminal nos encontramos con los citados Scopes, el primero de los cuales es NearBy (también sin traducción a nuestro idioma). En este primer escritorio se aglutina información que necesita de nuestra ubicación -en mi caso eso ya supone un problema, y lo será para otros preocupados por su privacidad- y que permite por ejemplo consultar hoteles o restaurantes cercanos.
A partir de ahí encontramos otros Scopes disponibles de serie como el de las Noticias, Música, Fotos, Vídeos, Hoy, o el que probablemente sea más importante de cara al futuro: el Scope de Aplicaciones. En cada uno de ellos encontramos fuentes predefinidas por Canonical (en Noticias la primera referencia destacada es El País, por ejemplo) que podremos configurar para que aparezcan o no según nuestras preferencias.
Aun cuando en Canonical han tratado de ofrecer un conjunto de fuentes de contenidos interesantes, hay muchas ausencias notables en diversos Scopes. Afortunadamente para los usuarios es probable que muchas de esas ausencias se puedan resolver a través de las web APIs que varios servicios proporcionan -es el caso de Spotify, por ejemplo- lo que permitirá integrar esos contenidos en los Scopes o, cómo no, crear Scopes específicos para esos servicios.
No confundir Scopes con aplicaciones
El planteamiento de Canonical a la hora de basar la experiencia de usuario en Scopes y no en aplicaciones es muy interesante, ya que aparentemente resuelve de un plumazo la crítica natural que le haríamos a una plataforma recién llegada: que el catálogo de aplicaciones va a estar muy lejos de lo que nos pueden proporcionar otras alternativas.
Eso no es menos cierto para una Ubuntu cuya oferta de aplicaciones es muy limitada, pero esa desventaja se compensa al menos en parte con la promesa de los Scopes. Estos agregadores de contenido permiten a los desarrolladores crear esos escritorios en los que aglutinar información de estos servicios y además hacerlo en poquísimo tiempo. Cristian Parrino, uno de los máximos responsables de la división de móviles de Canonical, indicaba que "los Scopes pueden ser desarrolaldos por una fracción del coste de una aplicación tradicional, y tienen la ventaja de estar integrados en la experiencia básica del teléfono".
Nosotros mismos pudimos comprobar esa solución parcial al problema tras comprobar el funcionamiento del Scope de Xataka, que instalamos en el terminal y que probamos a utilizar durante unos minutos. El Scope funcionaba básicamente como un lector RSS para el feed de Xataka: da acceso al extracto de la noticia, y al final aparece un "Leer más" que lleva a que el navegador abra esa noticia y la despliegue en toda su extensión. La idea funciona, y como apuntaba Parrino, "estamos proporcionando una experiencia en la que el contenido y los servicios llegan directamente a la pantalla en una forma no fragmentada. Esto hace que la experiencia de usuario sea mucho más rica y rápida".
Eso es cierto, pero solo en parte. Las APIs que proporcionan esos servicios de los que "tiran" los Scopes no suelen dar acceso a todas las prestaciones que ofrecen las aplicaciones nativas, y la interacción con los Scopes es muy básica. Podremos elegir el contenido y mostrarlo o reproducirlo, pero no es posible ir mucho más allá. Los Scopes están orientados a ser el centro de una experiencia pasiva en la que el usuario sólo quiere recibir información.
Esa filosofía es perfectamente válida para estos componentes básicos de la experiencia de usuario, sobre todo si tenemos en cuenta que la mayoría de usuarios que utilizan un móvil centran su uso del mismo en el consumo de contenidos. Sin embargo éste se suele realizar desde aplicaciones que a su vez facilitan la interacción con esos contenidos. Dan pie a compartirlos e incluso a crearlos.
Las facilidades que ofrecen los Scopes pueden ser la clave para que Canonical acabe atrayendo a todo tipo de proveedores de contenido para que puedan reforzar esa experiencia, pero es mucho más probable que sean desarrolladores independientes los que acaben creando esos Scopes aprovechando las web APIs públicas de esos servicios. Aquí es donde la comunidad de Ubuntu debería dar el do de pecho y tratar de impulsar el uso de esta plataforma apostando tanto por aplicaciones web o nativas como por la creación de Scopes atractivos.
El catálogo software: por algo hay que empezar
Aquí es donde también hay que recordar que no solo de Scopes vive Ubuntu para smartphones. La plataforma de Canonical soporta tanto aplicaciones web en las que HTML5 será ingrediente clave como aplicaciones nativas que tendrán al lenguaje QML como su base.
Canonical lanzó el SDK para Ubuntu Touch en julio de 2013, y resulta bastante decepcionante que este conjunto de herramientas y de documentación (quizás algo escasa) no haya sido apenas aprovechado por los desarrolladores hasta ahora. Eso se demuestra en un catálogo software al que podemos acceder desde el Scope de Aplicaciones y que está disponible desde la Tienda Ubuntu.
En esta tienda se ofrecen diversas herramientas y juegos que además pueden ser categorizados con un menú desplegable de la parte superior. La tienda muestra algunas aplicaciones destacadas, pero por ejemplo no identifica si las aplicaciones a instalar son aplicaciones web o nativas, una información que al usuario de a pie puede no importarle mucho pero que sí suele redundar en la calidad de estas herramientas.
De hecho, varias de las soluciones ofrecidas de forma nativa -Facebook, Gmail, HERE Maps- son aplicaciones web que simplemente presentan la interfaz web móvil de esos servicios sin más. La experiencia no está optimizada para la plataforma de Canonical, y ni la interfaz es consistente con la que Canonical propone para aplicaciones nativas ni las prestaciones o la fluidez son las mismas que las que ofrecen habitualmente las aplicaciones nativas.
Algunas aplicaciones muy conocidas estarán en versión webapp. Otras, claro está, simplemente ni estarán. Es el caso de una de las aplicaciones imprescindibles para gran parte del público español: WhatsApp
En la mayoría de los casos citados es probable que nunca veamos clientes oficiales de esos servicios -ojalá que sí, significará que Ubuntu ha triunfado-, por lo que los usuarios de otras plataformas deberán asumir que la interacción con servicios de las grandes de Internet se realizarán muchas veces a través de sus webs móviles.
Otras, claro está, simplemente ni estarán. Es el caso de una de las aplicaciones imprescindibles para gran parte del público español: WhatsApp. Este cliente de mensajería instantánea no está disponible para Ubuntu y yo tampoco parece factible que lo esté a corto o medio plazo. El cliente web que WhatsApp anunció recientemente no sirve de nada en este caso ya que está asociado al teléfono móvil en el que sí tengamos instalada la aplicación móvil. Afortunadamente hay alternativas como Telegram que están disponibles en Ubuntu (nada de cliente específico, repetimos: volvemos a la aplicación web en este caso contamos con cliente nativo, bravo) y que nos permitirán comunicarnos con contactos que también usen este cliente, y a buen seguro irán apareciendo más y más aplicaciones (nativas o web) que aporten valor a este y otros apartados.
La realidad, no obstante, es que el catálogo actual de Ubuntu for Phones es pobre tanto en cantidad como en calidad. De las aplicaciones o juegos disponibles encontramos pocos relevantes -juegos como Cut The Rope eran una de las excepciones- aunque afortunadamente las aplicaciones web de esos grandes servicios alivian un poco esos duros comienzos por los que tiene que pasar cualquier nueva plataforma software. Ahora son los desarrolladores los que tienen que cambiar esa situación y darle a los usuarios esas razones para migrar de plataforma móvil y quedarse con Ubuntu.
En esa oferta de aplicaciones merecen no obstante mención especial las que llegan preinstaladas en el sistema operativo, y que permitirán un uso "normal" de las principales funciones que presta un smartphone. Tendremos un navegador web nativo, un reproductor de música, un reproductor multimedia, una calculadora, la aplicación de cámara, la galería de imágenes, un gestor de contactos, y por supuesto la aplicación que permite realizar llamadas o enviar mensajes cortos.
Mención especial, eso sí, para una aplicación que permite vislumbrar esa potencia que encierra Ubuntu en teléfonos: la terminal o consola de comandos que está disponible en la tienda Ubuntu -no está instalada por defecto- es una aplicación nativa con una calidad notable y en la cual se nota un trabajo de mejora muy relevante con respecto a lo que habíamos visto en julio. En la nueva terminal encontramos accesos directos a teclas clave en la interacción con la consola como el tabulador o las flechas arriba y abajo para navegar por el historial de comandos.
Esa terminal de comandos permite operar con ella como si nos encontrásemos ante una consola pura en un PC o portátil, y a pesar de que el móvil no facilita este tipo de interacción las ayudas en la interfaz de la aplicación potencian el uso y lo hacen sorprendentemente cómodo. Toda una gozada poder conectarse a servidores remotos vía SSH para administrarlos, instalar nuevas aplicaciones (o actualizarlas, o eliminarlas) aprovechando la magia del apt-get o abrir un editor de texto básico como nano o vi para ajustar cualquiera de los muchos scripts y ficheros de configuración típicos que están disponibles en las distribuciones Linux. Mágico.
Una experiencia sin botones
Otra de las peculiaridades de este sistema operativo es que tendremos que olvidarnos de la presencia del botón de inicio o de los botones "Atrás" y "Menú" -o sus evoluciones- que sí utilizan otras plataformas móviles. En Ubuntu for Phones la experiencia se controla con gestos en todo momento, y los bordes de la pantalla son precisamente uno de los elementos que más intervienen en esa interacción.
Como puede apreciarse en el vídeo, deslizar el dedo a mayor o menor velocidad y desde dentro o desde fuera de la pantalla tiene diversos resultados. Las opciones de cada aplicación (y de los Scopes en general) aparecen al deslizar desde fuera del teléfono y de abajo a arriba el dedo, mientras que el lanzador de aplicaciones se mostrará cuando lo "arrastremos" desde la izquierda de la pantalla hacia el interior.
Ese lanzador de aplicaciones es una de las piezas básicas de la interacción con el terminal. Al no disponer de un botón Home (os aseguramos que tardaréis un rato en no tratar de tocar ese inexistente acceso en este dispositivo) la acción más rápida para volver a algo que podríamos llamar "pantalla de inicio" (el primer Scope, que siempre podremos elegir de entre los disponibles) es la de mostrar el lanzador y pulsar sobre el icono de Ubuntu, que es el situado en la parte baja del lanzador.
Curiosamente uno de los apartados de ese menú son las notificaciones, que pierden cierto protagonismo y se integran como una opción más de ese área por el que podremos desplazarnos con los citados gestos
En ese componente que está heredado directamente de las distribuciones Ubuntu de escritorio aparecen aplicaciones "ancladas" y aplicaciones abiertas. Podremos personalizar el contenido del lanzador para quitar y poner aplicaciones web o nativas a las que queramos tener acceso rápido, y el funcionamiento de este apartado es de nuevo adecuado y muy natural. No se hereda no obstante la búsqueda universal en el Dash que sí tenemos disponible en Ubuntu en escritorio, pero sí podremos realizar búsquedas independientes en cada uno de los Scopes.
Si desplazamos el dedo desde el borde derecho de la pantalla hacia el interior, a la izquierda, mostraremos el gestor de tareas de Ubuntu, que muestra las aplicaciones abiertas en una vista 3D. El efecto visual es atractivo, pero su usabilidad no tiene en mi opinión nada que ver con la de los métodos utilizados en iOS o Android, más eficientes y rápidos.
En la parte superior está el área de parámetros del terminal por los que será posible navegar deslizando el dedo de arriba hacia abajo, pero sin soltarlo: si lo mantenemos a mitad de pantalla podremos desplazarnos por cada una de las secciones de las configuraciones disponibles de forma rápida. Si desplazamos la pantalla del todo o soltamos el dedo en ese gesto podremos seguir controlando esas preferencias sin problemas, pero la interacción rápida se realiza de ese modo ligeramente distinto. En las preferencias están las que podríamos esperar en cuanto a brillo, conectividad (desde aquí veremos el estado de las dos tarjetas MicroSIM que podemos utilizar en el terminal), ubicación, batería, etc. Curiosamente uno de los apartados de ese menú son las notificaciones, que pierden cierto protagonismo y se integran como una opción más de ese área por el que podremos desplazarnos con los citados gestos.
La convergencia como gran ausente
Personalmente no puedo dejar de mencionar la que para mi es la gran decepción de este primer smartphone basado en Ubuntu: de momento, nada de esa convergencia con la que el Sr. Shuttleworth nos dejó salivando -sobre todo a quienes somos o hemos sido linuxeros durante años- hace unos años.
Así es: aun cuando la experiencia visual es similar a la que ofrece la experiencia Ubuntu en un PC de sobremesa o un portátil, las similitudes por el momento acaban ahí. Los responsables de Canonical ya nos advirtieron en el pasado MWC que la idea era ir pasito a pasito, y de hecho la tienda de aplicaciones de Ubuntu en móviles no tiene de momento nada que ver con la existente en Ubuntu para el escritorio, son dos entidades separadas.
Canonical sigue trabajando en ello, desde luego, y ya hemos visto algunas aproximaciones muy básicas al problema. Ubuntu Next es una versión que "juega" con ese concepto de una interfaz y unas aplicaciones que se adaptan al escritorio de un PC o al de un móvil según nos encontremos en uno u otro, pero por el momento el concepto sigue aún en un estado de maduración plena en el que además hay dificultades técnicas: Unity 8 y Mir, dos de las bases absolutas del funcionamiento de la interfaz gráfica de Ubuntu, no estarán funcionando de forma nativa y unificada en Ubuntu para escritorio y Ubuntu para smartphones hasta 2016. Quizás sea entonces cuando Canonical pueda demostrar de una vez por todas lo relevante de esta ambiciosa apuesta que estos días solo está dando sus primeros pasos.
¿Para quién es Ubuntu en smartphones a día de hoy?
Uno no puede dejar de pensar en los inicios de, por ejemplo, Android, y de cómo esta plataforma de Google también demostraba estar muy verde cuando apareció por primera vez en el mercado. A Ubuntu for Phones (o Ubuntu Touch, o Ubuntu a secas, uno no logra aclararse con el nombre) le pasa exactamente lo mismo: en su estado actual es usable, pero sigue estando lejos, muy lejos, de la madurez de plataformas que lógicamente llevan ya mucho tiempo batallando con los problemas a los que ahora se enfrenta Canonical.
Eso hace que uno encuentre defectos e inconsistencias claras. Personalmente creo que las líneas de diseño básicas de Ubuntu -descritas con algo de brevedad aquí- son insuficientes y pobres. El atractivo visual de los Scopes a día de hoy es muy discutible, y creo que queda mucho terreno por recorrer en temas como la presentación de imágenes o las tipografías, cuyos tamaños "bailan" según el Scope y el contenido haciendo que la interfaz se vuelva algo incoherente a nivel visual.
También ocurre con ideas conceptuales del sistema operativo como el de relegar las notificaciones a un segundo plano -cuando en otras plataformas son absolutamente esenciales- o el de un Scope tan importante como el de las Aplicaciones y que debería ser mucho más potente en su presencia y diseño, además por supuesto de en su oferta.
Y sin embargo, Ubuntu apunta maneras. El ingenio que Canonical ha mostrado desviando la atención hacia los Scopes demuestra valentía y capacidad de innovación, aunque eso no asegura que los usuarios prefieran una experiencia centrada en contenidos a la que actualmente utilizan a diario, basada en las aplicaciones. La idea es singular: uno no tiene que meterse en Twitter o Facebook (o Xataka) para ver las últimas novedades allí: lo tiene todo al alcance de un Scope.
¿Por qué elegiría alguien Ubuntu frente a Android, iOS, Windows Phone o BlackBerry? Hoy por hoy me es difícil dar argumentos que justifiquen esa decisión. Puede que sea tan solo una elección sentimental.
El problema es que esos Scopes tienen también limitaciones y pueden no estar en primera posición o requerir demasiados gestos para lograr acceder a esos contenidos. En un móvil iOS o Android uno suele tener un escritorio y un dock con las 10 o 12 aplicaciones más frecuentes y difícilmente saldrá de ellas. Que Ubuntu logre convencer de que su filosofía es mejor o más potente no solo depende de ellos -y aquí la experiencia debe mejorar mucho a nivel visual, insisto-: depende de los desarrolladores.
Lo dije entonces y lo digo ahora: este es el momento en el que la comunidad de Ubuntu y la comunidad linuxera -los detractores de Ubuntu dentro del mundillo Linux son numerosos, pero no mayoría- deben demostrar que son capaces de aportar y de levantar una plataforma que ahora empieza su andadura.
Hoy por hoy dudo que recomendase Ubuntu a mi madre o a un amigo sin ciertos conocimientos sobre cómo funciona Ubuntu en el escritorio: la experiencia de usuario es tan distinta que probablemente asuste de primeras. Eso no quita para que sea efectiva. Por el momento, desde luego, menos que la de sus rivales: en varios casos hay más clics (o toques táctiles) implicados en cada tarea, y la ausencia de esas aplicaciones nativas que tanto llaman la atención en otras plataformas es un problema que sin duda compromete la experiencia global del usuario.
¿Por qué elegiría alguien Ubuntu frente a Android, iOS, Windows Phone o BlackBerry? Hoy por hoy me es difícil dar argumentos que justifiquen esa decisión. Puede que sea tan solo una elección sentimental: muchos tenemos ganas de que Ubuntu demuestre lo que Shuttleworth prometió hace tres años. Hoy el estado de Ubuntu es decente en términos generales, pero no es comparable a la del resto de (grandes) alternativas del mercado. No solo están las limitaciones del software, sino que a ellas se les suma el hecho de que solo hay un terminal con Ubuntu disponible en el mercado -Meizu prepara otro que conoceremos en el MWC- y es un dispositivo mediocre en su propuesta.
Puede que ese sea el estado de Ubuntu hoy, pero esta no es una apuesta a corto plazo. Las decepciones (catálogo software, convergencia) e inconsistencias (interfaz, usabilidad) se quedan atrás cuando uno tiene algo muy claro: que tu próximo PC podría ser tu smartphone.
Y ese smartphone podría estar gobernado por Ubuntu. Qué ganas de que llegue 2016.
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