Fitbit no está haciéndolo bien solo en el campo de la cuantificación en la empresa. Con más del 60% de cuota de mercado en EEUU, sus modelos de 2015 eran básicos para poner de nuevo el foco en la compañía, que ha visto como en apenas un par de años, los cuantificadores que apenas tenían ellos, Jawbone y Nike, se han multiplicado , incluyendo además la amenaza de los smartwatchs y los propios smartphones.
Estas últimas semanas hemos estado probando en Xataka su modelo más completo hasta ahora en el mercado, el Fitbit Charge HR, un cuantificador que no ha tenido problemas para demostrar ser el más completo del mercado con diferencia, aupado a dicho peldaño en nuestra review gracias a su medición continua del pulso.
Un diseño con (casi) ninguna fisura
Tanto Sony como Fitbit pueden presumir, y llevo unas cuantas pulseras probadas en mi historial, de tener los modelos más cómodos para esto de la cuantificación. No se trata de un bonito diseño sino de que su uso sea inapreciable para el usuario.
La Fitbit Charge HR, dado que es en realidad una Charge potenciada, nos ha ofrecido las mismas ventajas: muy cómoda, ligera, discreta y encima, con el añadido de que la correa ve reforzado su cierre como en los relojes clásicos. La solución está tan bien implementada que debería ser obligatoria para el resto de pulseras con cierre más sencillo.
La nueva correa de la Fitbit Charge HR no hace sino mejorar un diseño en el que prima lo importante: que no notemos que llevamos nada
En ese aspecto los detalles se han cuidado al máximo y hasta se incluye un tope en la banda que fija el sobrante de la correa para que no acabemos perdiéndolo.
La pantalla de la Fitbit Charge sigue siendo bien visible en interiores, un poco menos en exteriores, y no está siempre encendida. Para conocer la hora o navegar por las pantallas que nos dan información hay que, o bien pulsar el botón del lateral izquierdo, o bien dar toques a la pantalla. Esta segunda opción es más bien una pesadilla, y en vez de ligeros toques hay que golpear con mucha energía.
En esa pantalla es donde se recibirán, como vimos con la Charge, las notificaciones, que se han limitado a las llamadas entrantes. Si así lo tenemos configurado, cuando nos llamen al smartphone sincronizado, la pulsera vibrará y saldrá el número de teléfono o nombre del contacto que nos llama. Es el único guió que la Charge HR hace al mundo smartwatch y que se haya quedado solo en eso nos parece un acierto porque está bien implementado.
La Charge HR solo coge de los smartwatchs el aviso de llamada entrante y que sea así nos parece un acierto
Del diseño de la Fitbit Charge HR solo nos ha defraudado que no sea sumergible. No habrá problema para ducharnos con ella pues aguanta hasta una atmósfera, pero no es recomendable por ejemplo hacer natación.
Medición del pulso continuo: lo que marca realmente diferencias
Para encontrar diferencias entre la Charge y la Charge HR solo hay que darle la vuelta a la pulsera. Ahí está el cierre de la nueva correa del que ya te hemos hablado, y por supuesto el lector de nuestro pulso cardíaco. Y ojo porque no estamos hablando de una solución como la mayoría de las conocidas hasta ahora que medían las pulsaciones cuando se lo pedíamos: en esta Charge HR la medición es continua (se puede desactivar fácilmente desde la aplicación).
Los responsables de esta medición continua son dos LEDs que parpadean continuamente y que detectan la circulación de sangre por la zona de la muñeca donde llevamos colocada la Charge HR. Fitbit da una serie de recomendaciones para mejorar la lectura del pulso, como no llevar muy apretada la pulsera, o mantenerla al menos un dedo por encima de la muñeca.
Antes de comenzar la prueba, y por experiencias previas con otros medidores del pulso basados en LEDs, teníamos bastantes dudas sobre cómo iba a resultar. Pero pronto salimos de dudas.
Nota del autor: el parpadeo de las luces LED de la Charge HR es bastante intenso y en completa oscuridad, si llevamos la pulsera separada mucho de la piel, puede resultar molesta. Lo es seguro cuando nos la quitamos, pues las luces siguen parpadeando. Lo mejor para esto es dejar la medición del pulso en automático. Así, cuando no la llevemos puesta, las luces no se activarán, ahorrando además batería
Tanto en reposo como haciendo ejercicio la precisión de las mediciones debo deciros que ha sido totalmente adecuada. En reposo comparamos con un tensiómetro de brazo y nos daba exactamente las mismas pulsaciones. Cuando probamos la Fitbit Charge HR de forma más activa, también los datos que nos proporcionaba eran acordes con una cinta del pecho con la que comparábamos. Impecable pues el trabajo de Fitbit con su tecnología propietaria PurePulse.
La fiabilidad de la medición de las pulsaciones en la muñeca de la Charge HR nos ha dejado muy gratamente sorprendidos y es precisa como la de una cinta de pecho
Es cierto que cuando corremos o hacemos actividades que implican un movimiento continuo de los brazos la medición continua es más complicada de hacer y se pierde la lectura durante algunos segundos, pero basta con seguir algunos consejos como no llevar muy apretada la pulsera para que todo funcione como debe.
En el caso de carreras intensas, a mi me ha servido añadir un reloj y otro elemento entre la muñeca y la Fitbit Charge. De esta manera, nos aseguramos siempre los 2-3 dedos de margen que conviene tener entre la HR y la muñeca. Con esta precaución no hemos tenido apenas fallos en la medición de las pulsaciones incluso por encima de los 160 lpm (latidos por minuto).
¿Y para qué sirve esta medición de nuestras pulsaciones? Pues básicamente para dos cosas bastante importantes.
En primer lugar para ofrecer resultados más exactos sobre las calorías que quemamos tanto en el día a día, como al hacer ejercicio. Sin las pulsaciones, ese gasto suele ser estimado y no tiene tanto en cuenta la intensidad del ejercicio. Con el dato de las pulsaciones ganamos mucha fiabilidad en esa cifra clave en nuestra cuantificación.
Pero donde la Fitbit Charge hace realmente una aportación importante dentro de las pulseras de cuantificación es en el acercamiento que realiza a los deportistas que no conciben las actividades sin el dato de sus pulsaciones. La comodidad de uso, la autonomía (de la que hablaremos más adelante) o incluso el precio son puntos a favor de su elección en vez de un reloj deportivo (más cinta de pecho en muchos casos).
Es cierto que no incluye GPS como los relojes deportivos, pero la Surge de la propia Fitbit sí que lo hará. Así que con esta Charge HR es factible que deportistas amateurs que necesitan la medición de pulsaciones durante sus actividades (y que en la Charge HR podemos ver en la pantalla), puedan pasarse a una solución de cuantificación como esta y se olviden de cintas de pecho o relojes más completos y caros (insisto, si no precisan del GPS para el seguimiento exacto de la ruta)
La gestión de los datos de pulsaciones y su relación con el ejercicio la tenemos en la propia aplicación, que nos marca el tiempo que hemos pasado (tanto en el día a día como en las actividades) en las tres zonas: quema de grasas, cardio o pico. Dónde están esas zonas según cada usuario las calcula en base a nuestra edad, por lo que es importante que la tengamos bien marcada en nuestro perfil de Fitbit.
La aplicación se ha renovado ligeramente para dar cabida al aspecto más deportivo de la cuantificación, incluyendo incluso registro de actividades y acompañamiento durante el ejercicio, en el cual podemos activar el GPS para dejar constancia de la ruta seguida, gestionar la música e incluir avisos por voz de los parámetros que queramos conocer durante el ejercicio.
¿Y afecta negativamente en la batería la medición continua del pulso? Lógicamente algo. No te mentiré y diré que podemos estar más de una semana con la Fitbit Charge HR sin recargar, como pasaba con la Charge normal, pero sí que hemos conseguido, tras tres semanas de uso continuo, una media de entre 5 y 6 días de uso sin tener que recargarla. Ese dato nos parece muy bueno teniendo en cuenta que siempre hemos tenido activa la medición automática del pulso.
La mala noticia es que el conector USB que usa es propietario, por lo que hay que llevar cuidado de no perderlo y si nos vamos de viaje muchos días, echarlo en la maleta bien localizado. La carga de a pulsera apenas lleva tiempo: poco más de una hora es lo que nos ha tardado a nosotros desde una conexión de red.
Con los datos del pulso, esperábamos más del sueño
Tras conseguir que para cuantificar nuestro sueño no hiciera falta darle a ningún botón, las pulseras de Fitbit se pusieron en el - pequeño - pelotón de cabeza en ese apartado de la medición de nuestra actividad diaria. La pulsera Charge, como os contamos cuando la analizamos, detecta cuando nos acostamos y cuando nos levantamos sin que tengamos que indicarle nada.
La precisión con la que es capaz la Fitbit Charge de detectar ese paso del día a la noche si nos referimos a dormir, es realmente fiable. Sobre el papel, la medición continua de las pulsaciones que incluye como novedad la Charge HR afinaría esa detección, pero en la realidad no hemos apreciado diferencia relevante, aunque claro, eso dependerá de cómo duerme cada uno.
Es una cuestión de algoritmo pero echamos de menos poder sacar más partido a la medición de pulsaciones cuando se trata de analizar nuestro sueño
Pero no es igualmente de completa la fotografía de nuestro sueño que hace la aplicación de Fitbit. Mientras otras pulseras nos diferencian el sueño ligero del profundo, lo que en mi caso, cuando usé la Jawbone, me permitió optimizar el sueño en base a esos valores y datos recopilados durante semanas, Fitbit solamente marca el momento en que nos acostamos, el que nos despertamos, y en medio, zonas donde hemos estado más inquieto o despiertos. En ese caso divide la noche en varios turnos.
Mi esperanza era que, de la mano de la información muy valiosa que tiene ahora Fitbit con nuestras pulsaciones, se pudieran sacar más conclusiones relativas a nuestro descanso. Pero no ha sido así. Para que eso ocurra tendrá que pasar todavía un tiempo. Desde Fitbit ya nos adelantaron que la mejora no depende del hardware sino de los algoritmos con los que trabajan en la compañía.
La opinión de Xataka
Con la prueba que hemos realizado a la nueva Charge HR de Fitbit, me queda claro que, al menos a nivel técnico, esta pulsera ha alcanzado un sobresaliente en el apartado técnico. Le quedan pequeños detalles como el ser sumergible, pero por lo demás, no echamos de menos casi nada si nos tenemos que referir a lo que debe integrar una pulsera cuantificadora hoy en día. Ya no estamos hablando solo de una pulsera que mide nuestra actividad diaria, sino que es una perfecta acompañante en caso de que hagamos regularmente ejercicio.
Las mejoras que todavía tiene por delante son, curiosamente, independientes del apartado puramente técnico, y tienen que ver básicamente con los algoritmos y trabajo de software. Lo que más nos ha faltado en nuestra experiencia es sacar más valor a la medición del sueño, y para ellos, creemos que el dato de las pulsaciones es clave. Poco más se le puede pedir a una Fitbit Charhe HR que tiene un coste de 150 euros (un poco menos en Amazon)
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