Septiembre siempre es el mes de Apple, y este año no ha sido menos. Los chicos de Cupertino salieron a escena para mostrar los dispositivos con los que quieren competir en el rango de precios más premium del sector de los smartphones, y así, tras hora y media de presentación, conocimos los iPhone 11, iPhone 11 Pro y iPhone 11 Pro Max, tres móviles que parten de los 809 euros para el más barato hasta los 1.659 euros para el más caro.
El que hoy nos ocupa podríamos decir que es el intermedio, el iPhone 11 Pro, un terminal que viene a configurarse como uno de los mejores móviles hasta la fecha y que ya ha pasado por nuestro taller para ser analizado en profundidad. Ahora, he pasado un mes usándolo como mi teléfono personal para ver si realmente el iPhone 11 Pro hace honor a su apellido. Esta ha sido mi experiencia.
Notch y módulo, un combo peculiar
Como siempre, empezamos hablando por el diseño y voy a ser directo: el iPhone 11 Pro tiene el tamaño perfecto. Es lo suficientemente pequeño para poder usarlo con una sola mano y lo suficientemente grande para meter una buena pantalla que se disfruta en cualquier situación. Es un móvil compacto, de los que ya no quedan, y se agradece en el día a día.
Ahora bien, esa compactación no se traduce en un móvil ni ligero ni delgado. Es algo más grueso que el iPhone XS y pesa 188 gramos, que no es precisamente poco. Por ponerlo en contexto, el iPhone X original pesaba 174 gramos y tenía un grosor de 7,7 milímetros. A título personal, la sensación que me transmite en el día a día es de robustez, algo a lo que ayuda la trasera mate que, para bien o para mal, sigue siendo de cristal, ergo frágil, aunque al menos las huellas no se quedan demasiado marcadas.
Y ahora que hablamos de la trasera, hablemos del módulo de las cámaras. En pocas palabras, o lo odias o lo amas. A mí no me disgusta y, francamente, se ve mejor en persona que en fotos. En las imágenes de prensa y renders se veía mucho más exagerado, pero cuando lo ves con tus propios ojos lo cierto es que no es tan feo. El modelo que yo he estado usando es el de color negro (el mundo quedó dividido entre los que lo querían negro y los que lo querían verde) y, como viene siendo costumbre en Apple, transmite esa sensación de dispositivo premium no, lo siguiente.
Y hasta aquí los cambios, porque la parte delantera podría ser perfectamente la del iPhone XS. Apple sigue apostando por el notch y por las pantallas OLED, y no es que haya habido un trabajo espectacular para reducir el tamaño de la ceja, sino que es igual de grande que en modelos anteriores.
Aquí ya depende del TOC y de las manías de cada uno. Puede que en el iPhone X el notch fuese llamativo, pero llevamos tres años viendo el mismo notch y yo, al menos, me he acostumbrado. Sabes que está ahí y que cuando amplías un video de YouTube la ceja se come parte de la pantalla, pero no es dramático y aprendes a ignorarlo. Como dije en el mes de uso del Galaxy Note 10+ refiriéndome al agujero en la pantalla, no es bonito, no es estético, pero no molesta.
En cuanto a la pantalla, poco se puede decir. Si la del iPhone XS era espectacular, en el iPhone 11 Pro no iba a ser de otra manera. Tenemos un panel OLED Super Retina XDR de 5,8 pulgadas con resolución FullHD+ y una densidad de 458 píxeles por pulgada, y es excelente en términos de brillo, calidad, colores y sensibilidad táctil. Ahora bien, Apple podría haber intentado deshacerse de los marcos laterales para conseguir una experiencia más inmersiva si cabe, pero no, la pantalla sigue sin llegar a los extremos del dispositivo. Sea como fuere, la pantalla está muy bien y no ha dado problemas de ningún tipo.
Un punto a destacar es que Apple ha dado la estocada final a 3D Touch para sustituirlo por Haptic Touch, más conocido como "dejar pulsado". ¿Se nota en el día a día? No demasiado, aunque es algo más lento y si vienes de un iPhone 8 Plus (como era mi caso) puede echarse de menos durante los primeros días. El funcionamiento es exactamente el mismo, solo que hay que dejar pulsado en lugar de apretar, y en la práctica no supone un cambio radical.
Por lo demás, algo que me habría gustado ver en el iPhone 11 Pro, por eso de ser un modelo Pro, es una pantalla con una tasa de refresco superior. Tenemos móviles en el mercado con 90 y hasta 120 Hz, incluso el iPad Pro tiene una pantalla de 120 Hz, y habría sido una maravilla que Apple la hubiese llevado a sus iPhone de última hornada.
No nos olvidemos del altavoz
No me gustaría dejar de lado el sonido. No voy a entretenerme mucho porque tampoco hay cambios importantes con respecto a generaciones anteriores, simplemente me gustaría destacar que seguimos conservando el estéreo y que el jack de auriculares se ha ido para no volver. Tenemos dos altavoces (uno abajo y otro arriba) y se escuchan bien, incluso con el volumen al máximo, aunque un poquito más de pegada no le habría venido mal.
Coincido con mi compañera Anna en que son unos altavoces a los que le faltan matices y rango dinámico, pero siempre se puede optar por unos auriculares Lightning o unos inalámbricos. Apple sigue metiendo los EarPods en la caja, aunque todo sea dicho, por el precio que tiene el iPhone ya podían meter unos AirPods inalámbricos. Sea como sea, no es el mejor sonido del mercado, pero tampoco defrauda.
Un punto a destacar es la ubicación del altavoz. Dependiendo de cómo cojas el teléfono es más o menos probable que tapes el altavoz inferior y el sonido se obture. Es uno de los males de tener el altavoz principal en el canto inferior, y poco o nada se puede hacer para remediarlo. O pones los altavoces ahí o los pones en el frontal, y hacerlo así supondría añadir un marco inferior más grande. Cuestión de prioridades.
Face ID se comporta muy bien, pero...
Visto el diseño, la pantalla y el sonido, vamos a hablar de lo que tenemos en el notch, que no es otra cosa que un sensor TrueDepth para darle vida a Face ID. Siendo claro y directo, Face ID funciona perfectamente, da igual que sea de día como de noche. El iPhone escanea nuestra cara, crea un modelo en tres dimensiones y lo coteja con el que se haya registrado previamente, y no falla. De hecho, con un escaneo nos detecta con y sin gafas, lo que agradezco como persona con miopía.
Además, la inmensa mayoría de aplicaciones que uso, como la del banco o LastPass, están actualizadas para permitir el desbloqueo con Face ID y este es casi instantáneo. Apple dice haberlo mejorado en términos de velocidad y angular, pero yo no lo he notado. La experiencia es muy parecida a la del iPhone XS, y eso es bueno. Face ID es de los mejores sistemas de seguridad biométrica existentes en el mercado y justifica la existencia del notch (aunque se podría haber intentado reducir su grosor).
Sin embargo, rompo una lanza a favor de los sensores de huellas. Face ID funciona bien, pero si quieres desbloquear el teléfono tienes que cogerlo y encenderlo para que el sensor funcione, y eso, en según que contexto, puede ser un poco tedioso. Entiendo la idea de Apple de no implementar un lector de huellas bajo la pantalla hasta que la tecnología esté pulida y libre de asperezas, pero la tecnología está ahí y funciona, y siendo un modelo apellidado Pro, lo mismo habría sido un buen momento para darle una oportunidad. Es una reflexión personal, nada más.
Rendimiento: sobresaliente, sin más
El procesador A13 Bionic de Apple es toda una obra maestra de la ingeniería. Si el A12 Bionic nos dejó con buen sabor de boca, el A13 no ha hecho sino mejorar la experiencia. El iPhone 11 Pro saca pecho y brillla en todas las pruebas a las que se ha sometido, ya sean aplicaciones del día a día o juegos pesados y con gráficos potentes. Podemos discutir en el diseño, en la cámara, en Face ID, en el sistema operativo... pero no en el rendimiento. Es fantástico, simple y llanamente.
Sin embargo, no es oro todo lo que reluce, y es que el iPhone 11 Pro tiene 4 GB de memoria RAM, y eso, quieras que no, se nota en la multitarea. Es bastante normal que aplicaciones que dejamos en segundo plano vuelvan a cargarse en frío pasados unos minutos, y eso no es necesariamente malo, pero está ahí. No es raro que estés en Twitter, abras Instagram, estés 10 minutos viendo fotos, chatees 10 minutos por WhatsApp y al volver a Twitter la app se vuelva a cargar. Que no pasa nada porque se abre muy rápido, pero hay que tenerlo en cuenta.
Ahora podríamos entrar en las novedades del procesador, en la potencia de cómputo para tareas de IA y demás novedades desarrolladas por Apple en el A13 Bionic, pero son cosas que no se notan a nivel usuario en el día a día. Si lo que te interesa es saber si el iPhone va o no va bien, quédate con la idea de que el rendimiento es uno de sus puntos más positivos.
En cuanto al almacenamiento interno, yo debo reconocer que con 64 GB voy más que sobrado porque hace años que me mudé a la nube y eso de mantener archivos en local no es algo que acostumbre a hacer. Ahora bien, reconozco que un móvil de 1.100 euros de la talla del iPhone 11 Pro no puede partir de 64 GB y que la cantidad mínima debería ser 128 GB, sobre todo si quieres aprovechar Apple Arcade, descargas playlists de Spotify y contenido de Netflix o Amazon Prime Video. Si es tu caso, mi recomendación personal es que te olvides del de 64 GB y optes por el modelo inmediatamente superior, aunque sea más caro. Yo lo consumo todo en streaming y con 64 GB tengo más que suficiente, pero es algo personal y no tiene por qué ser tu caso.
iOS ha mejorado
Si eres usuario de iOS sabrás que es un sistema operativo móvil muy solvente, pero no perfecto. iOS 13 tiene todo lo bueno de iOS con muchas mejoras interesantes que marcan la diferencia, pero gran parte de las limitaciones propias del SO siguen estando presentes.
Lo primero que me gustaría destacar es que la primera versión de iOS 13 era un desastre. Los primeros días con el iPhone estuvieron marcados por algunos bugs, fallos un poco absurdos y una experiencia más bien regular, pero si algo ha caracterizado a Apple es la velocidad en el despliegue de actualizaciones y a los cuatro días ya estaba iOS 13.1 con el problema solucionado y, de paso, un mayor consumo de batería que se arregló a la semana siguiente con otra actualización.
Dicho esto, en este apartado me gustaría destacar lo que ha marcado la diferencia en el día a día, y no tanto analizar iOS 13 como tal. iOS 13 es sinónimo de modo oscuro y casi todas las apps del día a día (un saludo a WhatsApp) están optimizadas para que al activarse en el sistema se active en las apps. Se agradece, sobre todo funcionando tan bien como funciona. Al César lo que es del César, esto también lo tiene Android 10.
La integración entre los dispositivos de Apple es, sencillamente, pura magia. Es increíble lo rápido que se configura un Apple Watch o unos AirPods con el iPhone. También me gusta que Apple se haya desecho de una vez por todas de la animación de subir y bajar volumen, y es que se escapaba a la lógica que apareciese un módulo gris enorme en medio de la pantalla cada vez que modificábamos el volumen. Ahora es una barrita en el lateral que pasa desapercibida. Gracias, Apple.
Punto positivo para Apple también por el sistema de gestos, que es muy intuitivo y una vez te acostumbras no eres capaz de vivir sin él, y por el soporte nativo para mandos de consola. Como usuario de Apple Arcade agradezco poder jugar con el mando de mi PS4 con solo conectarlo por Bluetooth.
No todo es bueno, claro está. Por ejemplo, durante el mes de prueba no se podía cambiar la resolución del vídeo y los fotogramas por segundo desde la app de cámara. Se tenía que ir a los ajustes para hacerlo y era tedioso, pero con el lanzamiento de iOS 13.2 eso ya se ha solucionado y ahora sí es posible. Sea como fuere, en nuestro mes de uso no tuvimos esta opción disponible.
Siri, por su parte, es un asistente muy capaz, pero algo torpe en algunas situaciones. Si yo le digo a Siri "Dile a X que voy para allá", lo que quiero hacer es mandar un mensaje por WhatsApp, no un SMS, y parece que Apple está en ello, pero por defecto iOS 13 apuesta por sus propias apps, en este caso iMessage. Lo mismo con "Pon X canción", que te lleva directamente a Apple Music o tu biblioteca. Para que abra Spotify tienes que ser muy explícito: "Pon X canción en Spotify".
Aunque yo vengo de usar otro iPhone como móvil personal, reconozco que las notificaciones siguen teniendo margen de mejora. Si vienes de Android y estás acostumbrado a tener los iconos en la zona superior, debes saber que en iOS 13 siguen sin aparecer y que la única indicación que tienes son los puntos rojos sobre los iconos de las apps y la pantalla de bloqueo. Es una implementación diferente y cuando te acostumbras deja de cobrar importancia, pero es importante destacarlo de cara a los usuarios del sistema operativo de Google.
Pero sea como fuere, iOS 13 es un sistema operativo solvente, que poco ha poco ha ido puliéndose y que, al menos ahora mismo, se caracteriza por no tener ni un ápice de lag, ni cierres forzosos ni nada por el estilo. En última instancia, la batalla iOS vs Android dependerá de los gustos personales de cada uno.
Carga rápida y batería para rato
La carga rápida no es algo nuevo en los iPhone, pero lo que sí lo es que Apple haya optado por añadir un cargador compatible con la carga rápida de 18W de los iPhone 11 Pro y 11 Pro Max (no en el iPhone 11). Eso se traduce en que cargar el móvil del 0% al 100% tarda aproximadamente poco más una hora y media, y sí, compro el argumento de que hay tecnologías mucho mejores en el mercado, véase VOOC de OPPO, pero si ponemos al iPhone 11 Pro al lado de sus antecesores, el cambio es, cuanto menos, notable.
La autonomía del iPhone 11 Pro es sobresaliente, y es algo que achaco a que Apple tiene el control absoluto en lo referente a optimización de hardware y software. Si miramos la cifra de miliamperios/hora, 3.179 mAh, seguramente nos lleve a pensar que la batería no será nada del otro mundo, pero en absoluto.
Con un uso moderado, normal, es fácil superar el día sin tener que pasar por el cargador y alargar la vida del dispositivo hasta las dos de la tarde del día siguiente. Ya no es que la gestión de batería sea buena, sino que el consumo es segundo plano es casi residual, tanto que llegas a acostumbrarte a no cargar el teléfono por la noche aún teniéndolo al 20%.
Llegan el gran angular y el modo noche
Tras muchos años en Android, el gran angular ha llegado a los iPhone 11 Pro y iPhone 11 Pro Max, dejando a los móviles de Apple con un lote de lentes de lo más completo compuesto por un angular normal, un gran angular y un telefoto con dos aumentos ópticos. ¿Es el mejor zoom óptico del mercado? No. ¿Es el mejor gran angular en una cámara móvil? Sí, y con diferencia.
Esta triada de lentes permite conseguir varios encuadres de una misma escena y perspectivas que, de otra forma, no sería posible conseguir. Donde la cámara saca pecho es en el gran angular, y es que Apple, algoritmos mediante, ha conseguido algo que no es fácil ver en los móviles Android, y es que todos los sensores consigan los mismos tonos y colores. Lo más normal es que el gran angular tenga un balance de blancos más cálido, pero Apple lo ha solucionado mediante código.
El nivel de detalle es excelente, sobre todo cuando la luz acompaña. El procesado de imagen de Apple está muy bien conseguido, Smart HDR ha sido mejorado y la nitidez ha aumentado con respecto a la generación anterior. Sin embargo, se aprecia que seguimos teniendo un sensor de 12 megapíxeles, y eso se nota cuando ampliamos más de la cuenta. .
Algo que me habría gustado poder poner a prueba es Deep Fusion, una función que Apple anunció durante la presentación de los iPhone y que promete conseguir una mayor nitidez, pero durante el mes de prueba solo podía usarse en la beta de iOS 13.2 y, por lo tanto, no es una función que debamos contemplar en este análisis, aunque actualmente ya está disponible. También habría estado bien montar un modo profesional en el iPhone 11 Pro, pero no, para los que quieran exprimir al máximo la cámara tocará pasar por caja y comprar una app como Halide, que permite controlar todos los parámetros y sacar archivos en RAW.
En cuanto a la fotografía nocturna, puntos positivos y puntos negativos. Los positivos son que el angular normal y el teleobjetivo consiguen unos resultados de lo más dignos, con un detalle correcto, luces altas bien gestionadas y colores natulares. Es una cámara que se disfruta mucho en todas las situaciones, y la noche es una de ellas. Ahora bien, al gran angular mejor dejarlo tranquilo. Es una lente menos luminosa y eso se nota bastante. ¿Son malos los resultados? No, pero no tienen nada que ver con los obtenidos con las otras lentes.
¿Y qué es un móvil actual sin su correspondiente modo noche? Apple ha desarrollado el suyo propio y, siendo plenamente sincero, es el único que me ha convencido por ahora. ¿Por qué? Porque la imagen conseguida es una foto nocturna, no una foto nocturna que intenta parecer haber sido tomada a las siete de la tarde. Simplemente se mejoran algunas luces y se consigue más detalle mediante una larga exposición, pero la foto se nota que es de noche.
Dicho esto, no habría estado de más que Apple hubiera ofrecido más versatilidad a la hora de modificar el tiempo de exposición. Por defecto, el móvil analiza la escena, te muestra una preview de la foto que vas a conseguir y el tiempo que tienes que sujetar el teléfono. A mano alzada el modo noche dura entre uno y diez segundos y con un trípode hasta 30 segundos, pero es el iPhone el que decide el tiempo máximo, no el usuario.
En lo referente al retrato, el iPhone 11 Pro destaca sobremanera de día, ofreciendo resultados naturales, con un bokeh bien conseguido, un nivel de detalle del sujeto correcto y unos colores fieles a lo que ven nuestros ojos. Además, ahora es posible hacer el retrato con la lente angular normal y con el telefoto, así que hay más posibilidades. A mi juicio, los mejores resultados se consiguen con el telefoto, principalmente por una cuestión de perspectiva. De noche, los resultados son aceptables, pero se nota una bajada notable en la nitidez.
Modo retrato de día
Modo retrato de noche
El selfie de día es correcto y ahora un poquito más versátil, ya que el iPhone cambia el angular automáticamente según tomemos la foto en vertical (posiblemente para que solo salgamos nosotros) o en horizontal (que seguramente sea para incluir a más gente). El nivel de detalle se conserva, la cámara es capaz de recuperar los detalles del fondo (aunque las luces altas siguen siendo un problema en según qué situaciones) y el nivel de detalle del sujeto es sensacional.
El selfie nocturno nunca ha sido un punto en el que los iPhone destaquen, y en el iPhone 11 Pro no iba a ser menos. Las autofotos no salen mal, pero no son las mejores que se pueden conseguir. La foto sale con más ruido y con menos nitidez, algo que se acentúa todavía más en el modo retrato. Es, con diferencia, uno de los puntos en los que el iPhone más languidece.
Selfie de día
Selfie de noche
El modo retrato con la lente delantera por el día es muy llamativo. El bokeh se aplica de forma gradual, el nivel de detalles es bueno y el recorte es preciso incluso en zonas complicadas. Los colores son fieles a la realidad y los filtros son llamativos, aunque para conseguir un buen resultado será necesario buscar un fondo más homogéneo como una pared lisa. De noche podemos decir exactamente lo mismo que en los selfies normales: tiene margen de mejora.
Modo retrato selfie de día
Modo retrato selfie de noche
Unas palabras para el vídeo
Apple hizo mucho hincapié en las bondades del iPhone 11 Pro en relación a la grabación de vídeo, y es que cuando las cosas se hacen bien, hay que destacarlo: el vídeo del iPhone está muy por delante de lo que ofrecen otras marcas. Ya no solo en detalle, colores y nitidez, sino en estabilización, sobre todo de día. El gran angular y el angular normal tienen OIS y EIS y el gran angular se vale de EIS, y los resultados con las tres lentes son, simple y llanamente, espectaculares. El vídeo sobre estas líneas habla por sí solo.
Decir que es posible alternar entre los diferentes angulares sin parar la grabación y que la transición es suave, más aún cuando la hacemos de forma manual. En pocas palabras, si quieres un móvil con el que grabar vídeo, el iPhone 11 Pro es el dispositivo a comprar. Eso sí, hay que tener en cuenta que EIS depende de la luz que haya en la escena, así que de noche la estabilización será menos evidente o, directamente, no se activará.
Un mes de uso con el iPhone 11 Pro
Tras haber usado el iPhone 11 Pro como mi móvil personal durante un mes, solo puedo decir que es de los mejores móviles que existen actualmente en el mercado. Tiene sus puntos negativos, sin lugar a dudas, pero en conjunto es uno de los teléfonos más completos y versátiles que podemos encontrar.
El iPhone 11 Pro es un móvil compacto, que sienta bien a la mano y que se nota premium, a pesar del módulo que entiendo que no sea del gusto de todos. La pantalla, por su parte, se disfruta y se ve muy bien, aunque el notch sigue siendo del mismo tamaño que en generaciones anteriores y bien se podría haber compactado un poquito mejor para arañar un mayor porcentaje de relación panel/frontal. Una tasa de refresco superior tampoco le habría venido nada mal.
Respecto al rendimiento, nada que objetar. Todo se mueve como cabría esperar, el sistema de gestos es intuitivo y accesible, la autonomía es más que correcta y iOS 13, pulido a base d actualizaciones quizá más frecuentes de lo que se podría esperar, ofrece la experiencia más Apple hasta el momento. Quédate con esta idea, que volveremos a ella enseguida.
En cuanto a la cámara, como decía mi compañera Anna, la espera por el gran angular ha merecido la pena. Ahora el iPhone tiene un lote de cámaras completo, versátil, con unos resultados muy buenos y una experiencia de vídeo por encima de todos sus rivales. Sin embargo, el apellido Pro requería algo más que un gran angular, quizá un modo profesional implementado en la cámara, pero no ha sido así.
Parece que todo lo que hemos dicho hasta el momento es bueno y que la respuesta a la pregunta "¿Me lo compro?" no podría ser otra que un rotundo "De cabeza, sí", pero no. El iPhone 11 Pro es el mejor iPhone de Apple hasta la fecha, pero hay que tener en cuenta las prioridades de cada uno y lo que busquemos en un móvil. Me explico.
Hay móviles con mejor pantalla, con mejor cámara de fotos (que no de vídeo), con mejor autonomía y con una experiencia de software con muchísimas más funciones. El iPhone 11 Pro, simplemente, cumple con creces en todas ellas, pero no se lleva el oro. Es la experiencia Apple más completa hasta el momento y optar por él o por otro dispositivo dependerá de dos cosas: lo integrado que tengas el ecosistema Apple en tu vida y lo mucho o poco que valores lo ofrecido en iOS 13. Si buscas un móvil con pantalla de 90 Hz, por ejemplo, hay otras opciones mejores que el iPhone.
¿Vale (que no es lo mismo que "cuesta") el iPhone 11 Pro 1.159 euros? Para mí, y tras probarlo tanto tiempo, sí, aunque en fin, 128 GB de almacenamiento base como mínimo se habrían agradecido, sobre todo de cara a los que huyan de la nube. Por ese precio te llevas un smartphone que se disfruta y que no da problemas de ningún tipo, pero mi recomendación es poner en orden las prioridades y decidir si iOS 13 y el ecosistema de Apple pesan más que otros apartados.
Apple iPhone 11 Pro (64 GB) - Gris espacial
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