Tras varios años sin recibir renovación alguna, Apple presentaba hace unas semanas el nuevo Macbook Pro. Renovaba así la gama más ambiciosa en prestaciones (y precio) de su línea de portátiles. Y lo hacía con un modelo que traía una serie de novedades donde la más llamativa no cabe duda de que es la pantalla táctil llamada Touch Bar y que se sitúa sustituyendo la última fila del teclado físico.
Pero hay mucho más alrededor de un análisis del nuevo Macbook Pro. Rendimiento, aguante de la batería, el teclado nuevo, el touchpad más grande o cómo es convivir con un portátil donde el único puerto es USB-C y necesitas adaptador para todo.
Los Macs son cada vez más iPhone
¿Cómo va a ser el portátil o equipo de trabajo de los próximos años? Apple, como el resto de compañías, anda desde hace un tiempo pensando en ello. El smartphone y los tablets han variado el tiempo y manera en que interactuamos con la información o cómo nos enfrentamos a un equipo que nos debería servir tanto para tareas de ocio como laborales en muchos casos. Cada vez en más.
Los nuevos Macbook Pro cambian algo la idea de portátil de gama alta de Apple. Ya no se trata de equipos donde prima la potencia respecto a los modelos más básicos, sino que apoyan su exclusividad en funciones que no podemos conseguir en otros equipos de la compañía (ni en muchos casos de la competencia). A cambio se asumen bastantes más compromisos que harán dudar a más de uno y un precio de entrada que incluso en el modelo sin Touch Bar parece alto.
La situación actual y real en la familia Mac portátil es que salvo el Macbook Air de 13 pulgadas que todavía queda en el catálogo de la compañía (pero el que le vemos un futuro bastante negro), los portátiles de Apple se ajustan bastante a la idea de equipo premium para todo el público. Como con el iPhone. Quizás Apple haya decidido que quien requiere de gran potencia gráfica y capacidad de ampliación en equipos portátiles no está entre sus consumidores . Los gamers no lo han estado nunca.
Si quieres optar por un portátil Mac con pantalla decente y actualizado en componentes básicos como procesador o unidad SSD, no hay ya opciones que no sean de gama alta. Con la misma estrategia, a Apple en la gama iPhone la jugada le funciona. Por las primeras cifras de reservas de estos nuevos Macbook Pro, parece que también en Mac.
MacBook Pro con Touch Bar | |
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Pantalla | 13,3 pulgadas IPS (2.560 x 1.600 pixeles) |
Procesador | Intel Core i5 de doble núcleo a 2,9 GHz |
Memoria | 8 GB LPDDR3 integrada a 2.133 MHz |
Gráficos | Intel Iris Graphics 550 |
Almacenamiento | 256 GB SSD PCIe |
Conectividad | WiFi 802.11ac + BT 4.2 |
Batería | 49,2 Wh Adaptador de corriente de 61 W |
Puertos | 4 USB-C (USB 3.1 Gen 2, DisplayPort y Thunderbolt), toma auriculares, micrófonos |
Cámaras | FaceTime 720p |
Otros | Teclado retroiluminado |
Dimensiones | 30,41 x 21,24 x 1,49 cm |
Peso | 1,37 kg |
Precio | A partir de 1999 euros |
La pregunta es, ¿puede el Macbook Pro sin Touch Bar cubrir el espacio que deja el Air teniendo en cuenta su precio de partida? Y, ¿es suficiente la Touch Bar y dos puertos más para poder hablar del portátil Mac de referencia?
Más ligero, más compacto, más delgado
Para el diseño del nuevo Macbook Pro Apple ha seguido el guión esperado. Nada de cuña como en el Air. Nada de reducción de grosor extrema como en el Macbook. Por supuesto ni un atisbo ni guiño de ningún tipo por un diseño convertible.
En el diseño del nuevo Macbook Pro manda la igualdad y equilibrio del Macbook que se presentó el año pasado. Y nos gusta mucho. Al menos a nivel de apariencia, con su aire industrial, gran acabado y un gusto exquisito por los detalles, nadie podrá decir que Apple se ha dejado algo atrás en este aspecto por el precio que pide por el equipo.
El grosor se reduce hasta 1,5 cm en la versión que hemos probado de 13 pulgadas, y el peso queda establecido en 1,37 kg. Son dimensiones acordes con muchos rivales bajo Windows y bastante equilibradas para no realizar demasiados sacrificios que no compensarían 300 gramos menos. El Macbook Pro podemos llevarlo de un lado a otro con máxima comodidad pero no podemos decir que sea un peso pluma como sí hay en el mercado.
Además de un grosor menor, peso más reducido y menos marco para la pantalla que reduce ligeramente las dimensiones del nuevo Macbook Pro, hay algunas que otras novedades para destacar en el diseño del nuevo portátil de Apple. Tenemos por ejemplo los altavoces a ambos lados del teclado aprovechando muy bien ese espacio, el propio teclado con teclas más grandes, la pantalla táctil donde habitualmente está la fila de teclas de funciones, un touchpad gigante y que ya no es mecánico o el perfil simétrico de puertos (2 USB-C a cada lado).
MacBook Pro | Dell XPS 13 | Zenbook 3 | HP Spectre 13 | Acer Swift 7 | Lenovo Yoga 910 | Surface Book i7 | |
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Pantalla | 13,3 | 13,3 | 12,5 | 13,3 | 13,3 | 13,9 | 13,5 |
Peso | 1370 gr | 1200 gr | 910 gr | 1100 gr | 1100 gr | 1400 gr | 1516 gr |
Grosor | 14,9 mm | 8,5 mm | 11,9 mm | 10,4 mm | 9,98 mm | 14,3 mm | 13-22,8 mm |
Del diseño del Macbook Pro, disponible en dos tonos de grises, cuestionaría un apartado: las ranuras laterales y bajo la pantalla que sirven de refrigeración para el equipo no son nada delicadas. Cierra el equipo, cógelo sin más y las aristas bajo la zona de la pantalla resultan muy molestas e incluso agresivas al tacto. Son iguales que en los MacBook Pro de generaciones anteriores pero la sensación al tacto es bastante diferente.
Potencia y batería: lo habitual en Apple
Una de las polémicas alrededor del nuevo Macbook Pro de Apple está en la configuración interna. El modelo básico, que arranca en 2.000 euros usa un procesador Intel Core i5 que no es de la última generación (que ya está disponible en el mercado), 8 GB de RAM y SSD PCIe de 256 GB. Los tres elementos se pueden mejorar, pero hay muchas limitaciones.
La más grave está en la RAM, que va integrada en la placa base por lo que la elección que hagamos será para siempre. Y no podremos optar más que por 16 GB. La unidad SSD también va integrada y como máximo puede ser de 1 TB. En lo referente al procesador, podemos optar por un modelo con Core i7 tanto en los modelos de 13 como de 15 pulgadas. Un ejemplo del modelo de Macbook Pro de 13 pulgadas con Touch Bar más ambicioso (Core i5 a 2,9 Ghz, 512 GB de SSD y 8 GB de RAM) costaría 2199 euros.
La controversia que afecta a la configuración técnica del Macbook Pro Touch Bar no acaba aquí. Nada de tarjetas gráficas dedicadas en los modelos de 13 pulgadas, en los cuales hay que conformarse con las soluciones Intel Iris Graphics 550. Para optar por gráficas como las Radeon Pro 450 o 455 hay que subir de escalón e ir a por el Macbook Pro con pantalla de 15 pulgadas. No hay más elección dentro del ecosistema Mac. Esto nos deja con un posible Macbook Pro con dicha gráfica, 512 GB de SSD, Intel Core i7 de la anterior generación y 16 GB de RAM máximo, por 3199 euros.
Puestas las cartas sobre la mesa, toca hablar de rendimiento real. Juego en serio queda descartado, y edición de exigencias o creación multimedia donde lo gráfico sea primordial de forma continuada, también. Asumiendo el mercado de consumo con ligeros escarceos en edición de algún vídeo 4K con las soluciones de Apple nativas, el MacBook Pro con Touch Bar cumple con creces. La potencia en el día a día no es un problema para Apple, como ya demuestra en el mercado de smartphones gracias al control de hardware y software.
En los benchmarks que le hemos pasado consigue gran nota. Geekbench lo coloca con más de 7500 puntos en la prueba multicore, quedando en lo más alto de la tabla de ultrabooks probados en Xataka recientemente. Veamos la comparativa con otros equipos recientemente probados en Xataka.
HP Spectre (Core i7) | Macbook (Core M5) | Surface Pro 4 (Core M3) | Surface Pro 4 (Core i7) | Thinkpad X1 Tablet (Core M5) | Thinkpad X1 Yoga (Core i7) | Mi NoteBook Air (Core m3) | MacBook Pro Touch Bar (Core i5) | |
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GeekBench | 3243/7228 | 2579/5080 | 2397/4520 | 3412/6904 | 2744/4430 | 3718/7096 | 2762/4912 | 3539/7578 |
Cuando ya no destaca tanto es en pruebas eminentemente gráficas. En GFXBench la solución Iris no puede rendir al mismo ritmo que soluciones dedicadas, y en la prueba Manhattan se queda con 1208 frases en pantalla cuando equipos con gráficas como la GTX 770 suben por encima de 15000.
Dejando de lado pues el juego y tareas de edición profesional, la experiencia es fantástica. Sí, esperábamos quizás los nuevos Intel Core, así como configuraciones con gráficas dedicadas de nivel a las que sacar partido, o RAM sin limitaciones. Es lo que debes de tener en cuenta a la hora de valorar técnicamente el nuevo Macbook Pro. Cumplirá en tareas generales durante bastantes años, como han hecho los Pro de generaciones anteriores, pero si aspiras a algo más no lo podrás conseguir ni ahora (por opciones de compra) ni en el futuro por no poder mejorar prestaciones por ti mismo.
Algo que Apple ha sabido mantener a excelente nivel en la configuración del nuevo Macbook Pro es el ruido en funcionamiento, inexistente todo tiempo gracias al SSD (bastante veloz, con tasas de lectura de 2,9 GB/s y de 1,9 GB/s de escritura en nuestras pruebas), y el calor. En estos días usando el Macbook Pro no hemos sido conscientes de si el equipo estaba apagado o encendido. Incluso pasándole test sintéticos que apuraban la parte gráfica el silencio es absoluto.
Notábamos que estaba sufriendo por el calentamiento de la parte trasera superior, donde tiene la salida de aire principal. Pero el calor es completamente lógico y no hemos encontrado situaciones en que no fuera posible trabajar con el equipo sobre las rodillas.
Autonomía correcta, pero no deslumbrante
Algo a mirar siempre con lupa en los portátiles es la batería. La de este Macbook Pro con Touch Bar es de 49,2 vatios/hora, inferior a la del modelo sin Touch Bar, pero el objetivo en horas de aguante es similar. Y lo es también a las generaciones anteriores. Las cifras que da Apple de diez horas en modo navegación y reproducción multimedia las hemos podido reproducir casi: en nuestro caso, una lista de reproducción de Youtube a pantalla completa en bucle con brillo al 50% y conectividad WiFi activada nos dejó 9 horas y 15 minutos de aguante.
Ya que el Macbook Pro parece que con esta generación cae más del lado de la zona de los Air por propósito general, nos hubiera gustado encontrarnos con una herencia de las magníficas autonomías que se conseguían con esta familia y que ha sido referencia y motivo de compra durante años. En todo caso la jornada de trabajo casi te la asegura este Macbook Pro.
En nuestra prueba de campo, con trabajo con nivel de brillo variable pero nunca muy reducido, conectividad Wifi todo el tiempo, mucha pestaña en el navegador, redes sociales, edición de imágenes y reproducción de vídeo, hemos podido sobrevivir sin el cargador desde las 8 de la mañana hasta pasado el medio día, unas 6-7 horas efectivas. Es lo mismo que nos dura la batería de generaciones anteriores de Macbook Pro.
De la carga se hace responsable alguno de los cuatro puertos USB-C. En realidad nos vale cualquiera, algo que está bien. Pero como ya nos pasó con el Macbook del año pasado, la conexión magnética para evitar tirones de cable con accidentes de por medio o el indicador LED para conocer si la batería ha acabado de cargarse ya o no, se echan de menos.
Con un cargador de 61 W de serie, la carga completa del equipo supera ligeramente las dos horas: 130 minutos es lo que ha tardado en nuestras pruebas desde el 3 hasta el 100%.
Apple, no es cuestión de más o menos puertos si todos son USB-C
En su misión de estilizar al máximo el Macbook Pro, Apple ha sido bastante extremo en la labor de eliminar conexiones. En este Macbook Pro desaparecen el conector MagSafe que tanto ha hecho por no dejar caer portátiles al suelo, el lector de tarjetas SD, la salida directa HDMI o los puertos USB clásicos que todavía tienen recorrido de varios años por la cantidad de periféricos y equipos que los usan para conectarse con el portátil.
El nuevo Macbook Pro con Touch Bar solo mantiene el puerto de 3,5 mm (lo que no deja de ser muy curioso habiéndolo quitado de su iPhone 7) y añade como puertos principales cuatro USB-C. Esos serán los que tengas que usar para todo, desde la carga del propio Macbook a salida de vídeo para conectar el equipo a pantallas externas, periféricos o para cargar smartphones. Salvo para la carga de teléfonos con puerto USB-C, que no es el caso del iPhone (de nuevo muy llamativo), hay que usar sí o sí adaptadores. Muchos.
Habida cuenta de mi experiencia de esta semana con el Macbook Pro debo de ser un pobre y anticuado usuario porque, tras varios días usando el nuevo Macbook Pro como lo hacía con mi anterior modelo de 2013, no es que eche en falta los puertos. Ha sido un calvario funcionar sin ellos.
Aquí no se trata de problema de números como con el Macbook a secas. Aquí es cuestión de que si pones cuatro iguales, me da igual. Sigo sin tener un puerto Ethernet, una salida HDMI, una ranura para tarjetas SD, un puerto USB-A … podríamos seguir durante más tiempo.
Para todos los problemas que os pudiera plantear, como conectar una impresora que no es Wifi (uno que debe de estar atrasado), transferir información a una sencilla memoria USB, usar mi ratón preferido (que necesita adaptador por USB) o poder subir a Internet unas fotos sacadas con la réflex y que usa tarjetas SD, siempre hay solución. Faltaba más. De hecho es un gran valor que el puerto USB-C sea multipropósito y en realidad tengamos una especie de puerto 4 en 1 con carga, DisplayPort, Thunderbolt y USB 3.1 Gen2, pero no de golpe. No en un equipo tan ambicioso y de propósito general donde no hay otras opciones viables dentro del ecosistema Mac.
Si todo lo que no sea cargar el Macbook o usar un periférico USB-C requiere no solo de comprar un adaptador sino de tenerlo a mano en el momento en que lo necesitemos, hay demasiada incomodidad. Y está claro que estas limitaciones o necesidad de adaptadores para casi todo no es algo nuevo en Apple. Pero no nos gusta.
La maravilla del Macbook Pro es su pantalla
Seguramente el único elemento que, si me permitís, puede seguir encajando en la definición de equipo profesional dentro de los nuevos Macbook Pro es la pantalla. Era el motivo principal para optar por los Pro de generaciones anteriores frente a los más ligeros y capaces en batería Macbook Air.
En este Macbook Pro Apple mantiene la diagonal y resolución (2.560 por 1.600 que nos deja 227 píxeles por pulgadas, nitidez estupenda tanto para trabajar como para disfrutar de contenido multimedia) , pero como ya suele hacer en su gama de teléfonos, mejora todo lo demás.
Para empezar tenemos algo bastante evidente: se reducen los marcos para conseguir un equipo más compacto con la misma diagonal, y le sienta bien. Todavía no es un diseño sin marcos, lo que le daría un empaque importante a nivel visual, pero se va avanzando.
El verdadero salto de calidad en la pantalla del nuevo Macbook Pro , que no era sencillo, está en el nivel de brillo, contraste y reproducción del color. El aumento de brillo es muy destacado (más de un 65% según Apple hasta alcanzar los 500 nits, el mismo que en contraste), así como el del color (25%), con la entrada del espacio de color P3.
En la práctica es seguramente el mejor panel que podemos encontrar ahora mismo en un portátil, y ha ganado bastante visibilidad en exteriores, aunque sin poder eliminar totalmente los reflejos. A destacar también el fantástico ángulo de visión, lo que permite tener una inclinación cualquiera en la pantalla y seguir viendo estupendamente todo.
La mejora del panel del nuevo Macbook Pro con Touch Bar alcanza al consumo, siendo más eficiente que la generación anterior pese al aumento de brillo, por ejemplo.
Esa gran experiencia visual se acompaña de un sonido mejorado por medio de dos altavoces situados a los lados del teclado. Su potencia es grande y ofrecen un sonido brillante y que cumple con creces con lo que podemos buscar en este tipo de portátiles de propósito general.
Otro imprescindible: Touch ID
Una diferencia sencilla entre el Macbook Pro sin pantalla táctil y el modelo con Touch Bar es el lector de huellas. Quizás sea una persona cómoda, demasiado, pero son de esos añadidos que hacen que uno desee con menos sentido de culpabilidad subir el presupuesto para un nuevo Mac y optar por la versión con Touch Bar.
Aunque puede parecer de entrada que el lector de huellas está integrado en la pantalla OLED táctil, no es así. El lector no es táctil sino mecánico y hace las veces de botón de encendido. Pero no encontramos ningún problema en que así sea. Para identificarte no hace falta pulsar el botón sino solo colocar la yema del dedo encima. Como con el Touch ID del iPhone, podemos registrar varios dedos, y la identificación y acceso es precisa e inmediata.
Como ocurrió en el iPhone (y en los terminales Android), una vez que pruebas la identificación mediante huella, es todo tan cómodo (y seguro) que no puedes parar de usarlo y equipos que no incluyen esta funcionalidad te parecen de otro planeta. Poder entrar en tu usuario sin teclear contraseña, o identificarte y realizar compras como haces en tu smartphone nos parece algo que ya queremos en cualquier portátil que probemos. Eso no quita que la experiencia de uso todavía tenga elementos que pulir.
Un teclado sonoro y muy personal
Junto con el asunto de los puertos y adaptadores, el teclado se posiciona bajo mi experiencia de uso como el elemento más personal a la hora de plantearse la compra de este Macbook Pro. Apple estrena en su gama más ambiciosa de portátiles el teclado con sistema de tipo mariposa con el que el Macbook consiguió un grosor reducidísimo. Aquí tenemos el mismo sistema pero mejorado.
El perfil de las teclas es mínimo, y eso le hace quedar estupendo en el diseño. El tamaño de cada tecla es considerable, algo muy de agradecer, y el recorrido lo encontramos más reducido del habitual pero correcto. La realidad es que es cómodo escribir con él , la transición se hace en muy poco tiempo y en estos días con él he conseguido repetir e incluso superar mi velocidad de escritura habitual. Pero sigue sin convencerme a nivel personal por el tacto más enclenque (que no frágil) y la sonoridad seca y contundente que lo hace más evidente que otros teclados en entornos silenciosos.
También me ha resultado extraño el poco recorrido en teclas importantes como la barra espaciadora, que por momentos parecía incluso rota por la nula respuesta que nos ofrecía al pulsarla.
Imagino que, con el tiempo, el cansancio y algunas posiciones forzadas de las muñecas acabarán por desaparecer y me acostumbraría a no pulsar con tanta energía y reducir de esta forma el clac-clac con el que ahora amenizo de forma muy evidente mis largas sesiones escribiendo.
Es por supuesto un teclado con iluminación que podemos regular con varios niveles de intensidad, individual y que incluye sensor para mantenerlo apagado cuando por la luz ambiental no tiene sentido alguno la retroiluminación.
Un touchpad gigante que sigue siendo el mejor
Un signo diferenciador en los portátiles Mac ha sido siempre el touchpad. Por tacto y comportamiento nunca he encontrado igual en el mundo Windows. En este nuevo Macbook, pese al cambio del sistema mecánico a la respuesta por vibración, el trabajo con él en todos los apartados se mantiene al máximo nivel. El deslizamiento es suave, muy preciso, y los gestos funcionan a la perfección siempre.
Su tamaño ha aumentado considerablemente. No creo que suponga algo que mejore sus prestaciones porque los de anteriores generaciones también eran generosos. El cambio al sistema Force Touch es sutil, en unas horas estás acostumbrado y el funcionamiento es idéntico a uno mecánico pero con las ventajas de que funciona de forma uniforme en toda su superficie el clic y admite diferentes presiones que se realizan de mejor forma con un sistema que no sea mecánico. O directamente admite funciones como el avance en reproducción de vídeo que con uno mecánico es imposible.
La Touch Bar funciona. Tú decides si quieres pagar por ella
La gran sorpresa en el Macbook Pro es algo que le da en cierta manera nombre al equipo: la Touch Bar. Años llevamos con conceptos y patentes sobre la posible llegada de algo parecido y ya está aquí. Definitivamente la pantalla táctil como tal no parece que llegará a los portátiles Apple.
La Touch Bar es básicamente una pantalla OLED de bastante calidad colocada justo donde en el resto de portátiles se encuentra la fila con teclas de función, entre otras. La idea detrás de esta barra es que ahí vayan apareciendo opciones de control y funciones que mejor se adapten a la aplicación o tareas que estemos realizando en cada momento.
Para quien esté alarmado por la eliminación de las teclas de función o la de ESC, no hay problema. Solo desaparecen físicamente, pero la segunda está presente en su esquina natural siempre que puede ser usada por una aplicación o el sistema operativo. En cuanto a las de función, pueden aparecer con solo pulsar la tecla Fn del teclado físico. Esa opción se puede configurar para que, si no usamos mucho las teclas de Función, poder usar la misma como acceso directo para expandir la tira de controles principales. A mi me ha parecido más útil.
De manera general, la tira principal que tenemos en la pantalla, plegada en la zona derecha de la Touch Bar, recoge justo los controles que los Mac llevan de forma física en esa última fila del teclado. Hablo del control de brillo, volumen … La clara ventaja que nos deja que esa barra se haya vuelto virtual es que se puede personalizar por lo que gana en potencial frente a la física estática que había antes. De una amplia selección, y solo arrastrando y soltando, puedo añadir los accesos directos que quiera y donde quiera.
Con la tecnología táctil se puede también deslizar en vez de tocar y tocar. Algunos controles como el de volumen o brillo podemos controlarlos manteniéndolo pulsado y deslizando. Así es muy intuitivo y rápido.
Por cierto, para quien esté preocupado por el funcionamiento y gasto de batería de la Touch Bar: no está siempre encendida y pasados unos momentos sin usarla, del orden de unos 20 segundos, se apaga. Pulsando sobre ella o tocando el teclado físico vuelve a aparecer.
Muchas de las aplicaciones de Apple como correo, Fotos o Safari tienen sus propias tiras de control en la Touch Bar; y las podemos también personalizar yendo a una nueva opción que aparece en el menú Visualización. Las de terceros que integran Touch Bar, como Pixelmator, también incluyen esta posibilidad en sus menús. En este último caso es muy potente y casi permite añadir a la barra táctil cualquier herramienta de edición de imágenes.
Como con otros desarrollos particulares de Apple, que la Touch Bar no sea éxito de un día y la novedad dependerá de si tanto Apple como especialmente los desarrolladores de aplicaciones la cuidan y trabajan sobre ella en algo realmente relevante.
En el uso del la Touch bar nos hemos encontrado con opciones absurdas donde quedaba claro que usando el touchpad se pueden realizar de forma más rápida que con la pantalla táctil. Aceptar una acción o confirmarla no tiene sentido que aparezca en la pantalla táctil cuando con el touchpad está a mejor alcance. Salvo que trabajes con una mano en el touchpad y la otra pulsando en la Touch Bar. También nos genera duda el tema del texto predictivo porque al final iremos más rápido tecleando.
En otros casos, como son las acciones combinadas o accesos directos a funciones que suelen estar en menús o como segundas y terceras opciones, la Touch Bar es bastante práctica. Nos ha gustado especialmente para realizar capturas de pantalla, o para completar acciones con un archivo o carpeta, desde enviarlo por servicios de terceros hasta asignarle etiquetas. Al final consigues un flujo de trabajo cercano al teclado sin necesidad de ir a la pantalla.
La Touch Bar también es práctica para el control de elementos de vídeo que estemos reproduciendo. Nos permite un gesto muy intuitivo y preciso para ir a un determinado punto de un vídeo o tema musical. Y podemos cambiar fácilmente y de forma directa entre medios que se estén reproduciendo en ese momento. Un uso muy práctico es poder gestionar la reproducción de música en segundo plano con muchas más opciones en la Touch Bar que la que podríamos tener con los controles multimedia habituales en la fila física de botones. O detener/avanzar la reproducción multimedia en segundo plano sin tener que ir a esa pestaña del navegador o aplicación.
Otro uso potente de la Touch Bar la hemos encontrado en la navegación y edición de fotos dentro de la aplicación de Apple. Con una calidad de las miniaturas bastante impresionante, podemos movernos por un catálogo de fotos amplio a toda velocidad y con fluidez absoluta. Además podemos realizar ajustes y retoques directamente desde el teclado táctil, que se ha mostrado especialmente potente al aplicar filtros, ajustes o poder comparar la foto retocada con la original.
Respecto a Safari y su relación con la Touch Bar, tenemos una de cal y otra de arena. Abrir una pestaña nueva y poder de un solo toque acceder a una web que tengamos en favoritos no nos ilusiona ni nos parece relevante, pero sí que lo es el navegar entre pestañas viendo las miniaturas en la pantalla de la Touch bar.
Touch Bar sí, Touch Bar no
La duda sobre Touch Bar sí o Touch Bar no, aquí es irrelevante. Con una diferencia de precio de 300 euros entre versiones, escogería la que lleva pantalla táctil no por ella en sí sino por los dos puertos USB-C extras, el lector de huellas y el procesador más veloz.
Pero encima resulta que es un extra que funciona. Tiene sus momentos donde se muestra más útil, y otros en que no cabe en la cabeza el por qué debería usarla. Es cuestión de "cambiar el chip" y acostumbrase a que está ahí. Cuesta meterla en el flujo de trabajo cuando no es algo imprescindible como cambiar el brillo o controlar el volumen (no hay más remedio que usarla para ello), pero una vez hecho, me he sentido cómodo moviéndome entre pestañas de Safari con sus miniaturas, accediendo a webs desde sus favoritos en la pantalla táctil, pulsando alguna que otra vez las sugerencias de escritura o editando de forma más precisa y fluida imágenes.
¿Y los emoticonos, los has usado en la barra? Que no te quepa duda. WhatsApp web, correos o mensajería instantánea se han llenado de caras felices y gestos con la misma facilidad que lo suelo hacer desde el smartphone. Es muy llamativo.
MacBook Pro con Touch Bar, la opinión y nota de Xataka
Cuando analizamos un portátil de un determinado sistema operativo y sin competencia u opciones dentro del mismo, resulta complicado valorarlo en su justa medida. Los usuarios Mac que estén buscando una renovación de su portátil principal y no se planteen dar el salto a Windows, no van a tener otra opción. El MacBook Pro con Touch Bar es caro pero no hay ya alternativas de nivel para usar MacOS.
Si hay alguien tentado de llegar desde Windows ya sabe lo que se encontrará: potencia de sobra más allá de números salvo escenarios de uso muy concretos, muchas limitaciones para ampliar el equipo (ojo, muy parecidas a algunos ultrabooks de gama alta con Windows), teclado particular y la locura de los puertos USB-C. Pero también tendrá una pantalla del más alto nivel, optimización máxima entre software y hardware que le augura una vida útil mayor seguramente que en un equipo Windows, y un touchpad fantástico al que se une ahora una Touch Bar que puede gustar o no pero que no empeora la experiencia sino que la mejora.
9
A favor
- Rendimiento excelente para tareas que no sean edición de vídeo exigente o jugar
- Pantalla impresionante
- Touchpad que gana posibilidades siendo sensible a la presión
- La Touch Bar y sobre todo el Touch ID es un extra que merece la pena
En contra
- Las limitaciones en la configuración y la nula posibilidad de ampliación posterior
- Contar solo con puertos USB-C requiere que vayas bien cargado de adaptadores
- Precio alto incluso para el modelo básico
- Teclado con poco recorrido al que hay que adaptarse
- Batería solo correcta
El ordenador ha sido cedido para la prueba por parte de Apple. Puedes consultar nuestra política de relaciones con empresas
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