Samsung cuenta con cinco dispositivos plegables en su haber y en su última ronda ha acabado de asentar la nomenclatura. Dos apellidos para dos formatos bien diferenciados con esa característica tan llamativa en común, viendo en el análisis del Samsung Galaxy Z Fold3 5G qué tal es la tercera versión del plegable tipo libro de la marca.
En nuestras primeras impresiones nos pareció que había alcanzado un punto de madurez que aún no habíamos visto en el Samsung Galaxy Z Fold2 o en el primigenio, el Samsung Galaxy Fold. Queda ver si la sensación se mantiene haciendo el dispositivo nuestro por un tiempo, así que os contamos a fondo tras unas semanas con él.
Ficha técnica del Samsung Galaxy Z Fold3 5G
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CARACTERÍSTICAS |
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Pantalla interior |
Dynamic AMOLED 2X de 7,6 pulgadas Infinity Flex Display QXGA+ (2208 x 1768 puntos), 120 Hz, 374 ppp y soporte para S Pen |
Pantalla exterior |
Dynamic AMOLED 2X de 6,2 pulgadas (2268 x 832 puntos), 120 Hz y 387 ppp |
Procesador |
Snapdragon 888 5G con 8 núcleos, 64 bits y litografía de 5 nm (2,84 GHz + 2,4 GHz + 1,8 GHz) |
Memoria principal |
12 GB |
Almacenamiento |
256 o 512 GB UFS 3.1 |
Cámara frontal |
10 megapíxeles, f/2.2, FOV 80º y fotodiodos de 1,22 µm |
Cámara interior |
4 megapíxeles, f/1.8, FOV 80º y fotodiodos de 2 µm |
Cámaras traseras |
- Principal: 12 megapíxeles, f/1.8, fotodiodos de 1,8 µm, Dual Pixel AF, FOV 83º y estabilización óptica - Ultra gran angular: 12 megapíxeles, f/2.2, FOV 123º y fotodiodos de 1,12 µm - Teleobjetivo: 12 megapíxeles, f/2.4, PDAF, fotodiodos de 1 µm, Dual OIS, FOV 45º y 2x zoom |
Conectividad inalámbrica |
5G NSA y SA, Sub6 / mmWave LTE Enhanced 4X4 MIMO |
Sistema operativo |
Android 11 |
SIM |
2 x nano-SIM y 1 x eSIM |
Sonido |
Altavoces estéreo Dolby Atmos |
Batería |
4.400 mAh |
Identificación biométrica |
Sensor de huellas lateral |
Dimensiones |
67,1 x 158,2 x 16 mm (plegado) 128,1 x 158,2 x 6,4 mm (desplegado) |
Peso |
271 g |
Colores |
Phantom Black, Phantom Green y Phantom Silver |
precio |
Desde 1.809 euros |
Samsung Galaxy Z Fold3 5G – Teléfono móvil sin tarjeta SIM, Android, Plegable, Smartphone, 256 GB, Negro + Note Pack (Version ES)
Diseño: cambios poco perceptibles en un formato ya conocido
Tanto este nuevo Fold como el Samsung Galaxy Z Flip3 son hijos de sus padres: el Flip es un móvil que se pliega sobre sí mismo como los caparazones de una almeja y el Fold es un híbrido entre móvil y pequeño tablet que lo hace a modo de libro. A quienes hemos tenido la suerte de probar sus predecesores, las sensaciones de familiaridad nos invaden al instante; esto nos suena mucho.
Ocurre tanto en manejo, como en dimensiones, como en materiales, aunque hay cambios que no son tan perceptibles y cabe mencionar. La marca dice haber empleado un aluminio un 10% más resistente y es 11 gramos más ligero que el Fold2, y aunque efectivamente desprende sensación de robustez, es algo que ya nos pasaba con el anterior. Así que han mantenido algo que ya era positivo, en principio con esa mejora a nivel de resistencia.
El tacto es agradable y plegado resulta cómodo de agarrar, aunque sea literalmente el doble de grueso que un móvil medio actual. Lo hace al quedar en una anchura de unos 67 milímetros, frente a los 75,6 milímetros del Samsung Galaxy S21 Ultra y recordando casi más en este parámetro al Sony Xperia 1 III, un verdadero campeón de estrechez en la gama alta actual.
En comparación a su antecesor, es un poco más compacto (no llega a ser perceptible) pero eso sí, integra una batería con algo menos de capacidad. Como decíamos, queda por encima de los móviles estándar más pesados, pero por debajo del Huawei Mate X2, quizás uno de los dispositivos más parecidos físicamente y de más justa comparación en este sentido (295 gramos).
Altura (milímetros) | Anchura (milímetros) | Grosor (milímetros) | Peso (gramos) | Pantalla (pulgadas) | Batería | Superficie (cm²) | Volumen (cc) | |
---|---|---|---|---|---|---|---|---|
Samsung Galaxy Z Fold3 (abierto) | 158,2 | 128,1 | 6,4 | 271 | 7,6 | 4.400 | 202,7 | 129,7 |
Samsung Galaxy Z Fold2 (abierto) | 152,9 | 128,2 | 6-6,9 | 282 | 7,6 | 4.500 | 204,1 | 140,8 |
Samsung Galaxy S21 Ultra | 165,1 | 75,6 | 8,9 | 228 | 6,8 | 5.000 | 124,82 | 111,09 |
Realme GT | 158,5 | 73,3 | 9,1 | 186,5 | 6,43 | 4.500 | 116,18 | 105,73 |
Xiaomi Mi 11 Utra | 164,3 | 74,6 | 8,38 | 234 | 6,81 | 5.000 | 122,57 | 102,71 |
Sony Xperia 1 III | 165 | 71 | 8,2 | 186 | 6,5 | 4.500 | 117,15 | 96,06 |
Huawei P40 Pro | 158,2 | 72,6 | 8,95 | 209 | 6,58 | 4.200 | 114,85 | 102,79 |
OnePlus 9 Pro | 163,2 | 73,6 | 8,7 | 197 | 6,7 | 4.500 | 120,12 | 104,5 |
iPhone 12 Pro Max | 160,8 | 78,1 | 7,39 | 228 | 6,7 | 3.687 | 125,59 | 92,81 |
Aunque hayan logrado reducir el peso en unos gramos, se trata igualmente de un móvil pesado y 271 gramos siguen siendo demasiados para una sola mano cuando está desplegado. Aunque dé para sostenerlo como un libro abierto al final es como cuando tenemos un tablet pequeño mucho rato y acaba cansando. Se hace algo más llevadero si está plegado y usamos la pantalla externa, aunque echaremos de menos pulgadas en algunas apps.
El pliegue central como consecuencia de la bisagra sigue apareciendo de un modo visual y al tacto. No es algo molesto ni coarta la experiencia de manera dramática, pero es totalmente visible y no se ven cambios con respecto a lo anterior, por lo que Samsung aún no ha conseguido ese panel liso que quizás hemos idealizado muchos y que de momento no ha conseguido ningún plegable. Cabe decir que no ocasiona problemas a nivel de sensibilidad táctil, aunque lo percibamos al pasar el dedo por encima.
La bisagra no parece haber experimentado cambios radicales y a nivel externo sigue cubierta por una tapa trasera en brillo (con el logo) y dos cubiertas superior e inferior que parecen evitar la entrada de partículas tanto con el móvil plegado como abierto, sin que se aprecien agujeros. Hablando de acabados, sobre la superficie del Z Fold3 se ha aplicado un tratamiento oleófugo para evitar que se quede la grasilla de las yemas de los dedos y esto se logra en la trasera con las cámaras, pero no tanto en los bordes (con algo más de brillo) y ni mucho menos en la tapa trasera de la bisagra, siendo bastante sucia (especialmente en el color negro).
Hablábamos del Huawei Mate X2 antes y nos sirve para traer a colación algo: aunque no hemos podido probar (como su predecesor), el de Huawei promete un cierre completo de manera que no queda hueco entre los dos lados de la pantalla plegable. Es algo que se ha mantenido sin apenas variación en el Fold3, con una hendidura por la que cabe la esquina de una tarjeta estándar.
Algo que no se aprecia a simple vista, pero sí se hace usando el dispositivo como si nada bajo la lluvia, es la certificación de resistencia al agua IPX8. No hemos probado a sumergirlo tranquilamente como sugiere la especificación, pero aprovechando la anómala condición de lluvia por esta zona lo hemos usado sin funda dejando que se moje todo y sin problema.
De momento hemos comentado que el Samsung Galaxy Z Fold3 5G es robusto, algo más ligero, de comodidad y suciedad relativa y bastante conservador. Hablemos de bordes y "trucos".
Los bordes metálicos que cubren las dos mitades del dispositivo se dibujan casi de manera idéntica al Fold2, repartiendo los dos altavoces del estéreo en los lados superior e inferior de la que incorpora la pantalla secundaria. Abierto, el marco que muestra la pantalla flexible interna también es clónico, pero en vez de agujero vemos una cámara frontal bajo la pantalla.
La implementación a nivel técnico no parece distar mucho de lo que hemos visto antes en ZTE o lo que parecen mostrar otros como OPPO, pero nos parece bastante más descarado que lo que vimos en el ZTE Axon 20. Con la pantalla ambiente o apagada podemos ver la cámara, como ocurría con la inserción normal con agujero, pero con la pantalla encendida, que es cuando supuestamente ha de estar más disimulado, los píxeles se ven a simple vista, son mucho más grandes que lo que vimos en el ZTE y el efecto está mucho menos conseguido (hablaremos de la calidad fotográfica en su correspondiente apartado).
La parte de la pantalla externa ha variado ligeramente: se conserva el agujero para la cámara frontal y el panel se encaja en la carcasa con un borde izquierdo más grueso, pero los marcos de la pantalla más finos (y el ratio es 24.5:9, no 25:9). El lector de huellas es físico y sigue en el lateral de la tapa que tiene las cámaras, bien ubicado para usarlo sobre todo con el pulgar derecho o el dedo corazón izquierdo.
Pantalla(s): la tercera reafirmación de que algo no encaja
El Z Fold3 presenta en el exterior una pantalla no flexible de 6,2 pulgadas, con una resolución de 2.268 x 832 píxeles y una densidad de 387 píxeles. La tasa de refresco llega a los 120 Hz, lo cual como ahora veremos se mantiene en la pantalla plegable.
Hablando de ésta, se trata de un panel plegable Dynamic AMOLED 2X de 7,6 pulgadas con resolución QXGA+ (2.208 x 1.768 píxeles). Esto se traduce en una densidad de 374 píxeles por pulgadas, sumando el soporte para S Pen y tasa de refresco máxima de 120 Hz.
La resolución de los paneles es más que suficiente para ver bien el contenido, aunque no tengan una densidad competitiva para un móvil de gama alta. No se acusan contenidos desdibujados ni se echa en falta nitidez, por lo que es una experiencia correcta la que dan. El contraste también es adecuado, especialmente en la pantalla externa.
El panel viene muy saturado de fábrica, aunque podemos recurrir a los ajustes de pantalla para dejar un nivel de viveza más natural. Si elegimos esto, no obstante, no podremos ajustar la temperatura de blancos a la carta, como sí es posible con la opción de sobresaturación.
En cuanto a la tasa de refresco, no vemos una mejora con respecto a lo previo pero tampoco es muy necesario. 120 Hz de máximo es un valor más que correcto en un móvil actual y un ajuste que visualmente se aprecia con respecto al mantenimiento de los 60 Hz, y en este caso han llegado también a la pantalla externa. Más adelante en el apartado de autonomía hablaremos de si se nota o no en cuanto a consumo, pero el plus de fluidez de los 120 Hz puntuales sí se aprecia y le sienta bien a One UI.
El brillo máximo es más que suficiente, aunque el ajuste de brillo automático queda un poco alto en condiciones de baja luz. La situación contraria ocurre con el ajuste automático al mínimo al llegar al 5% de batería, algo que Samsung mantiene desde hace años y que no es suficiente en muchas situaciones (aunque siempre es mejor no llegar a este porcentaje de batería).
La pantalla ambiente, o Always On, es ya un clásico entre las posibilidades que ofrece el software propio y aquí la encontramos disponible para ambos paneles, si bien lo que ajustemos se mantendrá para las dos. No hay ninguna novedad aquí, pudiendo activar la visualización de la reproducción de música y ver también los widgets de alarmas y de rutinas de Bixby.
La pantalla de inicio tiene bastantes posibilidades, viendo que se puede optar o no por cajón de apps y que podemos elegir qué ver distintamente en cada panel, o por contra activar que se copien los cambios de una a otra. El fondo de pantalla también puede ajustarse de manera distinta para cada pantalla.
Las apps pueden verse a pantalla completa si la app lo permite… Y si no también, gracias a los trucos (o maniobras forzadas) que permite Samsung Labs. Veremos varias de ellas en la parte de software, pero al hilo del porcentaje de pantalla viene bien mostrar como también podemos elegir si ver una app en 16:9 (lo automático), en 4:3 (más ancha) o a pantalla completa.
Pese a que hemos probado el dispositivo con un plástico protector en la pantalla plegable, la sensibilidad táctil ha sido correcta en todo momento, incluyendo también el área del pliegue. Sin problemas en este sentido con la pantalla exterior, pudiendo jugar y hacer los gestos habilitados sin problemas.
La cámara bajo la pantalla
Como decíamos al hablar de diseño, la inserción que ha hecho Samsung parece haberse basado en píxeles más grandes y menos numerosos. Una aproximación que hace que sea más visible que lo que vimos en el ZTE Axon 20, como decíamos.
El diámetro de esta cámara camuflada es prácticamente el mismo que el de la cámara frontal, aunque en este caso la barra de tareas es ligeramente más alta. Pero en todo caso son barras de tareas bastante estrechas las que quedan y no le roban mucho a la pantalla, sin que llegue al récord de los Galaxy S (4,3 milímetros) pero quedando en 5 milímetros para la barra de la pantalla externa y 5,5 milímetros en el caso de la barra de la pantalla interior.
Los píxeles que se superponen a la cámara frontal interna se “tiñen” según la app, de manera que según la situación puede pasar más desapercibido. Sobre todo ocurrirá en apps que usemos con orientación horizontal y a pantalla completa, como en el caso de juegos o vídeos.
Eso sí, aunque la cámara bajo la pantalla no interfiere en la interacción (por ejemplo, cuando hay un botón táctil sobre ella), lo que sigue ocurriendo es que debido a las proporciones del panel habrá mucho contenido que a pantalla completa deje dos grandes bordes negros, bien arriba y abajo o bien a los lados (según la pantalla), sobre todo apps de streaming. Se echa de menos un panel de 18:9 en estos casos, si bien cabe decir que con respecto a su antecesor “se ha ganado pantalla” al no aparecer una barra negra para cubrir la cámara.
¿Con qué pantalla nos quedamos? Difícil decisión, porque ambas cuentan con grandes ventajas y grandes desventajas. La plegable es más grande y permite ver muy bien los contenidos en cualquier proporción, pero además de esos marcos que hemos dicho está el pliegue central y que no nos pueda gustar percibir la cámara integrada. La pantalla externa da una experiencia parecida a cualquier otro Samsung de gama alta (y resolución media), pero las proporciones hacen que a veces no sea nada cómoda.
Rendimiento: potente esté o no plegado, pero también caliente
Samsung pone un pause en la inclusión de sus propios procesadores con el nuevo Z Fold3. En este giro inesperado de acontecimientos, la marca ha optado por el Snapdragon 888 de Qualcomm, uno de los procesadores más potentes de la actualidad. Esto puede ser celebrado o no según los usuarios, dado que al comparar rendimientos en el S21 Ultra el de Qualcomm parecía ser superior al Exynos en varias de las pruebas de rendimiento, pero inferior en el rendimiento fotográfico.
El corazón del plegable está también ocupado por 12 GB de RAM y almacenamiento UFS 3.1 de 256 ó 512 GB según la variante. Con todo esto, el Samsung Galaxy Z Fold3 aguanta bien cualquier tarea, si bien se calienta con cierta facilidad (sin llegar a temperaturas preocupantes), especialmente usando la cámara (mucho más que jugando).
A continuación, os dejamos los benchmarks del Z Fold3 comparados con los de otros smartphones de características similares:
Samsung Galaxy Z Fold3 | Sony Xperia 1 III | Vivo X60 Pro | Realme GT | ASUS Zenfone 8 | Xiaomi Mi 11 Ultra | Samsung Galaxy S21 Ultra | Huawei P40 Pro |
iPhone 12 Pro |
|
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PROCESADOR |
Snapdragon 888 |
Snapdragon 888 |
Snapdragon 888 |
Snapdragon 888 |
Snapdragon 888 |
Snapdragon 888 |
Exynos 2100 |
Kirin 990 |
Apple A14 Bionic |
RAM |
12 GB |
12 GB |
12 GB |
8 GB |
16 GB |
12 GB |
12 GB |
8 GB |
6 GB |
GEEKBENCH 5 (SINGLE/MULTI) |
1.121 / 2.630 |
1.132 / 3.634 |
1.033 / 3.385 |
1.143 / 3.511 |
1.031 / 3.538 |
1.127 / 3.663 |
991 / 3.272 |
943 / 2.527 |
1.614 / 4.148 |
3D MARK (SLING SHOT) |
8.034 |
(Maxed out) |
(Maxed out) |
(Maxed out) |
(Maxed out) |
(Maxed out) |
9.226 |
8.726 |
- |
PCMARK WORK |
14.115 |
11.857 |
11.163 |
14.673 |
11.113 |
11.691 |
14.043 |
9.476 |
- |
Software: conservadurismo marca de la casa
Samsung saca pecho con este dispositivo a nivel del alcance que tiene para la productividad porque ha adaptado One UI a sus dispositivos plegables con la versión 3.1.1, recién lanzada y compatible con dispositivos anteriores plegables de la marca. Este software se asienta sobre Android 11, dándole a este híbrido entre móvil y tablet algunas de las funciones que se centran en mejorar la multiventana y el manejo.
Samsung añade algunas apps propias que en la mayoría de casos son utilidades como el explorador de archivos o el calendario. Curiosamente, podremos eliminar la app Samsung News pero no la de Samsung Free, pudiendo gestionar las de terceros (aunque en el caso de OneDrive sólo nos deja desactivarla).
La interfaz se mantiene como estamos viendo desde el lanzamiento de One UI: pantallas con texto muy espaciado cuya manifestación vemos muy bien en los ajustes del sistema. Como particularidad, en el Z Fold3 los podemos ver estilo iPad con la Vista múltiple, que permite que se vea el menú principal en una mitad de la pantalla y el apartado que abramos en otra (y que es soportado por alguna otra app propia).
Tenemos las opciones de personalización que hemos visto para la pantalla, con bastante variedad teniendo en cuenta también que hay dos paneles y el modo Flex (del que hablaremos luego). Se conservan añadidos interesantes y ya casi de cajón como la navegación, le Game Booster y otros alicientes a lo que sería Android "stock" que resultan útiles para personalizar la interacción, como el surtido de gestos.
Los ajustes no difieren mucho más de un móvil normal ni de otros móviles de la marca salvo por el aprovechamiento de la multipantalla y la interacción, precisamente los dos puntos que siguen diferenciando a este dispositivo de pantalla flexible. Aquí vemos ligeras mejoras y añadidos con respecto al Z Fold2, pero es básicamente la misma experiencia (quizás sea algo más distinta con el S Pen). Lo vemos a continuación en detalle y por partes.
La capa de Samsung sigue siendo muy pesada y densa con respecto a otras más livianas que consumen menos recursos y que muestran más fluidez en el cambio de orientación o el despliegue de la cortina de notificaciones. Es estable y no hemos tenido cierres inesperados, pero le falta ser mucho más ligera per se y no necesitar los 120 Hz para tener un extra de fluidez.
La multiventana en Samsung Galaxy Z Fold3
En la pantalla plegable, mucho más ancha que la externa, podemos abrir hasta tres apps en modo de pantalla dividida y cinco más a modo de ventana flotante (el resto se quedarán como burbuja), aunque normalmente lo cómodo y útil suele ser tener hasta tres apps de la manera que sea. La marca favorece de algún modo que usemos las apps propias como el navegador de Samsung, permitiendo aquí que podamos arrastrar un enlace y hacer de él una ventana de la pantalla dividida (algo que no se permite en Chrome).
Es en el Fold (cualquiera) donde vemos que la pestaña lateral de Contenidos Edge (Pantalla Edge para los amigos y para el resto de móviles Samsung que la incluyen) es tan práctica como necesaria, ya que una vez es la herramienta que más nos permitirá ir añadiendo apps a la multiventana y poder incluso dejar ahí grupos de apps anclados. De este modo, si por ejemplo siempre usamos el Word con el correo electrónico, podríamos asociarlas en un icono fijo en la Pantalla Edge y así abrir ambas ya directamente en pantalla dividida. Esto tampoco es nuevo, como sí lo es la posibilidad de fijar la barra Edge como si fuese una barra de tareas fija.
La ventana dividida permite intercambiar de lado a lado o la orientación de las apps al pulsar al centro, en un botón de tres puntos. También será ésta la manera de anclar grupos de apps en la barra Edge.
Aquí vemos que han implementado algo, al menos a modo de prueba, que supone un atajo frente a las apps que no permiten pantalla dividida. Podemos ver en los ajustes que hay apps de terceros que ya no sólo admiten la pantalla dividida, sino también el Flex mode (ahora hablaremos de él), mientras otras (un cariñoso carraspeo desde aquí a Instagram) aún no permiten ni lo primero. ¿Qué podemos hacer en este caso? Activar que todas las apps soporten la multiventana desde Samsung Labs y poder al menos probar a usarlas así (teniendo en cuenta que será más posible que fallen al ser algo forzado).
Lo más conveniente para disfrutar de todas las ventajas del trabajo en multiventana y pantalla dividida es, como cabe pensar, el uso de apps compatibles. Éstas siempre empezarán siendo las de la casa, como ahora veremos con el modo Flex, viendo que en el caso del navegador de Samsung podemos hacer que una nueva pestaña se abra en forma de nueva ventana. Como ya ocurría en el Fold2, las apps de Office de Microsoft gozan de privilegios frente a las de ofimática de otros terceros y en el caso de Excel o Word (entre otras) podremos arrastrar contenido directamente entre ventanas, pero no si usamos Números o Documentos de Google.
La doble pantalla
Parte del reclamo de los Z Fold es la versatilidad que puede dar el trabajo con una doble pantalla, especialmente cuando éste puede ser ininterrumpido. Si lo ajustamos así, podremos establecer que las apps que queramos no se cierren cuando abrimos el dispositivo al estar trabajando con la pantalla externa, de manera que podamos seguir como si nada con la pantalla flexible.
Esto es especialmente cómodo en apps con teclado, dado que el que aparece en la pantalla externa es tan estrecho que cuesta mucho escribir sin equivocarse, o en la app de cámara si queremos ir revisando las fotos y tomas que hacemos con reiteración. Lo que nos puede ocurrir si hacemos a la inversa, si pasamos de la pantalla interna a la externa, es que la app se reinicie al no poder cambiar su tamaño mientras se ejecutan (pasa con algunas de terceros, como Instagram).
El paso de la pantalla externa a la interna nos da de camino la posibilidad de recurrir al modo Flex si mantenemos el Z Fold3 abierto en un ángulo de 90 grados. Es algo que ya existía previamente (desde el Z Fold2) y que nos sirve precisamente los casos en los que una de las mitades ejerce de mando o de teclado, como en el caso de una app de mensajería, Spotify o la app de cámara.
Podemos forzar el modo Flex en Labs, pero si la app no es compatible posiblemente sólo aparezca un pequeño menú genérico con cuatro atajos (para capturar pantalla, ver las notificaciones, etc.). Aunque otro de los puntos negativos se mantiene con respecto a su predecesor: lo natural es abrir el móvil y usar la parte con pantalla externa como “joystick”, y esto hace que sea muy fácil tapar los altavoces. Si usamos la otra parte (la que tiene las cámaras externas) no los taparemos, pero no es muy agradable ir tocando el módulo con los dedos (ni recomendable, dado que las huellas son un habitual enemigo de la calidad de las fotografías).
Al final, el uso del modo Flex es algo anecdótico en el día a día por varios de los aspectos que hemos comentado:
- Pocas apps lo soportan: sobre todo, pocos juegos.
- El teclado de Samsung se adapta bien a la superficie y es muy versátil. tiene prácticamente todo lo que pediríamos al teclado de un dispositivo con tanta posibilidad de interacción. Pero el no autocorregir automáticamente (has de hacer tap sobre la sugerencia de texto) es incómodo con una pantalla tan grande porque has de levantar la mano igualmente.
- El lector de huellas está pensado para un bloqueo/desbloqueo con el agarre en vertical.
- Tapamos los altavoces o tocamos continuamente las cámaras traseras.
- El pliegue crea algunos reflejos en la zona, más notables en fondos blancos.
Cámaras: lo potente es la versatilidad de las traseras y ésta está por rematar
Por antecedentes, los que Samsung ya tiene en plegables tipo libro, los Fold no han supuesto un salto en fotografía con respecto a sus predecesores de gama alta. De hecho, a grandes rasgos apenas vemos cambios en el hardware con respecto al Z Fold2, manteniendo el mismo sensor al menos en la principal y el gran angular. La resolución del de la cámara frontal bajo la pantalla sí es algo menor que la frontal interior del año pasado (4 megapíxeles con respecto a 10 megapíxeles). Así quedan todas:
- Principal: sensor de 12 megapíxeles (píxeles de 1,8 µm), con lente con apertura f/1.8 , Dual Pixel AF, campo de visión de 83º y estabilización óptica.
- Ultra gran angular: sensor de 12 megapíxeles (píxeles de 1,12 µm), lente con apertura f/2.2 y campo de visión de 123º.
- Teleobjetivo: sensor de 12 megapíxeles (píxeles de 1 µm), lente con apertura f/2.4, PDAF, Dual OIS, campo de visión de 45º y zoom óptico 2x.
- Frontal exterior: sensor de 10 megapíxeles (píxeles de 1,22 µm), lente con apertura f/2.2 y campo de visión de 80º.
- Frontal interior: sensor de 4 megapíxeles (píxeles de 2 µm), lente con apertura f/1.8 y campo de visión de 80º.
Cabe esperar un resultado similar al año pasado, si bien hay que atender al procesado y a lo que pueda haber evolucionado. Hablemos antes de la app, la cual en este caso tiene algo más que comentar por las peculiaridades del móvil.
App de cámara
La app de cámara no difiere mucho en utilidades con respecto a lo que vemos en otros Samsung de gama alta, pero se le añade el modo Flex que hemos comentado y la posibilidad de ver la vista previa de las cámaras traseras en la pantalla externa. La idea es buena, no tanto la ejecución, dado que es muy fácil tocar por accidente la pantalla flexible y ésta no queda desactivada, con lo que al final es algo incómodo usar las cámaras traseras para selfies (y son las de mayor calidad, como veremos luego).
Más allá de eso, Samsung mantiene el ajuste de HDR en el menú de ajustes de la cámara, con lo cual ejecutarlo manualmente como tal no existe. Podremos tenerlo en automático o bien no tenerlo.
Se mantienen los botones directos para el gran angular y el zoom a 2x, pudiendo también ajustar gradualmente los aumentos. Las pestañas son editables (salvo para los modos básicos) y hay un modo Pro muy completo.
La app es completa y se ajusta bien a las capacidades del móvil salvo por ese punto que comentábamos de la vista previa en la pantalla externa. La cámara bajo la pantalla tampoco tiene modo retrato, aunque lo más reprochable es que funciona bastante lentamente y que no es muy difícil que los swipes que hagamos para cambiar de modo se interpreten como un zoom o viceversa.
Cámaras traseras
La cámara principal es la más solvente con diferencia. Es equilibrada en colorimetría y rango dinámico, dando un nivel de detalle que, sin ser algo destacable, no está mal hablando de la mayoría de situaciones.
Donde la resolución queda en un nivel algo bajo con respecto a las expectativas es en interiores y días nublados, que suelen ser situaciones muy exigentes para los móviles. Aquí será mejor recurrir al zoom si buscamos un buen recorte, si bien tiende a exagerar los contornos aunque no dispare en HDR.
En estas situaciones más costosas, no nos recuerda a un móvil de gama alta porque además de perderse la definición aparece el ruido. Esto también lo veremos en la cámara frontal externa, en la próxima sección.
El HDR añade algo más de contraste en tomas con más contornos y contraluces, pero tampoco es demasiado agresivo. Como hemos visto anteriormente, aunque desactivemos el HDR automático y en teoría no se active, al observar las fotografías vemos que parece activarse igualmente.
El zoom a 2x es correcto y ayuda a obtener mayor detalle incluso de noche, aunque aplica un balance de blancos más cálido que la estándar y el gran angular. No llega a ser algo que dañe la foto, pero le quita un tanto de realismo (y en una serie de fotos más rápidas podemos ver que a veces esta “corrección” no se hace y el balance de blancos es correcto).
El gran angular deja bastante que desear a nivel de detalle. Sin ampliar puede dar el pego en situaciones fáciles, como un paisaje de día con luz abundante, pero en interiores, días nublados y de noche queda bastante por debajo de lo esperado.
Las fotografías de noche con la principal están bastante bien y normalmente será casi conveniente no usar el modo noche. Éste último nos ha resultado algo errático (disparando en el modo noche configurado en automático) y en modo automático vemos que no hay un exceso de ruido y que se interpretan bastante bien las iluminaciones y sombras.
El modo retrato es efectivo a nivel de actuación: nos exige cierta distancia, pero suele aplicarlo aunque quizás no la estemos cumpliendo. Pero incluso en abierto realiza una especie de lavado al primer plano, comiéndose bastante detalle y al final con fotografías poco realistas (al sumarse ese desenfoque tan plano).
Algo a mejorar es el autofocus en fotos macro. Es muy inestable en estas situaciones, que es precisamente cuando quizás necesitemos una mayor estabilidad, pero por suerte tenemos un buen enfoque manual en el modo Pro.
Cámaras frontales
En el caso del Samsung Galaxy Z Fold3 hablamos de cinco cámaras frontales: la interna (bajo la pantalla), la de la pantalla externa, y las tres cámaras traseras. Con ello tenemos dos cámaras subjetivas como tal (sólo una de ellas con modo retrato), un gran angular, un tele y una cámara estándar de más resolución que las dos frontales propiamente dichas (con modo retrato).
La calidad de la cámara principal con respecto a las dos frontales es apabullante: la cámara bajo la pantalla puede lograr alguna foto decente con muy buenas condiciones, pero queda bastante por debajo de la cámara frontal externa y ésta, a su vez, directamente sepultada por la cámara con sensor de 12 megapíxeles.
El detalle desciende a medida que decrece la resolución de los sensores y también el realismo; si bien veremos que la principal aplica esa calidez a la que Samsung nos acostumbra desde hace tiempo (que no acaba de sentar mal, pero no es demasiado realista), las otras dos cámaras tienden a un balance de blancos más frío y sobre todo menos contraste. Además, la cámara frontal externa, con sensor de 10 megapíxeles, da fotografías de unos 6,5 megapíxeles, lo cual tampoco se entiende muy bien.
Lo más cómodo suele ser usar la cámara de la pantalla externa y es relativamente solvente, pero si queremos un retrato de calidad merecerá la pena tirar del teleobjetivo. La estabilización de las cámaras frontales per se es también algo deficiente, habiendo bastante disparos borrosos de noche (sin haber apartado demasiado pronto el móvil).
Vídeo
4K es lo máximo que tendremos en este tope de gama de Samsung y nos parece más que suficiente. Con esta resolución obtenemos tomas buenas en cualquiera de las tres cámaras incluso en días nublados, con lo que no se necesita el 8K de los Samsung más ambiciosos en vídeo.
Son tomas con buen nivel de detalle, colorimetría correcta y buen rango dinámico. Podemos cambiar de lentes dentro de la misma toma (se mantiene la resolución, obviamente) y no hay un salto demasiado llamativo.
Independientemente de la resolución, apenas hay cambio en los tonos y el balance de blancos y la temperatura al cambiar de lente. Notaremos que tanto en el tele como el gran angular aparece mucho antes el ruido que normalmente surge en condiciones más complicadas, con el agravante (en este sentido) de hacer zoom en el caso del tele.
El modo de superestabilización nos fuerza a grabar en 1080p y al ser más exigente es mejor no usarlo en baja luz, dado que pueden quedar tomas ruidosas y subexpuestas. La estabilización es mayor que la de serie (óptica en la cámara principal), pero no lo vemos como algo necesario porque ésta ya rinde bien, dando la superestabilización tomas más “tipo gimbal”.
En cuanto a las cámaras frontales, se repite lo visto en fotografía y la externa tiene mucho mejor desempeño que la interna. El rango dinámico es algo menor a la cámara principal, pero lo que se nota (como en fotografía) es la pérdida de detalle, especialmente de noche. Eso sí, por lo que hemos comentado que ocurre en la visualización de la vista previa en la pantalla externa, no es lo más cómodo usar las traseras como cámara subjetiva en los vídeos.
Autonomía: el talón de Aquiles que lo deja rezagado
Dentro del Samsung Galaxy Z Fold3 encontramos una batería de 4.300 mAh, bajando así un poco la capacidad con respecto a su predecesor (4.500 mAh). Normalmente, una mayor cantidad de mAh favorece la duración de la batería en el uso del móvil, pero al intervenir muchos más aspectos no debemos presuponer que, de manera absoluta, menos es siempre peor.
De hecho, aquí tenemos un resultado distinto que en el Fold2, pero no del todo desfavorable. La autonomía media se nos queda en unas 22 horas, mientras que las horas de pantalla se elevan a 11 horas (a 60 Hz) y dejan lejos las 3,5 horas de pantalla de media el año pasado.
De hecho, en el día a día la experiencia es más o menos la de una jornada de uso por carga. Influirán varios factores; la alternancia de tasas de refresco hasta 120 Hz y el uso de la pantalla interior favorecerán el consumo, igual como todas aquellas apps más exigentes como videojuegos o streaming. Haciendo una combinación de todo, con días con más fotografías que otros, la autonomía suele quedar entre 20 y 26 horas según nos quedemos con la frecuencia de refresco variable o no, respectivamente.
Con eso vemos que la elección de este parámetro si influye en las horas da la batería de sí en una carga, con mejor resultado si lo dejamos en 60 Hz. Pero hablando del uso y teniendo en cuenta que básicamente será más o menos cargar el dispositivo una vez al día de una manera u otra, creemos que compensa dejarlo en 120 Hz por el extra de fluidez que se nota en un software que, como decíamos, se nota aún pesado.
La carga rápida que soporta la hemos tenido que probar con otros cargadores porque el Z Fold3 no incluye cargador. Los Galaxy S21 fueron pioneros en no incluirlo y el nuevo Fold ha recogido el testigo, con sus más de 1.800 euros de precio de salida y “en pro del medio ambiente” (y el ahorro).
El Z Fold3 soporta hasta 25 vatios de carga inalámbrica, probándolo con cargadores de hasta 30W. Con ellos la carga es de unos 95-100 minutos, con lo que más o menos son unas dos horas para tenerlo del todo cargado (del 0 al 100% con el móvil apagado). Es bastante tiempo teniendo en cuenta que las cargas a mayor potencia dan tiempos de menos de una hora para baterías similares.
Sonido: un equilibrio de prestaciones que da buen resultado
Como hemos anticipado al hablar del uso del dispositivo, este plegable de Samsung hereda también el sistema de sonido en estéreo de su antecesor, algo que le da puntos positivos por ser algo que debería ser inherente a cualquier móvil de gama alta y/o ambicioso (y no es así en todos los casos). Lo que no tiene es minijack de audio, por lo que hay que recurrir a auriculares USB tipo-C o bien inalámbricos.
El sonido por altavoces va sobrado de volumen con hasta 113 decibelios en la inmediata salida del altavoz al máximo, lo que se traduce en unos 80 decibelios ambientales. Esto no es recomendable ni por intensidad ni por la pérdida de calidad que ya experimenta a ese nivel, siendo mucho más conveniente dejarlo más o menos al 80%, con lo que da unos 70 decibelios ambientales, que sobra para tener la estancia bien ambientada.
El ajuste de los altavoces es correcto y destaca el desempeño de los graves. Si no fuese por la ubicación, el sonido tendría un excelente desempeño en la gran mayoría de las situaciones, hablando de voz, música o juegos.
Y hablamos de tal y como viene de fábrica, sin el Dolby Atmos activado. En el caso de los altavoces externos, este ajuste da algo más de volumen y sonoridad, pero el audio se satura demasiado y casi es mejor tenerlo algo más comprimido.
Tenemos el ecualizador disponible para los altavoces y también para los auriculares, para los cuales hay más herramientas en los ajustes de sonido. Algo que es recomendable es realizar la prueba de audición para que así indiquemos al sistema qué frecuencias potenciar, de manera que normalmente nos dará un sonido algo mejor según el caso.
En auriculares, el Dolby Atmos nos parece más ventajoso. El rango dinámico mejora y sí percibimos un sonido más claro, quizás por la ventaja que ya conllevan los auriculares frente a los altavoces a nivel físico
La última opción disponible es el optimizador UHQ, pero sólo aparecerá disponible para auriculares conectados por cable. Podemos sumarlo al Dolby Atmos y/o a nuestro perfil de audio, y lo que notaremos es un poco más de reverberación y profundidad, sin resultar empalagosa y que puede dar cierto toque a videos y música (sobre todo a acústicos).
Samsung Galaxy Z Fold3, la opinión de Xataka
Con los plegables últimos de Samsung se ha producido la ironía de que el más pequeño sea el que más sombra hace. El formato Fold parece tener algo menos de sentido que el Flip en el día a día de un usuario estándar que no necesite tanto una multitarea avanzada y el modo Flex no acaba de brillar, si bien los añadidos de software para potenciar la pantalla dividida están muy bien. Aún así, esto nos ha sonado a viejo conocido. Funciona bien, pero ya nos lo habían contado.
El software y parte del hardware hacen que la experiencia con el Z Fold3 no deje de parecer que es algo experimental, incluso un capricho. Es la tercera vez de algo, no la primera vez de nada, y mientras el Flip nos parece práctico y más cercano a lo que podría llegar a ser mínimamente un estándar (para pocos), el Fold nos ha alejado más de aquella curiosidad que nos provocaba pasarnos cinco minutos sólo observando cómo se plegaba y desplegaba un panel en un dispositivo sin dejar de funcionar.
La construcción parece robusta, la experiencia multimedia con una pantalla grande tiene su gracia y la resistencia al agua da tranquilidad (y probablemente no haya sido fácil de conseguir en un móvil así). Pero la aproximación de la cámara bajo la pantalla nos ha dejado algo fríos, y en general no vemos fácil recomendar a mucha gente un producto con un precio de salida elevado que, además, nos da tanto déjà vu.
8.7
A favor
- Plegado resulta estrecho y cómodo de transportar, también a la hora de usar las cámaras traseras.
- La resistencia al agua da tranquilidad y la construcción da confianza al uso.
- Bien por el sonido estéreo (aunque lástima que tapemos los altavoces a veces).
En contra
- Es la tercera vez que vemos un pliegue al medio y que tapamos los altavoces al usar el modo Flex.
- La cámara bajo la pantalla no compensa.
- La autonomía sigue siendo demasiado justa.
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El terminal ha sido cedido para la prueba por parte de Samsung. Puedes consultar nuestra política de relaciones con empresas.
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