Google, de verdad, AMP no mola (tampoco en el correo electrónico)

La empresa que controla nuestras vidas búsquedas vuelve a la carga. Tras intentar primero que AMP triunfase como sustituta de las páginas web HTML de toda la vida, ahora quieren que esa plataforma conquiste nuestro correo electrónico.

El anuncio de esa nueva variante de la tecnología plantea sobre el papel ventajas interesantes, pero lo que no nos dice, como tampoco hizo AMP en sitios web, es lo que obtendrá Google con ella: atrapar al usuario para que nunca salga de su motor de búsqueda, de sus páginas web AMP o, ya puestos, de Gmail.

Primero fue la web

Cuando Google anunció su tecnología AMP (Accelerated Mobile Pages) todo parecía tener sentido en aquella iniciativa. Páginas web más ligeras y que se cargaban rápido en tu móvil y tu navegador de escritorio.

Aquello tenía truco, porque a esas ventajas les superaban los inconvenientes: el contenido se servía desde los propios servidores de Google, y lo hacía con un subconjunto del estándar HTML creado y gestionado por Google, que lo publicó desde el primer momento como Open Source pero siguió manteniendo el control.

Eso permitía a Google limitar el uso de Javascript por parte de los desarrolladores web. Lo irónico es que para que crear una página web con AMP uno necesita un fichero JavaScript de Google. Hay quien logró recrear la demo de Google AMP sin ese Javascript y, sorpresa, resulta que cargaba más rápido que la original.

Como señalaban en The Register, la ventaja fundamental de AMP para el usuario, esa velocidad de carga, quedaba ensombrecida por sus desventajas, que básicamente se resumían en una: la dependencia absoluta de Google, que pasaba a tener el control de nuestros contenidos. Ese control se ha relajado sensiblemente tras diversas críticas, pero las desventajas (y las críticas) persisten.

Si veis esa barra azul en la parte superior de vuestro móvil cuando visitáis una página web, estaréis viendo la versión AMP. Más rápida, más ligera... y más controlada por Google.

El programador Daniel Miessler analizaba esta plataforma y llegaba a una conclusión clara sobre AMP, afirmando que como en otros casos (ejem, Facebook, ejem) estábamos viendo cómo estas empresas que querían romper el sistema tradicional y dejar de abogar por una internet diversa y descentralizada para que internet y en concreto los contenidos web se convirtieran en ese portal gigantesco que nunca tendríamos que abandonar. Como él explicaba,

AMP es malo. Es un ataque del principio básico de la red, inter, web, y de todos los otros términos metafóricos en los que pensamos cuando nos imaginamos internet. Todos significan conexión. A todo el resto. Quieren posicionarse en medio de todo eso, recolectar el contenido y presentártelo ellos mismos. Porque pueden, y porque ganarán más dinero si lo hacen.

Google parece querer atraparnos y encerranos en esa internet paralela y controlada por la empresa —y no lo digo yo, lo dicen los desarrolladores web—, y lo está empezando también a hacer con su motor de búsquedas, que desde hace algún tiempo presenta los resultados de forma que ni siquiera tengamos que visitar otras webs.

Utiliza el contenido que indexa para contestar a nuestras preguntas sin que salgamos del buscador (o sin que necesitemos hacerlo en muchas ocasiones). Eso, que desde cierto punto de vista es bueno para el usuario, es malo para quien se ha esforzado en generar ese contenido. No irás al contenido original, porque no lo necesitarás: ya lo tienes todo en Google, ¿a que sí?

Y ahora es el correo electrónico

La idea de Google quiere ir ahora más allá, y además de aquello de las AMP Stories, los responsables de la empresa anunciaban ayer el lanzamiento del llamado 'AMP for Email', también "abierto" y con su código publicado en GitHub. El objetivo, hacer que el correo electrónico por fin pudiera ser interactivo de verdad.

Yo me pregunto: ¿interactivo para qué? ¿Qué tiene de malo el correo electrónico? Puede que no sea el medio perfecto para ciertos escenarios de comunicación, pero desde su creación hace ya más de 40 años este prodigioso invento ha demostrado su validez.

Lo ha hecho a pesar de quienes se lo han querido cargar una y otra vez (Slack, te lo digo a ti), y lo ha hecho porque con sus luces y sus sombras (la privacidad, por ejemplo), el correo electrónico cumple por su simplicidad y por esa bendita realidad que parece enervar a Google o a Facebook (o a Slack): el correo electrónico no es propiedad de nadie. O es propiedad de todos, como queráis expresarlo.

Con AMP en el correo, Google quiere hacer que los desarrolladores sean capaces de integrar funciones que hasta ahora no eran posibles en el correo. Si querías interactuar con el correo, tenías que salir del correo. No había otra. Con AMP no tendrás que hacerlo, y la demo de Pinterest lo demuestra.

¿Por qué "ensuciar" el correo electrónico? ¿Por qué complicar algo que funciona tan bien siendo sencillo y simple? Fácil: para controlarlo y, una vez más, atrapar al usuario no ya con sus propias aplicaciones (el buscador, Gmail), sino con las de otros, ahora integradas en las de Google para poder seguir "contando".

En TechCrunch lo expresaban a la perfección: "AMP es una forma de adaptar y ofrecer, bajo las reglas de Google, páginas web reales desarrolladas con herramientas reales". En Google de nuevo plantean otra amenaza para hacer que algo que no controlaban (no al menos totalmente) y que era estático se convierta en algo bajo control y dinámico. Dinámico para qué, os preguntaréis. Fácil de nuevo: publicidad.

El correo electrónico ya funciona fantásticamente, de verdad. Déjenlo tranquilito, señores de Google.

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