iOS vs Android. Android vs iOS. Una guerra que no parece tener fin y que, en 2024, sigue más viva que nunca. iOS 18 y Android 15 son las últimas versiones, y cabe plantearse cuáles son las diferencias reales a día de hoy entre un sistema operativo y otro. El sistema de Apple es cada vez más personalizable, la propuesta de Google es cada vez más estable y continuista.
¿Es iOS tan cerrado y poco personalizable como siempre? ¿Sigue siendo Android mucho más libre y rico en opciones? En Xataka hemos querido hacer un repaso a la fotografía actual de ambos sistemas, para contarte al detalle qué los diferencia a día de hoy.
Hablemos de datos técnicos
Para entender algunas de las diferencias entre iOS y Android, es inevitable hablar de cómo están construidos. iOS es un sistema operativo basado en XNU, el kernel de Darwin. No hace falta aprenderse los nombres, pero quédate con que su arquitectura es cerrada, controlada por Apple, con un ecosistema más estricto y un enfoque en la integración de hardware y software. Esto se traduce en mayor estabilidad, pero menor flexibilidad.
Android, por su lado, se basa en el kernel de Linux, adaptado con varias capas adicionales. Es un sistema más modular y abierto, lo que permite más personalización y adaptabilidad, pero también puede aumentar la fragmentación del ecosistema.
A la hora de desarrollar aplicaciones, el lenguaje que se utiliza en iOS suele ser Swift, junto a Objetive-C o React. Las apps Android se pueden desarrollar en Java, Kotlin, C++, JavaScript y más, por lo que también suele ser más común encontrar cierta consistencia extra con las aplicaciones cuando hablamos de iOS.
Apple diseña tanto el hardware como el software de sus dispositivos, lo que permite una optimización generalmente superior a la que vemos en teléfonos Android. Móviles como los Google Pixel montan procesadores "propios", aunque a efectos reales hablamos de chipsets en colaboración con otros fabricantes -Samsung en este caso- y no de desarrollos propios como los de Apple.
El propio sistema de archivos también es distinto, usando Android ext4 o F2Fs, mientras que Apple utiliza el suyo propio. El sistema de Apple es algo más robusto en términos de seguridad, aunque apenas permite acceso a las carpetas del sistema. En Android, incluso sin root, tenemos acceso a prácticamente todas.
De hecho, una de las principales bondades de Android es poder instalar aplicaciones en formato .APK desde cualquier repositorio, sin necesidad de pasar por tiendas de aplicaciones o procesos complejos.
En resumidas cuentas, los dos sistemas siguen siendo muy distintos a nivel técnico, y se mantienen esa seguridad y hermetismo en iOS frente a la mayor libertad que proporciona Android.
¿Es cierto que iOS no tiene multitarea?
Una de las principales diferencias entre iOS y Android está en la gestión de los procesos en segundo plano, con enfoques prácticamente opuestos. iOS es mucho más restrictivo en este aspecto, no solo para ahorrar energía, sino también para proteger la privacidad y optimizar la eficiencia del sistema.
Esta limitación permite que aplicaciones como Spotify reproduzcan música en un segundo plano, pero dificulta que aplicaciones como Google Fotos o Amazon Fotos puedan subir fotos si la pantalla está apagada. No es que iOS no permita procesos en segundo plano, sino que aplica restricciones significativas para evitar un consumo excesivo de recursos, manteniendo el control sobre qué actividades pueden seguir ejecutándose.
Por el lado opuesto, una de las ventajas -e inconvenientes- de Android es que las aplicaciones pueden dejar correr sus segundos planos sin menor problema. Hay ciertos elementos del sistema que hibernan procesos cuando estos llevan tiempo sin utilizarse, pero si tenemos muchas aplicaciones instaladas la gestión suele ser algo caótica.
Esto tiene dos lecturas: la primera es que Android permite ejecutar muchas más tareas en segundo plano y podemos apagar la pantalla sin problema, seguirá haciendo lo que tiene que hacer. La segunda lectura no tan positiva es que si tenemos muchas apps y procesos en segundo plano, la autonomía y rendimiento pueden verse comprometidos.
Hablemos de personalización
Hace unos años, personalizar iOS era visto como una herejía. A día de hoy, podemos llevar la interfaz a extremos que nunca hubiésemos imaginado. Aún así, Android sigue siendo un sistema mucho más personalizable, ya que podemos cambiar el propio launcher del sistema.
Esta es una aplicación que se encarga de lanzar -y mostrar- las apps en el escritorio, algo que en iOS no puede modificarse bajo ningún concepto. En Android también podemos tener más libertad a la hora de crear widgets, añadir temas al sistema y modificar prácticamente toda la interfaz, sin contar con las Custom ROM.
La forma extrema de personalizar Android es, literalmente, cambiar el sistema operativo por otro. Podemos hacer root y tener acceso a las carpetas raíz del sistema, así como desbloquear el cargador de arranque -el elemento encargado de que el sistema se inicie- para cargar nuevas ROMs. Hay alternativas como LineageOS, GrapheneOS e infinidad de ROMs de terceros para los móviles más populares.
En iOS la alternativa es el jailbreak, un proceso que nos permite modificar el sistema de forma más profunda, aunque nunca hasta el extremo de un Android con la ROM cambiada.
Actualizaciones y soporte a largo plazo
Hasta hace no demasiado, comprar un teléfono Android era comprar un teléfono que se actualizaba, con suerte, durante un par de años. Tanto Google como los fabricantes de procesadores se han puesto las pilas, y ya son varios los fabricantes que ofrecen entre cinco y siete años de actualizaciones de sistema.
Apple nunca da un dato cerrado sobre cuántos años se actualizarán sus teléfonos, pero la media está en seis años. En estos términos, ambos sistemas están relativamente igualados.
La principal diferencia es que, cuando Apple lanza una nueva versión, todos los dispositivos la reciben al mismo tiempo. Da igual que tengas un iPhone 16 Pro o un iPhone 12: el día de lanzamiento de la nueva versión de iOS, la reciben al mismo tiempo.
En Android, desde que Google libera la nueva versión hasta que el fabricante optimiza su software suele pasar, como mínimo, medio año. Tenemos ciertas garantías de que nuestro teléfono se actualizará, pero es difícil saber cuándo.
Inteligencia artificial
Un aspecto en el que Android está, según la propia Apple, dos años por delante, es la inteligencia artificial. Los modelos de Gemini Nano están integrados en buena parte del sistema de los móviles más actuales y, en los que no, podemos remplazar al Asistente de Google por el .APK de Gemini.
Además de la IA de Google, los propios fabricantes, como Samsung, implementan funciones de borrado de objetos, grabación de voz con resúmenes inteligentes, traducción de llamadas... IA aplicada a los procesos del día a día. Puede que usemos o no estas funciones, pero están disponibles y bastante pulidas.
Por su lado, iOS está dando sus primeros pasos con Apple Intelligence. ¿El problema? En iOS no la veremos hasta primavera. Se puede probar con una cuenta estadounidense poniendo el móvil en inglés y con un proceso que, siendo sincero, no recomiendo a ningún usuario medio.
A día de hoy, iOS no tiene inteligencia artificial disponible en Europa, mientras que los fabricantes Android avanzan con paso firme en este aspecto.
Ni iOS es tan iOS, ni Android es tan Android
Con el paso del tiempo, ambos sistemas han ido convergiendo en propuestas que, si bien siguen siendo muy distintas, cada vez guardan mayores similitudes. Android es un sistema cada vez más pulido, lejos de las inestabilidades y errores del paso, y completamente a la altura de iOS en soporte.
iOS, por su lado, sigue siendo una apuesta segura, muy estable, y con algo más de personalización para que no todo sea puro hermetismo. La decisión sigue siendo puramente personal.
Imagen | Xataka
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