A estas alturas del partido, casi quince años después del estreno de 'Iron Man', con tres fases y pico de películas y un buen puñado de series, ya nos hemos acostumbrado a aderezar con una pizca de sal y escepticismo todo lo que venga de Marvel. No solo no es posible que cada nuevo lanzamiento sea un antes y un después en el universo audiovisual que han construido, sino que ni siquiera intenta serlo.
La nueva 'Caballero Luna' viene con las etiquetas de revolucionaria y lo nunca visto en materia superheroica. Las primeras promos dejan de lado las capas y las máscaras para mostrarnos unas pesadillas paranoicas en las que Oscar Isaac tiene unos terribles transtornos de personalidad en los que puede estar implicado o no una especie de gurú interpretado por Ethan Hawke. Todo queda oculto bajo el manto del Caballero Luna, en una enrevesada historia de identidades saltarinas en las que también anda metido el dios egipcio Khoshu.
Hemos tenido acceso a los cuatro primeros episodios de la serie que esta semana aterriza en Disney+, y es cierto que en su arranque, la serie juega (y se divierte haciéndole partícipe de ello) con el mareo al espectador. Oscar Isaac pone todo de su parte para aderezar los vaivenes identitarios de su personaje, con cambios de acento, giros de personalidad y un excelente trabajo de interpretación física, dando vida (para empezar) a un perdedor que trabaja atendiendo la tienda de un museo y es incapaz de conservar un mínimo de interacciones sociales. Gracias a su talento para la comedia corporal y su indudable carisma, el arranque de la serie, una montaña rusa de saltos en el espacio y el tiempo, se hace divertida y digerible.
Sin embargo, lo que podría tener de interesante ese planteamiento, la posibilidad de crear un héroe Marvel en una escala de grises absoluta debido a sus vaivenes de identidades, aquí no termina de cuajar porque Marvel no sabe renunciar a la eterna tentación de crear personajes adorables, cercanos y con los que identificarnos. La persecución en el camión de helados, con mucho humor y mientras suena un himno pop, es el mejor ejemplo del desequilibrio entre esas intenciones ambiguas y oscuras y lo que acaba dándonos la serie.
Moon Knight, un antihéroe con posibilidades
Pero no estamos ante una oportunidad perdida, como el segundo tramo de 'Wandavision', cuando se abandonó el humor y la experimentación, ni ante una réplica perezosa de lo visto en las películas, como 'Falcon y elSoldado de Invierno'. 'Caballero Luna' tiene potencial suficiente para dar alguna que otra sorpresa, y de hecho, ya trae alguna a cuestas en su cuarto (de seis) capítulos.
Es interesante que Marvel haya dejado aquí de lado la ambición de integrarlo todo en el MCU, y salvo algún guiño muy puntual y casi críptico, este héroe que tiene más de Batman que de Vengador pertenece a su propio microverso. Sin duda eso le da más holgura a la serie, menos restricciones y también más libertad narrativa: puede atender a las propias necesidades de su historia, y no a la obligación de tender puentes hacia media docena de otras narrativas.
'Caballero Luna' brilla, por tanto, cuando se atisban momentos que, efectivamente, no habíamos visto previamente en el MCU: la(s) interpretación(es) de Oscar Isaac son algo más libres que de costumbre. Y aunque los episodios dirigidos por Justin Benson y Aaron Moorhead están muy lejos de la experimentación y el atrevimiento de sus mejores películas (magníficas piezas de ciencia-ficción minimalista como 'Resolución', 'Spring' o 'El infinito'), se atisba un mínimo de narrativa afilada, que no está en series divertidas pero básicas como 'Loki' u 'Ojo de Halcón'.
El mejor momento de estos cuatro capítulos iniciales está en un detallado, pausado y simbólico preámbulo esotérico en el primer capítulo, donde vemos con todo detalle la preparación de un ritual misterioso. Si todo 'Caballero Luna' hubiera ostentado esa sensibilidad todo el tiempo estaríamos ante una serie muchísimo más sugestiva. Pero claro, entonces no estaríamos hablando del último bombazo de Marvel.
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