Estamos curtidos en el lenguaje de Hollywood. Cuando nos venden un blockbuster de ciencia ficción sabemos que es una forma de adornar la descripción de una película de acción que tiene lugar en el futuro o en el espacio. Es en otros rincones del género donde debemos buscar una ciencia ficción más sofisticada que realmente ponga el foco en la parte humana de la historia; o incluso en la parte científica. 'Moon', 'Her', 'El Congreso', 'Perfect Sense' 'Man from Earth', 'Ex Machina' o 'Primer' son algunos eclécticos ejemplos más o menos recientes.
Los primeros minutos de 'La llegada' dejan claro que su lugar está en esa categoría más intimista y sofisticada de la ciencia ficción. El arranque viene marcado por una invasión alienígena en la que doce naves aparecen sobre varios puntos del planeta, un evento que no se narra con desarrollo de los hechos sino desde el impacto que tiene en la humanidad.
«'La Llegada' es una película más sobre puentes que sobre muros» Denis Villeneuve.
El espectador lo vive a través de noticieros de todo el mundo que informan del suceso, jóvenes que reciben las novedades en sus teléfonos mientras están en clase, universidades vacías y una lingüista que ha de rendirse al hecho de que el mundo se ha parado y sólo gira alrededor de esas 12 misteriosas cápsulas negras.
Esa lingüista es la doctora Louise Banks (Amy Adams), una respetada experta en su campo que no es ajena a colaborar como traductora con el ejército norteamericano. Todos los gobiernos del mundo ponen en marcha equipos de élite para tratar de comunicarse con los alienígenas y saber de dónde vienen y por qué han llegado a la tierra. Louise lidera el equipo estadounidense con la ayuda del matemático Ian Donnelly (Jeremy Renner) y bajo el mandato del Coronel Weber (Forest Whitaker).
El atractivo de la ciencia
Los años cuarenta y cincuenta son etiquetados como la edad de oro de la ciencia ficción literaria. En aquellos años se publicaron muchos de los grandes clásicos del género firmados por nombres como Isaac Asimov, Ray Bradbury, Arthur C. Clarke, o Philip K. Dick, que daban rienda suelta a la hard y la soft science fiction en las que 'La Llegada' encuentra su primordial inspiración argumental.
Adentrarse en el primer acto de 'La Llegada' es como nadar en esos clásicos. Caminar jungo a Louise en su proceso de aprendizaje y comunicación con los alienígenas es como volver a saborear la exaltada impaciencia de conocer y comprender a los superseñores de 'El Fin de la Infancia'. Descubrir los entresijos filológicos y lingüísticos que definen la lengua o las peculiares leyes físicas que se aplican al interior del monolito son parte importante de la esencia del relato.
Para aclimatarme, interactué con lingüistas y físicos. Pasé tiempo con mentes brillantes para escuchar cómo hablan entre ellos. Lo que hacía que se iluminasen los ojos de un neurólogo, lo que mejoraba el día de un ingeniero aeronáutico, era compartir una idea. Lo que significaba esto para mi es que tenía que abrazar los momentos expositivos. La gente inteligente son profesores constantes, y tenia que aparcar mi propia regla de evitar momentos en los que un personaje se para a explicar o definir algo. A veces, es bienvenido. Eric Heisserer [1].
Resulta tremendamente satisfactorio toparse con un desarrollo que no tema adentrarse en discusiones explícitas y detalladas sobre física, matemáticas o lengua sin tratarlos como accesorios. Eric Heisserer ('La cosa' de 2011) es hábil escribiendo un guión, que adapta de una historia corta de Ted Chiang, en el que todos estos conceptos científicos se disponen al servicio de la temática general y del desarrollo de los personajes evitando que resulten densos o inaccesibles.
El anclaje en lo emocional
Con la ciencia cubierta quedaba pendiente la parte de ficción. Aquí es donde entra pisando fuerte Denis Villeneuve, un director con una trayectoria admirable que nunca descuida el núcleo emocional de sus historias; ni en las más obvias como la maravillosa 'Incendies' o (la un pelín intensa) 'Prisioneros' ni en otras menos obvias como 'Sicario' o 'Enemy'. Ese desarrollo emocional de 'La Llegada' es la clave de su esencia, de su mensaje sobre la necesidad de comunicación entre los seres humanos.
«Cuando pienso en adaptar una historia no me obceco en cuán cinematográfica es la fuente sino en cómo me hace sentir». Eric Heisserer.
La reflexión global sobre nosotros como colectivo nos viene dada a través de lo individual, de aquello que define nuestra experiencia vital, de nuestras tragedias y alegrías. Porque aunque estas excepcionales personas que han sido elegidas para contactar con los alienígenas estén representando a la humanidad, son en realidad individuos. Son Louise e Ian. Abbot y Costello.
Al igual que el relato juguetea con el lenguaje técnico haciéndolo indivisible del desarrollo de los personajes y la reflexión, Villeneuve nos fascina con un lenguaje cinematográfico en el que prima la empatía por encima de todo. Aquí dos cabalgan juntos. Amy Adams hace un trabajo fantástico atrayéndonos hacia su Louise. Lo que la mueve y remueve, lo que implica esta conexión extraterrestre para ella en particular. No en vano el relato original se titulaba 'La historia de tu vida'.
El lenguaje define la realidad
En una película que trata sobre el lenguaje y la comunicación, Villeneuve hace suyas todas las herramientas narrativas que ofrece la cinematografía. Se apoya mucho en una temperatura del color muy elocuente a la hora de construir una atmósfera para las diferentes partes de la historia, las imágenes de la vida de Louise en tonos cálidos y todo el proceso de contacto con los aliens en tonos fríos.
El trabajo de Jóhann Jóhannsson con la música también se convierte en esencial para el clima de la historia, una banda sonora atonal cuyo peculiar uso de voces en las composiciones complementa el fuerte elemento humano de la historia. Es un trabajo original y brillante que se complementa con el uso de uno de los temas más clasicos de Max Rixter, On The Nature of Daylight, cuyas sentidas cuerdas abren y cierran el film.
[Habitualmente empiezo tras el rodaje] En ‘Arrival’ empecé a escribir la música durante la pre-producción, me inspiraron mucho las ideas del guión. Es una película de ficción especulativa, hay muchas ideas interesantes sobre el lenguaje, la comunicación y cómo experimentamos el paso del tiempo y cómo el lenguaje afecta a esa experiencia. Todo esto está en cómo me acerqué a la música e imaginé el sonido. Jóhann Jóhannsson [2].
Pero la forma más brillante en la que 'La Llegada' emplea el lenguaje cinematográfico es con la estructura del relato. Es difícil ser justos aquí sin echar a perder la satisfacción de ir descubriendo lo que guarda, pero es tan sagaz como deslumbrante la forma en la que tanto el guión como el montajen utilizan herramientas narrativas casi en contra del espectador, escondiendo a simple vista el secreto de su relato fragmentado.
Nos cuentan Louise e Ian durante la película la hipótesis de Sapir-Worf, que afirma que una inmersión total en un lenguaje ajeno puede alterar la forma en la que pensamos. 'La llegada' presenta su propia versión de esa hipótesis. Es una de esas historias que crecen con en un segundo visionado, ya que conocer el lenguaje de la película cambia por completo el entendimiento de las imágenes que está mostrando.
La ciencia ficción reciente tiene en 'La Llegada' un antes y un después. Un título que condensa de forma brillante aquello que caracteriza al género: utilizar elementos fantásticos como reflejo o método de reflejar lo que define a la humanidad en el presente. La muerte, la pérdida y el mismísimo sentido de la vida son en última instancia las reflexiones que propone a través del aprendizaje de Louise como individuo y como ser humano.
[1] Eric Heisserer: Cómo escribí 'La Llegada' (y qué aprendí haciéndolo).
[2] Entrevista con Jóhann Jóhannsson.
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