¿Te ha fallado alguna vez tu disco duro? Hasta que no te toca (y es posible que te acabe tocando) no sabes la pesadilla a la que te enfrentas. Adiós a documentos privados y sobre todo a esas fotos y vídeos familiares y de amigos con momentos que ahora quedarán en el olvido.
La realidad, queridos lectores, es que los discos duros acaban fallando. No todos, claro, pero sí un número sorprendentemente alto. El último estudio de Backblaze lo confirma, pero eso no significa que no podamos protegernos ante esa amenaza: existe una estrategia de backup llamada 3-2-1 que precisamente está pensada para que tus datos siempre estén a salvo de estos y otros desastres (incluidos ransomwares, desde luego).
¿Cuánto (y cada cuánto) fallan los discos duros?
La empresa de almacenamiento en la nube Backblaze lleva años publicando sus conclusiones sobre el segmento de los discos duros tradicionales: su uso masivo de unidades de este tipo ha hecho que puedan compilar una gran cantidad de datos que les permiten analizar el rendimiento de estas unidades y, sobre todo, la fiabilidad que ofrecen. Su última edición confirma una vez más que los discos duros no son infalibles.
En ese gráfico, por ejemplo, queda patente el problema al que están sujetas estas unidades. Es raro que fallen tras el primer o el segundo año, pero cuando llevas cuatro años con la misma unidad estás expuesto a que esas unidades te den algún que otro susto que podría acabar con tus datos inaccesibles.
¿La solución? Evidentemente, tener copias de seguridad. Los estudios de Backblaze son un sugerente recordatorio de esto, pero obviamente son parte interesada: ofrecen un servicio de almacenamiento en la nube para que pongas a salvo tus datos en él.
Sea como fuere, sus datos son objetivos, están basados en su propia experiencia —usan miles de unidades de almacenamiento de distintas marcas y capacidades— y sirven para demostrar que efectivamente tus datos están en peligro si no tienes alguna estrategia de backup. Que es precisamente lo que vamos a proponeros ahora mismo.
La estrategia 3-2-1 de backup
Los propios responsables de Backblaze hablaban de esta estrategia —también recomendada por el US-CERT— a la hora de tener tus datos protegidos con varias copias de seguridad, y el principio en el que se basa esta estrategia es muy simple: diversificar esas copias de seguridad o backups.
Hay otras opciones a la hora de asegurar los datos, y desde luego no es mala idea combinar esta estrategia con sistemas igualmente válidos como las configuraciones RAID o distintos medios de almacenamiento (de eso hablamos más adelante). Si nos centramos en esta estrategia, las claves son las siguientes:
- 3: Manener 3 copias de cualquier fichero importante: 1 principal y 2 backups.
- 2: Mantener los ficheros en 2 tipos distintos de almacenamiento para protegerlos ante distintos riesgos.
- 1: Almacenar 1 copia de seguridad fuera de nuestra casa u oficina.
Si trasladamos esas reglas a un ejemplo práctico, la idea sería sencilla. Imaginad que tenemos un fichero llamado foto.jpg con una imagen familiar que queremos tener a salvo.
Para ello tendremos que tener 3 copias de ese fichero, y para cumplir esos requisitos tendríamos que tener la imagen en nuestro equipo por ejemplo, en un disco duro externo y, además, en un servicio de almacenamiento en la nube. Como indica el último punto de esa estrategia, el disco duro externo deberá estar además en otro sitio (por ejemplo la casa de nuestros padres).
¿Cuál es la opción más segura para backups a largo plazo?
Los datos de Backblaze demuestran que los discos duros tradicionales pueden acabar fallando tarde o temprano, así que ¿hay algún medio de almacenamiento que garantice que nuestros datos estén protegidos más tiempo sin problemas? Ese tipo de almacenamiento a largo plazo, que también se conoce como cold storage, es otro de los ámbitos en los que existen dudas sin respuesta clara.
La pregunta es delicada y no hay estudios a largo plazo en este ámbito. Los fabricantes de distintos tipos de almacenamiento prometen una serie de prestaciones que suelen estar circunscritas a un periodo de tiempo relativamente corto (unos pocos años), pero ¿qué ocurre si uno piensa en enseñar esas fotos o vídeos a sus hijos dentro de 20 años, cuando ya sean adultos? ¿Cuál es la mejor forma de proteger esos datos?
No hay un consenso claro al respecto, sobre todo porque aunque esas tasas de fallos de los discos duros están presentes en muchas unidades, hay muchos casos en los que esos discos duros acaban conservando bien los datos tras muchos años. Seguramente entre nuestros lectores haya quien siga utilizando ese PC o portátil con un disco duro de hace 10 años (o más) y todo sigue funcionando igual, y lo mismo ocurre con esos CDs y DVDs que grabamos hace también una década o más y que siguen comportándose a la perfección cuando los introducimos en un lector de CDs o DVDs.
Lo mismo podríamos decir de los discos Blu-ray, que son muy atractivos por su capacidad de almacenamiento pero que están afectados por los mismos problemas que los CDs y los DVDs. No obstante las mejoras tecnológicas en este formato parecen haberlo convertido en un candidato interesante para algunas empresas. Facebook, de hecho, usa unidades especializadas de Panasonic como parte de su sistema de almacenamiento a largo plazo.
Estos soportes ópticos quizás no estaban pensados para ese almacenamiento a largo plazo, pero una empresa llamada Millenniata presentó en 2009 sus M-DISC, un disco que podía ser tanto un DVD como un Blu-ray Disc y que se caracterizaba por la longevidad de los datos almacenados, que el fabricante estimaba en nada menos que 1.000 años gracias a una capa especial de carbono que protege los datos grabados. Los discos se pueden leer en unidades convencionales, aunque para grabarlas necesitaremos una unidad especial como las fabricadas por LG, ASUS o Lite-On.
Las unidades SSD que se están comiendo el mercado del almacenamiento tampoco están exentas de riesgos. Aunque sus velocidades de transferencia son espectaculares, pueden acabar fallando también. Eso es precisamente lo que define el MTBF (Mean Time Between Failures, tiempo medio entre fallos), que cada fabricante estima en millones de horas.
En los Samsung EVO 960, por ejemplo, se estiman 1,5 millones de horas, y otras unidades rondan también esa cifra. Son muchas horas, seguro, pero recordad: eso, para bien o para mal, es una estimación media. Un estudio realizado por Google en 2016 determinaba que la tasa de fallos es menor que la de los discos duros, pero la tasa de errores de bit no recuperables era mayor. Algo aún más importante: es la edad del SSD y no lo mucho lo que lo usamos lo que acaba afectando a su fiabilidad.
Hay otras alternativas como las "viejas" cintas magnéticas —las comillas en lo de viejas están puestas adrede— que se siguen utilizando en ámbitos empresariales pero que no tienen apenas presencia en el segmento del usuario final. Quizás lo mejor sea combinar todas ellas... y cruzar los dedos.
Imagen: Unsplash
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