Por fin tenemos con nosotros a la nueva microarquitectura de Intel. Se llama Tiger Lake, y será la absoluta protagonista en los también renovados procesadores Intel Core de 11ª generación para ordenadores portátiles.
Aunque Intel ya esbozó algunas de sus características el pasado mes de enero en el CES de Las Vegas, es ahora cuando por fin conocemos a los primeros integrantes de una familia que mejora en muchos apartados, pero que sobre todo marca el debut de los nuevos chips gráficos Intel Iris Xe.
Intel planta cara a los Ryzen 4000
En los últimos meses hemos asistido a un recrudecimiento de la eterna batalla entre Intel y AMD, y esta nueva familia Tiger Lake es la respuesta de Intel a lo que AMD ha logrado con los Ryzen 4000.
Es pronto para determinar si Intel ha logrado superar a su cometidora y recuperar el trono del rendimiento tanto en CPU como en GPU. Los números que ellos han dado prometen, pero será en análisis independientes donde se podrán determinar esas conclusiones.
Lo que está claro es quel catálogo de Intel es a priori destacable e integra novedades muy relevantes. Los nuevos núcleos Willow Cove con hasta 4 núcleos y 8 hilos de ejecución y una frecuencia Turbo de 4,8 GHz son protagonistas, pero también lo son esos nuevos gráficos Iris Xe con hasta 96 unidades de ejecución y un rendimiento que es el doble de lo que ofrecía la anterior familia, Ice Lake en sus GPUs integradas.
Hay más ventajas que Intel ya introdujo en su Architecture Day 2020 en agosto: la integración de Thunderbolt 4, el soporte de PCIe 4.0, la capacidad de conectar hasta 4 monitores 4K a 60 Hz o sus nuevos codificadores de contenidos multimedia (que permitirán tener vídeo 4K60 con 10 bits de color y submuestreo de 4:4:4, es decir, sin compresión).
Este lanzamiento contará de inicio con nueve procesadores. Seis de ellos son de la llamada "Clase UP3", que sustituye a la anterior clase "U" y que cuenta con TDPs que oscilan entre los 12 y los 28 W.
Estos son los procesadores para ultraportátiles más potentes de esta familia de momento, y destaca especialmente el Core i7-1185G7, que cuenta con 4 núcleos a 3 GHz y una frecuencia turbo máxima de 4,8 GHz que, eso sí, dispara el TDP hasta los 50 W en esos picos. Es ahí donde entra el control de energía del chip, que garantiza que la experiencia sea consistente dependiendo de si lo tenemos enchufado a la corriente o funcionando con la batería.
Todos los chips cuentan con los gráficos Intel Xe, pero las unidades de ejecución varían según el modelo. En el mejor de los casos tenemos 96 EUs a una frecuencia de 1,35 GHz, y será interesante comprobar hasta dónde pueden llegar estos modelos en el ámbito del gaming.
Acompañando a esos procesadores más ambiciosos tenemos los cuatro modelos iniciales de bajo consumo. Se engloban en la llamada "UP4 Class" que antes conocíamos como serie "Y", y tienen un TDP que va de los 7 a los 15 W. La potencia es menor, claro, pero el consumo también lo es y como en otras generaciones la idea es aplicarlos a equipos especialmente ligeros y eficientes.
La frecuencia nativa baja notablemente para lograr esos TDP, pero las frecuencias Turbo a las que se puede llegar son llamativas: 4,4 GHz (si solo se necesita un core funcionando al máximo) y 3,6 GHz (en todos los cores). En el Core i7-1160G7 contamos con una Iris Xe con 96 EUs funcionando a 1,1 GHz, así que en este caso el rendimiento gráfico podría dar también agradables sorpresas.
La CPU mejora, pero es casi es lo menos importante
En Intel —que por cierto, inaugura logotipo— hablaron durante la presentación de cómo han refinado su litografía de 10 nanómetros y han aplicado la tecnología Intel SuperFin para mejorar el rendimiento y eficiencia de estos transistores que son la base de sus nuevos SoC.
El rediseño permite además funcionar a menores voltajes y que permite integrar un buen conjunto de nuevas funciones, integrando características de las que hablaremos más en profundidad como Thunderbolt 4, Wi-Fi 6 o soporte PCIe 4.0, además de mejoras de rendimiento que según Intel son del 20% mejores en la CPU pero son 2 veces (un 100%) las de los núcleos gráficos anteriores.
El rendimiento en el ámbito de la inteligencia artificial se multiplica por cinco, y se aplica en diversos ámbitos que entre otras cosas permiten aprovechar cada núcleo de forma óptica en cada momento.
Esa es precisamente una de las sorpresas de este lanzamiento: el rendimiento de la CPU mejora, sin duda, pero queda ensombrecido por el resto de mejoras que Intel aporta a esta plataforma.
La gran protagonista es su nueva arquitectura gráfica, al que acompañan el nuevo rendimiento multiplicado en tareas de inteligencia artificial y ese conjunto de opciones de conectividad y portabilidad que se aúnan bajo el llamado Project Athena.
Precisamente el Project Athena, ahora rebautizado como "Intel EVO", define una serie de componentes y tecnologías que se aúnan en estos nuevos equipos en los que Intel quiere garantizar ciertos apartados clave para la usabilidad de estos equipos. Por ejemplo, la capacidad de despertar en un segundo desde los estados de suspensión.
También será posible disfrutar de (al menos) 9 horas de autonomía en equipos con pantallas Full HD y un uso más o menos normal del portátil, y con estos equipos se ofrece soporte para carga rápida que por ejemplo permite obtener otras 4 horas de autonomía (de nuevo en equipos con pantallas Full HD) en tan solo 30 minutos de carga .
Comienza la era de los gráficos Intel Iris Xe
Llevamos esperando mucho tiempo un salto cualitativo de Intel en el terreno gráfico, y aunque ya se han vislumbrado algun producto "enorme" destinado a centros de datos y entornos de computación de alto rendimiento, la propuesta para usuarios finales no había cristalizado de momento.
Lo hace ahora por primera vez en forma de chips gráficos integrados para portátiles. A los tradicionales Intel HD Graphics e Intel Iris, soluciones basadas en la arquitectura Gen11 Graphics de Intel de la familia Ice Lake, les sustituye ahora Intel Iris Xe, la implantación para este tipo de equipos de la nueva arquitectura gráfica de esta empresa.
Son muchas las promesas de estos chips y esta arquitectura, y de hecho hace meses ya se pudo ver cómo un prototipo de un portátil con estos chips era capaz de correr 'Battlefield V' en 1080p y nivel de detalle alto con una suavidad sorprendente.
Es pronto aún para poder confirmar si estamos ante los chips que convertirán cualquier portátil en un modesto equipo gaming sin necesidad de gráficas dedicadas, pero desde luego Intel parece plantear aquí una solución muy ambiciosa que dará mucho más margen de maniobra aunque sea para jugadores más ocasionales o no tan ambiciosos en este apartado.
Las pruebas que mostró Intel durante la presentación fueron muy llamativas, desde luego. Para empezar, indicaron que con Intel Iris Xe lograban un rendimiento gráfico mejor que el 90% de los portátiles con gráficos dedicados (no integrados, cuidado) que se vendieron el año pasado.
En sus comparaciones con diversos juegos mostraron un equipo con un AMD Ryzen 7 4800U frente a uno de sus procesadores de 11ª generación (sin especificar) y al menos en esas pruebas internas quedaba claro que el rendimiento de estos nuevos micros de Intel y de sus chips gráficos Iris Xe era notablemente superior al de los chips gráficos integrados de esos chips de Intel.
Aunque esas pruebas son desde luego sorprendentes, será especialmente interesante comprobar si las expectativas generadas hoy por la compañía se hacen realidad cuando tengamos acceso a equipos con los que analizar ese rendimiento de forma independiente.
Wi-Fi 6 y Thunderbolt 4 en la recámara
Intel siempre ha tratado de ofrecer soluciones completas para OEMs y fabricantes de portátiles al lanzar nuevas generaciones de CPUs para este segmento. Ellos inventaron la categoría de Ultrabooks que acabó difuminándose, y ahora impulsarán el llamado Project Athena que agrupa a equipos con cierto tipo de procesadores y ciertas opciones de conectividad o autonomía de batería, por ejemplo.
Con la nueva generación de procesadores con microarquitectura Tiger Lake sucede algo similar: Intel los conjuga con dos características llamativas e importantes que permitirán ganar puntos en los citados apartados. Para empezar está Wi-Fi 6 (802.11ax), la conectividad a redes inalámbricas de nueva generación que poco a poco va extendiéndose y que con el tiempo reemplazará de forma casi completa a las conexiones Wi-Fi 5, mucho más conocidas como 802.11ac hasta ahora.
Contar de serie con esta conectividad Wi-Fi 6 es interesante porque permite lograr tasas de transferencia de 600 Mbps por stream (433 en Wi-Fi 5) y un máximo total de 10.000 Mbps (7.000 en Wi-Fi 5). El alcance y la cobertura mejora incluso en espacios saturados, lo que hace que este estándar sea especialmente interesante con el creciente número de dispositivos que se conectan a estas redes.
La otra novedad del 'pack' es la conectividad Thunderbolt 4, que a pesar de subir en la numeración no aporta cambios especialmente revolucionarios. Las velocidades de transferencia se mantienen respecto a Thunderbolt 3, así que contaremos con un máximo de 40 Gbps. Eso lo hará aún superior al estándar USB 3.2 Gen 2 que logra transferencias de hasta 20 Gbps.
Aún así hay cambios internos que sí podrían hacer que el funcionamiento de estos dispositivos fuera algo mejor. Intel requiere que Thunderbolt 4 soporte anchos de banda de 32 Gbps, lo que supone el doble del soportado en TB3.
Eso hará que en muchos escenarios, aunque la velocidad máxima no sea superior, las transferencias se puedan beneficiar de ese ancho de banda. De hecho permitirá por ejemplo conectar no un monitor 4K, como en Thunderbolt 3, sino dos de estas pantallas 4K e incluso una pantalla 8K.
El estándar también hace posible que salgan al mercado docks (estaciones base) con hasta cuatro puertos, y se corregirá un defecto de TB3 que no permitía "despertar" un PC desde un teclado o ratón conectado a uno de estos docks.
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