Apple cumplió las expectativas y hace unas horas presentó sus nuevos chips Apple M3 fabricados con fotolitografía de 3 nanómetros. Dichos SoC han debutado tanto en los nuevos iMac de 24 pulgadas como en los nuevos MacBook Pro de 14 y 16 pulgadas. Esos chips son la gran novedad de unos equipos que no obstante vuelven a tener un gran problema.
Almacenamiento. Los equipos de Apple pueden parecer más o menos caros para según qué público, pero una cosa es cierta: configurarlos con unidades de más capacidad sí es objetivamente muy caro. Es una estrategia que Apple lleva utilizando desde hace años, y la mantiene en estos últimos MacBook Pro (y en los iMac).
¡¿690 euros por 2 TB!? Los MacBook Pro de 14 pulgadas cuestan 2.029 euros en su configuración básica con los Apple M3, 8 GB de memoria unificada y 512 GB de SSD. Las ampliaciones de memoria unificada son caras, sí (8 GB más por 230 euros), pero la cosa es extraordinaria en el caso de querer ampliar la unidad SSD. Si queremos dar el salto a una unidad de 2 TB, Apple nos cobra 690 euros, cuando una unidad de esta capacidad ronda ahora mismo los 100 euros en Amazon (Crucial P3 Plus de 2 TB, PCIe 4.0 NVMe, hasta 5.000 MB/s).
Aún peor en los iMac. La cosa se repite en los iMac, que además cuentan con una configuración base que ya es cara de por sí en materia de almacenamiento: incluso el modelo "intermedio" con el M3 (con GPU de 10 núcleos) con 8 GB de memoria unificada y 256 GB de SSD cuesta 1.849 euros. Si queremos pasar a una unidad de 2 TB tendremos que pagar la increíble cifra de 920 euros.
Y veremos qué pasa con la velocidad. Cuando Apple lanzó los MacBook Air con chip M2 en verano de 2022 se descubrió algo sorprendente: los modelos de base tenían un problema. Sus unidades de 256 GB eran hasta un 50% más lentas que las unidades SSD del modelo del año anterior. Apple repitió la jugada este mes de enero en sus Mac mini y MacBook Pro 14 en sus configuraciones básicas. Habrá que ver si se repite la situación con estos nuevos iMac y MacBook Pro con chip M3.
Las unidades SSD están a precios de risa y Apple no se ha enterado. Lo más llamativo (o triste) de la situación es que hace meses que la caída de precios en unidades SSD es asombrosa, y actualmente estas unidades están a la mitad de precio de lo que estaban a principios de año. La evolución del coste por gigabyte en memorias NAND Flash —las utilizadas en estas unidades— lleva años dejando clara esa caída de precios, pero en Apple siguen manteniendo su estrategia y cobrando muchísimo más de lo que les cuesta a ellos ofrecer esas opciones.
Esto viene de lejos. Apple lleva años "castigando" a sus usuarios en este ámbito. Durante mucho tiempo los primeros iPhone disponían de tan solo 16 GB de capacidad en sus versiones básicas, y dar el salto a los modelos de 64 GB nos costaba 10 veces más de lo que le costaba a Apple.
La falacia de los Fusion Drive. En octubre de 2012 Apple introdujo sus unidades híbridas Fusion Drive como gran novedad de sus iMac y Mac mini de entonces. Apple combinaba discos duros tradicionales con un pequeño espacio de almacenamiento en unidades SSD que servían como una especie de caché. Eran más asequibles, pero los usuarios avanzados pronto se quejaron de sus rendimientos —son "como un perro herido", aseguraba un usuario—, y a pesar de que las unidades SSD pronto bajaron de precio, Apple siguió utilizando unidades Fusion Drive durante años (por ejemplo, en los iMac de 2019) y cobrando muy caro el salto a SSD.
El almacenamiento como diferenciador. Lo mismo ocurrió durante varios años con los iPad de 32 GB, que hacían mucho más atractivos los modelos de 128 GB. El salto costaba 100 euros y los usuarios se quejaban reconociendo que el almacenameinto era "un diferenciador muy potente". Uno podía ahorrar e irse a los modelos con menos almacenamiento, pero Apple tenía ahí otra solución: comprar almacenamiento en iCloud para acabar ganando esa partida de una u otra forma.
Apple siendo Apple. Con el salto a sus chips Apple M1, M2 y M3, la firma de Cupertino ha logrado dejar atrás la era Intel y la dependencia de un tercero para lanzar nuevos ordenadores, como ya lo hizo con los iPhone mucho antes. Eso permite tener un control (casi) absoluto sobre sus productos. Sus diseños nunca han ido dirigidos a la modularidad o capacidad de expansión, y eso agrava un problema que no tiene visos de resolverse y que de hecho hace que los usuarios tengan que pagar un importante extra si quieren más memoria unificada y sobre todo más almacenamiento en sus Mac.
Imagen | Apple | Noah Buscher
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