El 1 de enero de 2018 un bitcoin valía 14.112 dólares. Un trimestre después, el 1 de abril, nos encontramos con que su valor bajaba a los 6.976 dólares. ¿Qué ha pasado para que el bitcoin pierda la mitad de su valor en estos tres meses?
Pues entre otras cosas, que las criptodivisas no tienen ya tan buena fama. Los esfuerzos por regularlas se une a una tendencia clara para no publicitarlas, algo que frena el avance de muchas iniciativas pero que sobre todo está orientada a una cosa: proteger a los usuarios.
La publicidad desaparece
Uno de los factores fundamentales de la caída ha sido ese cambio de actitud que hemos visto entre las grandes de internet. Hasta hace unos meses la actitud de Google, Facebook, Twitter o Reddit era la misma que con otros muchos temas: vive y deja vivir.
Sin embargo los escándalos en el segmento de las criptodivisas han hecho que estas y otras empresas cambien de filosofía a la hora de tratar con temas relacionados con las criptodivisas.
Robos masivos como el de CoinCheck o esa inevitable imagen de fraude que tienen las ICOs —el 46% de las cuales fracasa, según un estudio reciente— han hecho que de repente haya habido un impacto directo en la comunicación que se hace de las criptodivisas.
Google ha sido el caso más llamativo de prohibición de publicidad sobre criptodivisas, pero esa medida también ha sido tomada en Facebook, en Yandex o en Twitter.
Es curioso cómo esa medida fue adoptada desde hace tiempo en Reddit, cuyos subreddits se han convertido en fuente de información y debate sobre todo este segmento. La empresa incluso decidió no aceptar bitcoins como método de pago para sus programas Reddit Gold hace unos días. A esa lista de abandonos se suman otras como Mailchimp, que también ven cómo la enorme volatilidad del mercado no hace recomendable seguir habilitando esa opción.
Esas medidas no han sido bien recibidas por quienes creen firmemente en el futuro de las criptodivisas. Algunas organizaciones en Rusia, Corea del Sur o China están planteándose demandar a Google, Twitter, Facebook o Yandex por prohibir esos anuncios, algo que según estas organizaciones califican de conspiración y que según ellas ha sido una de las claves de la caída "significativa" del valor del mercado de las criptodivisas en los últimos meses.
Los países también comienzan a regular (o a intentarlo)
Las medidas que algunos gobiernos han comenzado a explorar para regular las criptodivisas tampoco han ayudado a que las criptodivisas remonten el camino. Ya vimos hace meses cómo la prohibición de ICOs y exchanges en China o Corea del Sur provocaba fuertes caídas en criptodivisas como ether, ripple o bitcoin.
En Estados Unidos la Securities and Exchange Commission (SEC) también actuó recientemente para indicar que las plataformas que comercian con criptodivisas deberían estar registradas y operar como cualquier otra plataforma económica, algo que sin duda amenaza el interés de estos mercados para ciertos inversores y operadores.
En España ya se está investigando sobre el tema aunque Hacienda no tomará medidas de momento, siguiendo así la línea de la Unión Europea, que por ahora no actuará al respecto.
Las caídas también se han visto motivadas por el cada vez mayor miedo al control que las 'ballenas' (whales) de bitcoin pueden ejercer sobre esta criptomoneda. Se dice que 1.000 entidades o personas controlan el 40% del mercado, y eso hace pensar en el enorme poder que tienen esos multimillonarios digitales a la hora de provocar movimientos de compra o venta de estas criptodivisas.
Proteger al usuario se pone de moda, para bien o para mal
¿Por qué tantas medidas? Las teorías de la conspiración apuntan a que los gobiernos quieren controlar las criptomonedas para beneficiarse de ellas tras descubrir su potencial, pero lo cierto es que toda esas regulaciones y vetos a la publicidad se pueden defender también con otro argumento: el de que hacen más difícil que los usuarios pierdan (o ganen) dinero.
Muchos han sido los que han invertido grandes sumas de dinero y se han endeudado invirtiendo en criptodivisas o minándolas —a pesar de que no sea rentable salvo en ciertos casos—, y lo han hecho tratando de aprovecharse de la desregularización del mercado y respondiendo a muchos anuncios sin analizar demasiado esas inversiones.
Esas medidas, como la de no poder invertir con tarjetas de crédito, están claramente orientadas a proteger a los usuarios y su dinero, no haciendo publicidad de campañas que son un potencial fraude —aunque eso ocurra en otros muchos mercados que sí se siguen anunciando— y comenzando a acotar los límites de lo que uno puede o no puede hacer con estas monedas virtuales.
Puede que este sea simplemente un punto de inflexión en la historia de unas criptodivisas que quizás están abandonando esa primera loca etapa inicial para ir madurando y, quizás, convertirse en una alternativa real al dinero fiat.
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