Ethereum está en boca de todos. Esta nueva criptomoneda amenaza con hacer sombra a Bitcoin. Cada vez se habla más de ella y el principal motivo no es que sea una criptomoneda (hay muchas y con muchas características distintas, de hecho Ethereum es relativamente reciente) sino por otras propiedades que tiene.
Al igual que la banca tradicional está muy interesada en la tecnología detrás de Bitcoin, el blockchain, para realizar transacciones financieras y no como una simple moneda virtual y descentralizada, Ethereum ha llevado el concepto de blockchain más allá. No es, por tanto, una criptomoneda, sino además una plataforma distribuida de computación.
Ethereum como moneda
A parte de lo que vamos a explicar a continuación hay que tener claro que Ethereum también es una criptomoneda. Tiene algunas diferencias muy técnicas con Bitcoin, como el algoritmo usado, el tiempo de bloque, la dificultad de cálculo y el premio por minado. Pero lo realmente diferencial, como moneda, es que en el caso de los Ethers no hay un número máximo definido.
Esto implica que los Ethers no son una moneda deflacionaria, como Bitcoin. Con Bitcoin algún día se llegará al máximo el circulación y no habrá más. Esto hará que los bienes y servicios que se compren con ellos irán bajando de precio. Esto es un problema para una economía. Tiene sus ventajas, ya que la inflación es muy peligrosa, pero también lo es la deflación y el Bitcoin es claramente deflacionario.
Con los Ethers esto no es así, no hay un límite y se seguirán creando indefinidamente siempre que haya usuarios en la plataforma. Por tanto, y aunque Bitcoin es mucho más usada, la moneda de Ethereum tiene una base mucho más consistente para sustituir a las monedas tradicionales. Pero como he comentado antes existen muchas criptomonedas con estas características y el boom que estamos viviendo con Ethereum no es por ser una moneda.
Los contratos inteligentes
Lo que de verdad hace potente a Ethereum es que permite usar el blockchain para algo más que tener una moneda virtual y distribuida. Ethereum permite crear contratos inteligentes. Aunque Bitcoin tiene ciertas características que le permiten crear también este tipo de contratos, en Ethereum es la base de su creación y son mucho más potentes.
¿Qué es un contrato inteligente? Es una pieza de código software que se ejecutará de forma transparente al usuario y que normalmente incluye una transacción financiera. Ethereum incluye la posibilidad de crear un software distribuido sin limitaciones que se ejecutará en el blockchain (es decir, en múltiples ordenadores) y que puede conllevar la ejecución de pagos.
Simplificando, un contrato inteligente es un código software que dice "si pasa esto haz esto otro" de una forma distribuida en el blockchain y que por tanto no puede manipularse. Por eso se suele hablar de "contrato" más que de "software".
¿Qué ventajas tienen estos contratos inteligentes? Primero, son inmutables, es decir, una vez que se crean no se pueden modificar ni falsificar. Y segundo, son seguros. Al no ejecutarse en un servidor central sino en una red distribuida la seguridad es mucho mayor.
Aplicaciones de los contratos en el blockchain
La gran pregunta es para qué sirven estos contratos inteligentes. La principal es que podemos hacer muchas de las cosas que permite un sistema financiero (seguros y otros productos) sin necesidad de intermediarios en los que confiar.
Un seguro consiste en pagar a un intermediario una cantidad de dinero (una prima) a cambio del compromiso de pago ante un evento. Por ejemplo podemos pagar un seguro por si tenemos un accidente de coche, para no tener que hacer frente a los gastos que eso conllevaría. Pero este compromiso de pago se basa en la confianza de que la compañía de seguros es seria. Con un contrato inteligente no hace falta confiar en nadie, simplemente el dinero del compromiso de pago y el de la prima quedan ligados al contrato que se ejecutará automáticamente (por un lado la prima va al asegurador y por otro si sucede el evento el dinero va al asegurado). Esto también puede servir para apuestas, ya que el mercado de apuestas es muy similar al de los seguros.
Otras aplicaciones pueden ser la creación de cuentas bancarias de ahorro, donde solo se puede retirar una cantidad mensual, cuentas de ahorro con fecha concreta de uso de capital, sistemas de pago a empleados con fechas determinadas... en general cualquier producto financiero en el que haya que confiar en que alguien haga algo concreto se puede sustituir por un contrato inteligente donde no es necesaria la confianza, ya que es un código de ordenador auditable y completamente transparente a las partes.
Pero la cosa no queda ahí, los contratos inteligentes se pueden usar también como sistemas de votación online con repercusiones económicas. Se puede lanzar un contrato que libere unos fondos solo si se alcanza un porcentaje concreto de votos positivos. Esto puede ser interesante para evitar desfalcos en la gestión de dinero en asociaciones, por ejemplo.
Problemas de los contratos inteligentes
No todo es de color de rosa con los contratos inteligentes. Alguna de sus características que los hacen tan positivos también tienen su parte negativa. Principalmente hay dos pegas.
La primera es la inmutabilidad de los contratos. Que los contratos no sean modificables es muy bueno para la confianza general en el sistema, pero si hay un bug significa que no se puede corregir. Una vez lanzado el contrato al blockchain no se puede hacer nada, excepto si permitimos que se puedan anular (lo cual repercute negativamente en la confianza, necesitamos alguien externo con esa capacidad de influir en el devenir del contrato).
El segundo problema es cómo ligar los servicios externos con el contrato inteligente. Por ejemplo, si contratamos un seguro a través de Ethereum no tenemos que confiar en la empresa de seguros, ya que el contrato se ejecutará cuando se cumpla la condición requerida. Pero, ¿quién dice al contrato que la condición se cumple? En casos como por ejemplo precios de materias primas o acciones es relativamente fácil encontrar un sitio de confianza por ambas partes, pero en el caso de los seguros clásicos (siniestros de hogar o automóvil) sigue siendo necesario un perito que diga al contrato lo que debe hacer.
Por tanto los contratos inteligentes tienen ciertas ventajas respecto a cómo realizamos ciertas operaciones a día de hoy, pero sigue habiendo lagunas que no nos permiten confiar todo a un código software.
Las amenazas: otras monedas y los nodos concentrados
La principal amenaza para Ethereum es que aunque es el gran exponente de los contratos inteligentes es muy fácil de replicar, y cualquiera podría llegar y montar un clon que les quite la relevancia. La experiencia nos dice que al Bitcoin le salieron muchos competidores, aunque también es cierto que Bitcoin sigue siendo líder pese a sus pegas frente a otras criptomonedas. Ethereum ofrece algo distinto y ser el primero es clave.
El segundo problema que tiene Ethereum, y este sí es serio, es que los nodos están muy concentrados en los creadores. Una de las ventajas de los contratos inteligentes es que hay un sistemas distribuido y permite que la operación sea segura y confiable. Si los nodos están concentrados se pierde una de las características, la manipulación está al alcance de los creadores o de atacantes que pueden concentrar su esfuerzo en manipular unos pocos nodos.
Sea como fuere, lo cierto es que Ethereum es un proyecto muy interesante que puede expandir el blockchain desde una relativamente complicada forma de criptomoneda / envío de dinero / sistema de pago a una plataforma de computación distribuida con múltiples aplicaciones (principalmente financieras). Habrá que seguirlo atentamente.
Imágenes | btckeychain, TechCrunch
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