A tan solo 15 metros bajo tierra en una roca se escondía algo fascinante: una forma de vida de 2.000 millones de años

Estamos ante los microbios más antiguos jamás desenterrados en muestras de roca

Microbe Life
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El pasado mes de julio descubrimos que una roca en el fondo del mar “corregía” el origen de la vida compleja en 1.500 millones de años antes. Habían dado con unas condiciones ambientales para la vida animal en la cuenca de Franceville (Gabón), unos sedimentos que se depositaron hacen unos 2.100 millones de años. Ahora, la ciencia acaba de dar con la forma de vida más antigua jamás descubierta en esas condiciones.

El estudio. Tal y como cuentan en su estudio publicado en la revista Microbial Ecology, un equipo del Departamento de Ciencias de la Tierra y Planetarias de la Universidad de Tokio encontró que, una fractura de roca sellada a casi 15 metros bajo tierra, ha albergado microbios durante los últimos 2.000 millones de años.

Al parecer, la muestra de casi 30 centímetros, excavada bajo el complejo ígneo Bushveld de Sudáfrica, supera a los anteriores poseedores del récord microbiano en hasta 1.900 millones de años. Un hallazgo sorprendente que podría ayudar a los investigadores a comprender mejor las primeras etapas de la vida evolutiva no solo en la Tierra, sino fuera de ella.

Reescribiendo la “antigüedad”. Como explica Yohey Suzuki, de la Universidad de Tokio y autor principal de un estudio, hasta ahora no se sabía si las rocas de 2.000 millones de años eran habitables, “la capa geológica más antigua en la que se habían encontrado microorganismos vivos era un depósito de 100 millones de años debajo del fondo del océano, por lo que este es un descubrimiento muy emocionante”.

Como recuerda el investigador, este tipo de hallazgos son clave, ya que, al estudiar el ADN y los genomas de microbios como estos, es posible que se pueda comprender la evolución de la vida muy temprana en la Tierra.

La "casa" de los microbios. Los microbios se encontraron dentro de una fractura sellada en la roca antigua, una “intrusión” rocosa que se formó cuando el magma se enfrió lentamente debajo de la superficie de la Tierra. El espacio donde ocurrió todo el proceso, el Complejo Ígneo Bushveld, no es un sitio cualquiera. El complejo cubre un área gigantesca y contiene algunos de los depósitos de mineral más ricos de la Tierra, incluido alrededor del 70% del platino extraído del mundo.

El hecho de que el enclave haya permanecido relativamente sin cambios desde su formación es precisamente lo que ha proporcionado esas condiciones perfectas en las que la vida microbiana antigua ha podido sobrevivir.

Vida de un microbio. A la pregunta de cómo demonios se puede subsistir miles de millones de años, la clave está en la lentitud de todos los procesos. Estos organismos, que viven muy por debajo de la superficie de la Tierra, evolucionan increíblemente despacio y tienen una tasa metabólica muy lenta, es decir, que pueden persistir en rocas ígneas en escalas de tiempo geológicas, como mínimo, hasta 2.000 millones de años, como se ha demostrado en la última investigación.

El encuentro. Para llegar hasta la muestra, los investigadores perforaron 15 metros debajo del suelo hasta llegar y recuperar una pieza del núcleo de roca de 30 centímetros de largo. Un análisis posterior encontró células microbianas vivas muy compactas en las fracturas de la roca, aisladas del entorno exterior por huecos llenos de arcilla.

Luego quedaba por verificar que efectivamente los organismos eran “nativos” de la roca. Para ello, tiñeron el ADN de los microbios y utilizaron espectroscopia infrarroja con la que observar las proteínas que contenían, así como las de la arcilla circundante. El trabajo determinó que los organismos estaban vivos y no estaban contaminados. Llevaban allí, al menos, 2.000 millones de años.

De la Tierra a Marte. Como exponen al final del trabajo publicado, una vez que se ha confirmado que se trata de los microbios vivos más antiguos jamás desenterrados en muestras de roca, sus implicaciones van mucho más allá de nuestro propio planeta. De hecho, el equipo de investigación espera que sus descubrimientos adicionales puedan ayudar también a buscar evidencias de vida en Marte.

“El rover Perseverance de la NASA en Marte tiene previsto traer rocas de una edad similar a las que utilizamos en este estudio. Encontrar vida microbiana en muestras de la Tierra de hace 2.000 millones de años y poder confirmar con precisión su autenticidad me entusiasma por lo que podríamos encontrar ahora en muestras de Marte”, zanja Suzuki.

Imagen | Y. Suzuki, S. J. Webb, M. Kouduka et al. 2024/ Microbial Ecology

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