Hace cinco meses, el Ministerio de Agricultura de Italia soltaba una bomba de relorería: el país transalpino se estaba quedando sin aceite. A 30 de abril, las bodegas tenían un 23,8% menos de aceite que el año anterior y las cuentas no salían: el país iba directo al desabastecimiento. No hacía falta mucho más para hacer temblar al sector olivarero mundial.
Pues bien, esa bomba está a punto de explotar.
Una lenta agonía. Para 31 de julio, las reservas totales italianas se situaban en 137.446 Tn "de las que 118.931 eran a granel y 18.516 envasados". Es decir, eran muy pocas. Según Olimerca, Italia consume unas 60.000 toneladas al mes y, como poco, quedan dos meses y medio para que los nuevos aceites entren en el mercado.
Esto se hace más grave aún si nos fijamos en la situación concreta del aceite virgen extra (que es el más consumido en el país).
¿Qué significa esto realmente? Que para llegar a 31 de octubre en buenas condiciones, los operadores italianos deben importar 100.000 Tn de aceite de oliva virgen extra y unas 15 ó 20.000 de aceite refinado.
¿Por qué esto afecta especialmente a España? Porque, por pura aritmética, el 70% de esas 120.000 toneladas de aceite tienen que ser españolas y eso añadirá mucha más tensión a un mercado ya de por sí muy complicado.
Recordemos que, aunque las previsiones para la próxima campaña son buenas, las reservas de aceite de todo el Mediterráneo están por los suelos y que esas reservas son el mecanismo fundamental que regula los precios e impide subidas (aún más) indiscriminadas. Si nos quedamos sin ese "enlace entre campañas", el caos en el mercado puede ser enorme.
Sobre todo, por el resto del mundo. A nivel internacional, las dudas no dejan de crecer. Todo parece indicar que la producción española va a aumentar un 50% (de las 853.000 de este año hasta las 1.300.000); pero en el resto de países las estimaciones son poco fiables. El mejor ejemplo es Túnez donde parece claro que la cosecha subirá, pero las horquillas se mueven entre 270.000 Tn y 325.000.
Según creemos, en Turquía, Grecia y Portugal la producción va a subir; mientras que en Italia, Siria y Marruecos la producción va a bajar. El empujón español puede compensar todas esas bajadas, pero no está claro si logrará equilibrar la situación o, pese a las mejoras, la normalidad aceitera tardará aún en llegar.
Imagen | Jeanne Menjoulet
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