Cuando creíamos que la crisis del aceite de oliva ya era historia, aparecen nuevos problemas : "Las reservas de están al límite"

No es una sorpresa, pero parece que todo lo que podía salir mal ha salido mal: vienen tres meses muy complicados

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Faltan cuatro meses para que el nuevo aceite empiece a entrar en el sistema y todo apunta a que la próxima campaña va a poner punto y final a la gran crisis del aceite de oliva de los últimos años.

¿Qué ha pasado? El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación acaba de publicar los datos de las salidas de aceite de oliva del mes de junio y las reservas que aún permanecen almacenadas en las bodegas del país. Han sido 99.200 toneladas; es decir, un 6% más de lo esperado.

¿Esto es un problema? Indiscutiblemente, como explican en Agrónoma, es algo que está generando preocupación entre las cooperativas oleícolas. No es para menos: si las tendencias siguen así, se va a llegar a septiembre con uno de las reservas más bajas de las últimas décadas.

Según sus datos, hasta ahora las reservas más bajas del siglo fueron las de la campaña 2003/2004, cuando a 30 de septiembre sólo quedaron 168.600 toneladas. Aquello ya se vivió como un gran dramatismo.

Y las cuentas son sencillas... Según el MAPA, a finales de junio había 251.500 toneladas. Si las salidas siguen al mismo nivel que en el mes de junio, nos aproximaríamos al "enlace cero" y, aunque según las organizaciones agrícolas el suministro está garantizado, eso tiene consecuencias.

La importancia del enlace. Como el aceite es un producto anual, el "enlace" no solo es el colchón que asegura que haya aceite disponible los meses previos a la nueva cosecha; es el mecanismo que permite contener el precio del aceite y evitar fluctuaciones grandes.

¿Por qué ha pasado esto? Aunque parezca paradójico, además de la escasez de los últimos años, el factor determinante ha sido el optimismo. A medida que las perspectivas sobre la nueva campaña han ido haciéndose cada vez mejores, los productores y comercializadores se veían abocados a un dilema.

Por un lado, podían vender pronto para tratar de recuperar la mayor parte de la inversión antes de que los precios bajaran demasiado. Por el otro, podían esperar con la esperanza de que en los últimos meses el precio volviera a despuntar (y el riesgo de que no lo hiciera).

Al final, cada actor ha hecho lo que ha considerado, pero el movimiento generalizado ha parecido ser el primero. Tras años con muchos problemas financieros y de costos, no era momento de arriesgar para la mayoría del sector. El resultado son caídas de precios y salidas por encima de lo esperado. Es decir, problemas.

¿Qué va a pasar? En parte, es una incógnita. Como decía el responsable sectorial de aceite de oliva de Cooperativas Agro-alimentarias de Andalucia, Cristóbal Gallego, "nunca se habían conocidos unos niveles tan bajos de stock". Esto explica que, en los últimos meses los precios hayan tenido una evolución "en forma de dientes de sierra de subidas y bajadas constantes"; pero también sugiere que eso va a intensificarse en los próximos meses.

Es decir, hasta que llegue el aceite de la próxima campaña, el precio del aceite no nos va a dar un minuto de tranquilidad.

Imagen | Miguel Angel Masegosa Martínez

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