El declive de las abejas era un asunto tan serio que incluso los informes de los mismos fabricantes de pesticidas no tenían más remedio que reconocerlo. Eso ha hecho que, durante los últimos años, se fueran aprobando restricciones a ciertos pesticidas especialmente problemáticos (que ya estaban en suspenso desde el año 2013).
Sin embargo, ha hecho falta que la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) publicara en febrero un informe con una evidencia abrumadora para que la Comisión Europea se planteara tomar cartas definitivas en el asunto. Y las ha tomado, se acaban de prohibir los neonicotinoides en todo el territorio de la Unión. Una victoria para las abejas que esperamos que no llegue demasiado tarde.
Una victoria para el medio ambiente
Para las abejas y para el medio ambiente, porque según calculan los expertos 90% de las especies de plantas con flores y el 75% de los cultivos en el mundo depende de forma crítica de polinizadores como las abejas. Sin ellos, la robusta cadena alimentaria contemporánea se podía convertir en un castillo naipes.
No era una decisión fácil. Hay muchas plagas que no tienen tratamientos alternativos. No obstante, tras la moratoria de estos años, parece que la medida podrá adoptarse sin demasiado problema, pese a la oposición de las grandes empresas del sector. Bayer ha llegado a calificarlo de "un día triste para Europa".
Aunque los argumentos de las empresas no son descabellados (para la evidencia disponible), los países de la Unión han decidido que la prudencia aconsejaba tomar medidas. Según la Coalición para la Conservación de los Polinizadores, el 37% de las poblaciones de abejas está en declive y el 24% en peligro de extinción, por eso la votación de la mayoría de Estados Miembros es especialmente importante. La prohibición definitiva de tres de estos pesticidas (la clotianidina, el imidacloprid y el tiametoxan) por su efecto especialmente neurotóxico en el sistema nervioso es, sin duda, la mejor noticia medioambiental de la semana.
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