En 1906, cuando Ángel Sordo Pandal regresó Llacín, en la parroquia asturiana de Porrúa, traía muchas cosas en la maleta. Era lo que se conoce como un indiano. Alguien que había ido a "hacer las Américas", que había prosperado y que, al final, había vuelto a su tierra.
Hubo muchos como él y, de hecho, todo el norte, de Pontevedra a Guipúzcoa, está lleno de las palmeras con las que estos indianos marcaban sus jardines. Eran "una metáfora y un resumen" de sus propias vidas.
Esta historia es distinta porque Ángel Sordo no plantó una palmera. Plantó un aguacate.
Y allí sigue. 118 años después, el aguacate de Porrúa mide más de 20 metros y su copa alcanza los 30 de diámetro. Es cierto que su salud se encuentra "algo deteriorada", pero sigue siendo un lugar emblemático del Oriente de Asturias: un recuerdo vivo de lo fructífero de las migraciones y de la capacidad de la naturaleza para abrir paso.
Es, además, el aguacatero más antiguo de Europa y uno de los ochos más grandes del mundo.
¿Cómo es posible? Es decir, sabemos cómo llegó el plantón de aguacate al concejo de Llanes, ¿cómo es posible que llegara a cumplir los 100 años? "Asociamos el aguacate a zonas tropicales, pero hay que recordar que es una especie subtropical originaria de México, donde, como recoge la extensa bibliografía que existe de su cultivo, también crece en zonas donde las heladas son frecuentes de -1 a -3º", explicaba Andrés Ibarra, cofundador de Aguacastur en Fresplaza.
¿Eso quiere decir que se pueden plantar aguacates en Asturias? Esa es la pregutna que se hicieron Ibarra y sus socios antes de echar a andar un proyecto tan "exótico" como el de llevar intentar llevar la producción del aguacate más allá de la cordillera Cantábrica.
He puesto 'exótico' entre comillas porque, en realidad, no lo era tanto. Lo primero que hicieron es hacer un catálogo de todos los aguacates a lo largo de la costa y descubrieron miles de ellos. La mayoría tenía edades de entre 70 y 15 años; y un rendimiento sorprendente (hasta cuatro floraciones al año).
Cuestión de tiempo. "Es cuestión de tempo que el cultivo de aguacates en el norte se convierta una realidad", decía Ibarra. Y con esto en mente, compraron un terreno y montaron una plantación. Aunque no se pueden aprovechar las cuatro floraciones, sí es cierto que los datos iniciales están consiguiendo "rendimientos difíciles de alcanzar en el sur con las condiciones actuales".
¿Pero y el frío? ¿Qué pasa con el frío? Esto es curioso. Ibarra reconoce que en sus plantaciones han sufrido heladas de hasta tres días con temperaturas en cinco bajo cero. No obstante, se han dado cuenta de que la humedad del ambiente (a veces rozando el 98%) hace que los daños sean mínimos.
¿La Axarquía del norte? En los últimos años, las fuertes sequías han puesto en jaque muchas plantaciones frutales en el sur de España. Hay zonas que perdieron hasta el 90% de la producción. Y todos estos problemas climáticos parece que irán acentuándose con el tiempo. ¿Veremos cómo la producción de fruta y verdura va tomando la A4 hacia las comunidades del norte?
Puede ser una idea sorprendente, pero no hay que olvidar que Galicia fue durante años tierra de olivares y nadie tiene demasiado claro por qué dejó de serlo. Tampoco hay que olvidar que durante el siglo XVI los aguacates florecieron en Valencia sin mayor problema. Los caminos de la agricultura (y del cambio climático) son insondables.
Imagen | Alejandro Duarte | Marco Aurélio Conde
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