Cómo ha llovido desde los pitidos. Los que nos conectábamos a internet en tiempos de Infovía recibimos las conexiones ADSL con los brazos abiertos. El par de cobre era milagroso, pero no tanto como la fibra que recibimos con aún más alegría. Esa sí que era milagrosa. Y si no, que se lo digan a Telefónica.
Fibra al poder. El Pacto Digital fue anunciado en 2020 por José María Álvarez-Pallete, presidente de Telefónica. Según ese plan, Telefónica ofrecería cobertura de fibra del 100% en el territorio nacional para 2025. El 27 de mayo de ese año se cortará el suministro eléctrico de los equipos que se encargan de mantener el funcionamiento la antigua red de cobre.
Muerte al cobre. Ese plan de Telefónica venía de lejos. En 2016 la multinacional comenzó a deshacerse de sus centrales de gestión de redes de cobre, y de hecho en 2021 —cuando ese proceso iba a toda velocidad— presumían de haber cerrado 1.000 de las antiguas centrales. La razón no era solo la mejora de prestaciones.
Más rápida, pero sobre todo más eficiente. Los propios responsables de Telefónica indicaban entonces cómo la migración a fibra era un gran ejemplo de eficiencia. "En las centrales, [la fibra] resulta un 85% más eficiente energéticamente en el acceso del cliente que el cobre".
Gracias a ello había desmontado 65.000 toneladas de cable y recilado miles de toneladas de rediduos de aparatos electrónicos, pero además había evitado 355.000 toneladas de emisiones de CO2. El equivalente —explicaban los responsables de Telefónica— a plantar seis millones de árboles. Según un estudio de la propia Telefónica, el impacto medioambiental por petabyte es 18 veces inferior en fibra que en cobre.
Todo ventajas (para Telefónica). La CNMC vigila todo el proceso, y Telefónica se está beneficiando mucho de ese cierre de centrales y esa apuesta total por la fibra. En primer lugar, por la reducción de espacio: una central de fibra da servicio al mismo número de accesos quese atiende desde cuatro centrales de cobre, y la tecnología de acceso de fibra ocupa solo el 15% de lo que ocupa la de cobre. Hay algún que otro riesgo, eso sí.
El cobre era muy caro. La otra gran ventaja es el ahorro energético. El mantenimiento de la red de cobre, más ineficiente y que ocupaba más espacio, también era mucho más cara en consumo eléctrico, sobre todo porque señalan en BandaAncha la fibra es una tecnología pasiva que no requiere alimentación eléctrica en el cableado que recorre las calles.
Telefónica se ahorra mucho en la factura de la luz. Con el cobre, explican, es la operadora la que soportaba todo el coste energético. Con la fibra son los clientes los que pagan la factura, sobre todo porque la parte que más consume es el ONT, o, en muchos casos, el router que integra esa ONT.
Es cierto que en realidad con ADSL también éramos nosotros quienes pagábamos el consumo energético del router de esa tecnología, pero desde luego para Telefónica la migración a fibra es especialmente beneficiosa porque el consumo de las centrales y de mantenimiento de la red es como hemos podido ver muy inferior al del cobre.
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