En marzo de 2020, tras anunciarse en España el estado de alarma (y en muchos otros países del mundo) empezó a hablarse de una crisis económica. Y no era para menos, pues estábamos parando en seco la economía de una forma forzada, cosa nunca vista en la historia reciente. Y a la vez que se hablaba de la crisis se especulaba con cómo sería la recuperación. ¿Sería en V? Eso sería la óptimo, una caída brusca y una recuperación también rápida. ¿Sería en L? Eso sería una mala noticia, una caída brusca seguida de un estancamiento prolongado. También se habló de recuperación en U, caída brusca, estancamiento y recuperación.
Sin embargo no fue hasta que se prolongó la situación que algunos se atrevieron a especular con una recuperación en K. Es decir, que algunos sectores se recuperen rápido pero otros, en cambio, sigan despeñándose. En todas las crisis hay ganadores y perdedores pero en este tipo de recuperación la situación sería muy acusada.
Para comentar sobre las particularidades de esta crisis hemos hablado con Juan Ramón Rallo, doctor en economía y profesor de IE Business School; con Miguel Sebastián, ex-Ministro de Industria, Comercio y Turismo, doctor en economía y profesor en la Universidad Complutense de Madrid; y con Manuel Hidalgo, ex-Secretario General de Economía en la Junta de Andalucía, doctor en economía y profesor en la Universidad Pablo de Olavide.
Los ganadores y perdedores de esta crisis
En esta crisis todos los sectores se pueden clasificar en dos grupos. Por un lado están los esenciales y los que pueden desarrollar su trabajo desde casa. Y por otro están en resto. Los primeros son ganadores y los segundos perdedores. ¿Turismo, hostelería, ocio en general? Claramente están en el grupo de los perdedores. ¿Logística, alimentación, empresas de software? Caen en la cesta de los ganadores.
De hecho en bolsa se pueden ver estos movimientos, los gigantes del software cada vez más disparados en bolsa y las compañías aéreas que necesitan inyecciones de dinero público para no quebrar.
Para Juan Ramón Rallo los sectores más afectados son "claramente los sectores de producción y sobre todo de consumo social. Son el tipo de actividades que los ciudadanos tratan de evitar para minimizar el riesgo de contagio. ". Y los menos afectados "todos los basados en el consumo y la producción a distancia. La pandemia claramente acelerará la tendencia a la digitalización de nuestros patrones de producción y de consumo".
Para Miguel Sebastián "según los datos del INE los sectores más afectados fueron comercio, transporte y hostelería (cayeron un 44%, más del doble que la media) y en segundo lugar las actividades artísticas y recreativas. En general todo los negocios que tienen que ver con eventos pasivos, público, etc cayeron un 37%. También cayeron mucho las actividades científicas. En cambio lo que cayó menos o incluso subió fue el sector agrícola, ganadería, pesca, etc. ya que el confinamiento hizo que mucha gente dedicara prácticamente todo su consumo a alimentos. Y el sector de la sanidad y educación públicas, también subió. Los que cayeron menos fueron actividades financieras, seguros, información, comunicaciones, actividades inmobiliarias. Construcción e industria cayó con la media."
Para Manuel Hidalgo "en general todos los sectores han sido afectados por la crisis, pero los que menos son la industria y la construcción. En la agricultura la crisis está pasando de largo. En cambio sector servicios y hostelería han sido muy afectados. El comercio al por menor ha sido muy golpeado aunque ha podido recuperar gran parte de su actividad. Hostelería y turismo lo tienen muy complicado porque aún a día de hoy permanecen muchas de estas actividades cerradas y sus trabajadores en ERTE. Los datos de ERTE indican que aproximadamente dos tercios de los trabajadores que siguen en esta situación son de dichos sectores".
Además, añade que "los sectores que mejor pueden funcionar son aquellos que pueden trabajar en estas condiciones, es decir, sectores industriales donde la distancia de seguridad se puede mantener o aquellos servicios que pueden mantener la distancia o se puede realizar teletrabajo. Y por supuesto aquellos sectores que están vinculados a las nuevas tecnologías, donde tanto la actividad laboral como la venta de sus productos se pueden realizar en estas condiciones."
Recuperación en forma de K
Es en esta situación dual donde se empieza a hablar de recuperación en forma de K. Unos ya se están recuperando y otros no. ¿Es correcto hablar de recuperación en forma de K?
Para Juan Ramón Rallo "si hablamos de recuperación sectorialmente desigual, sin duda. Muchos sectores ya se han recuperado plenamente (incluso están mejor que antes), mientras que otros siguen hundidos o con escasas perspectivas de recuperación."
En cambio Miguel Sebastián no comparte esta visión. Según dice "yo creo que todas las recuperaciones en economía tienen forma de V. Otra cosa es si esa V es muy lenta o más rápida. China tiene una V muy simétrica y aquí vamos a tener una V más lenta, porque en España es más importante el turismo y los eventos masivos. También nuestra estructura productiva está muy basada en Pymes y se han visto mucho más golpeadas ya que tienen menos capacidad de resiliencia que las grandes empresas. Tener un tejido basado en Pymes y micro-Pymes es un handicap. Más que recuperación en K hablaría de distintas Vs que se van superponiendo. Todas tienen el mismo fondo, que es el segundo trimestre de 2020 (abril), y luego la recuperación en algunos sectores será más rápida y en otros más lenta. Quizá una V con sombrero, ya que a algunos sectores les ha ido bien, de hecho harán una V al revés, cuando se normalice la situación caeran".
Para Manuel Hidalgo "hablamos por tanto de una recuperación en K. Ha habido sectores que han podido salir de la crisis rápidamente, en forma de V y otros que se siguen hundiendo. ¿Cuál es el problema? Los sectores que no se consiguen recuperar posiblemente terminen por contaminar a los que se están recuperando. Las crisis económicas no empiezan en todos los sectores a la vez y en este caso podría pasar eso: si no encontramos la solución a la pandemia en los próximos meses (ya sea con vacuna o con otro tipo de soluciones que permitan relajar las restricciones sin subir la presión sobre el sistema hospitalario) la economía española y la de muchos países se verán abocadas a un menor crecimiento o incluso a una nueva crisis".
Precedentes históricos
¿Existe algún precedente similar a la crisis actual? ¿Podemos mirar a la historia para ver cómo hacer las cosas mejor? En la crisis de 2007-2009 se miró mucho a la Gran Depresión del 29 y los Bancos Centrales y Estados no cometieron los errores de entonces, con lo que, a pesar de su gravedad, no fue tan severa como las imágenes que dejaron la del siglo anterior.
Miguel Sebastián sí encuentra un paralelismo: "Las guerras perjudican unos sectores, favorecen a otros y la recuperación es muy desigual. Hay sectores que se ven favorecidos (industria del armamento, sector textil, alimentación, etc.) y otros que se ven negativamente afectados. En la recuperación hay sectores también muy favorecidos, como la construcción o telecomunicaciones. Esto en el fondo es una guerra, sin tanto destrozo físico y sin tantas muertes, pero se parece a una guerra"
Manuel Hidalgo tiene una opinión contraria: "no, no ha habido ninguna crisis reciente que tenga las características de la actual. La Gran Recesión afectó muchísimo al sector de la construcción pero fue una crisis general. No tengo constancia de algo similar".
La vacuna que lo arregle todo
Todos los países y ciudadanos tienen su esperanza puesta en una vacuna o tratamiento que nos saque de esta situación en la que nos encontramos. Sin embargo no está del todo claro que la llegada de una solución a la pandemia arregle todos los problemas que ha creado.
Para Juan Ramón Rallo "hay dos problemas potenciales que pueden tener un carácter estructural. El primero es que parte de las empresas se hayan descapitalizado, quebrado y desaparecido: en ese caso, la vacuna o el tratamiento no conseguirían de inmediato que esos sectores rebrotaran. Pero con el tiempo volverían a renacer con nuevas inversiones. El otro problema es que haya un cambio persistente en ciertos patrones de demanda (por cambios en hábitos de consumo): en ese caso, los sectores afectados no se recuperarán plenamente".
Miguel Sebastián hace una distinción: "Yo distingo entre vacuna y tratamiento efectivo. El tratamiento efectivo ayudará a relajar un poco el miedo y la ansiedad que produce el COVID-19 pero la clave es la vacuna; la vacuna supone la erradicación de la enfermedad y causará un boom económico. Y si coincide con la gran expansión monteria y fiscal de los países occidentales el boom puede ser bastante notable. Puede que para algunas empresas llegue tarde pero surgirán nuevas empresas porque el tejido empresarial en todos los países, incluso el nuestro que es muy rígido, es un tejido de muerte y nacimiento de empresas"
Manuel Hidalgo es algo menos optimista: "si con una vacuna se pudieran generar muros para el contagio, sobre todo para las personas que tienen mayores dificultades para superar la enfermedad, evidementemente podremos ir relajando restricciones. Y si la hostelería y el turismo para el verano de 2021 han podido recuperar al menos dos tercios tendremos crecimiento económico y poco a poco iremos recuperando. Todo depende de la capacidad que tenga la vacuna para impedir la transmisión de la enfermedad. La clave está en la recuperación de sectores que siguen parados a no ser que haya una solución".
¿Ha cambiado el mundo?
Esta situación que hemos vivido nos puede transformar como sociedad. Puede que algunos de los hábitos que hemos tomado se queden de forma permanente y esto transformaría el mundo: más teletrabajo, menos uso de hostelería, turismo más local...
Para Juan Ramón Rallo es difícil de decir: "creo que es muy pronto para afirmarlo con rotundidad. Pero todo el salto a la digitalización (que ya era una tendencia previa que la pandemia ha acelerado) es muy probable que no tenga marcha atrás".
Miguel Sebastián cree que habrá cambios en "el tema de la salud: reforzar los sistemas sanitarios y tener mecanismos de alerta y ser capaces de tener una mayor coordinación entre los países cuando haya un problema de este tipo; yo creo que hemos aprendido la lección, sobre todo de Oriente, la forma que hay de atajar estas pandemias que es básicamente cerrarse al exterior y tratar de rastrear y aislar los casos afectados antes de que se generalice por toda la población para evitar un confinamiento. Esa lección espero que la hayamos aprendido."
Otro ámbito donde puede haber cambios, según Miguel Sebastián, es en la ciencia: "es otra de las victoriosas de esta crisis, la investigación científica que se consideraba un lujo ahora es necesaria, pero no sé si esto va a durar porque la memoria de la gente es corta. Pero de entrada tendrá un impulso. También la digitalización, se han demostrado carencias y será impulsada ya que se ha visto que gracias al teletrabajo se ha salvado buena parte de la economía, cosa que no ocurría en el pasado donde los confinamientos sí que hundían completamente la economía porque era todo presencial."
Eso sí, Miguel Sebastián advierte: "Lo que no pueden pretender las empresas es volver al status-quo incial, hay que adaptarse a los nuevos tiempos. Hay que identificar las cosas que no funcionaban y que en la crisis han quedado de manifiesto. Esto es muy claro en el sector del turismo. Es un sector que nunca había tenido crisis. Incluso en la Gran crisis no la tuvieron, al revés, en 2009 les fue muy bien y fue en parte lo que salvó la economía española. Pero han estado muy acostumbrados a tenerlo todo resuelto y dado y no a ir a la búsqueda de clientes y ofrecer un nuevo producto de más calidad, más personalizado, más sostenible y creo que tendrá que haber muchos cambios en las estrategias empresariales cuando se den cuenta de que el modelo que tenían no era muy bueno."
Manuel Hidalgo tiene una visión algo contraria: "yo no soy de los que creen que las revoluciones ocurren en un día, pienso que puede haber cambios: más teletrabajo, nuevas formas de comportarse... pero estamos viendo más bien todo lo contrario, la gente es incapaz de pasar página y dejar atrás comportamientos que ahora mismo no deberían llevarse a cabo y que facilitan el contagio. Por tanto no creo que haya excesivos cambios, quizá me equivoque, pero las revoluciones normalmente pasan en mucho tiempo. La revolución industrial tardó 80 años. La revolución francesa empezó en 1789 pero se puede decir que no acabó hasta 1815. Se verá con el paso del tiempo pero no creo que se consoliden los cambios, pienso que se volverá a la normalidad".
Compensaciones para afrontar el bache
Si pensamos en que habrá una recuperación tiene lógica pensar que hay que ayudar a las personas y empresas en la parte inferior de la K a superar el bache. ¿Cómo hacerlo sin malgastar dinero público? ¿Qué estrategias hay que seguir?
Juan Ramón Rallo lo tiene claro, hay que "facilitar tanto como sea posible su reestructuración. En ningún caso frenar, obstaculizar o subsidiar su estancamiento".
Miguel Sebastián reflexiona sobre los programas que ya hay en marcha: "lo que ya se está haciendo aunque quizá no se está haciendo demasiado. No solo ICOs y ERTEs, sino también tratar de reducir más los costes fijos, ya que ahí se ha avanzado poco, por ejemplo los alquileres, los impuestos (aunque esto de alguna forma sí que está contemplado), y otros pagos fijos que dificultan la supervivencia de las empresas. Pero algunas empresas no van a sobrevivir porque ya estaban muy tocadas antes de la crisis del COVID-19. Pretender que sobrevivan todas las empresas es un esfuerzo imposible. Lo importante es dar con la tecla de tratar de identificar cuáles son los sectores solventes y que van a funcionar pero han visto su actividad parada por el COVID-19; estos son a los que hay que ayudar, evitar que cierren o quiebren."
¿Quién debe realizar esta titánica tarea? Según Miguel Sebastián "lo que pasa es que es difícil realizar esta identificación. Para eso tenemos un sistema financiero que debería estar preparado para hacer estas valoraciones. El sector público tiene recursos muy limitados para hacer esto, la gente se cree que el ICO es un superbanco con toda la información, pero no lo es y esto lo tiene que hacer el sistema financiero. No sé si lo está haciendo bien".
Manuel Hidalgo ahonda en esta línea: "ya se está haciendo, ayudas, ERTEs. El problema es cuando se diseñan estas ayudas para tres meses y se ve que se van a necesitar un año mínimo. En este caso todo depende de la capacidad de acción que se tenga, yo creo que habría que ir dejando morir aquellas empresas que sabemos que no van a ser capaces de salir. A otras empresas, sobre todo hoteles, con un fortísimo capital invertido que no tiene sentido que cierre (un edificio u hotel no lo vamos a derrumbar en seis meses porque estén un año sin turistas cuando en año y medio estarán otra vez llenos) sí que hay que continuar con las ayudas para mantener empleo y actividad, o al menos para que las empresas no quiebren. Pero todo esto está sometido a una enorme incertidumbre, de cuándo llegará la vacuna y si será efectiva o no.
Todo dependerá de la vacuna, según Hidalgo, aunque él es optimista: "Pero todo esto está sometido a una enorme incertidumbre, de cuándo llegará la vacuna y si será efectiva o no. Yo personalmente soy ligeramente optimista, creo que a finales de año tendremos las primeras dosis y que a primeros de año algunos grupos de la población estarán vacunados con lo cual poco a poco y a lo largo de la primavera del año que viene podremos ir consolidando una recuperación definitiva de la economía".
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