Empresas de todos los sectores han estado haciendo grandes esfuerzos para conseguir que sus empleados abandonen el teletrabajo y vuelvan de nuevo a unas oficinas que permanecían vacías desde 2020.
Estos llamamientos de vuelta a la oficina han generado más conflictos que soluciones, y muchos empleados prefirieron abandonar sus puestos de trabajo antes de ceder a una vuelta a la oficina sustentada en opiniones y creencias, en lugar de en datos objetivos.
Con la distancia que aporta el tiempo, una nueva investigación basada en el estudio de 100 empresas del índice S&P 500, analiza los datos derivados de esa vuelta a la oficina comparándolos con los obtenidos mientras estaban teletrabajando. “Pudimos ver tres fundamentos: lo que dicen los directivos, lo que dicen los empleados y lo que dicen los expertos”, declaran los autores del estudio a Fortune. Según los autores, “lo que decían los gerentes ha resultado ser lo menos acertado”.
Análisis de las empresas antes y después de volver a la oficina. El estudio sobre los efectos de la vuelta a la oficina elaborado por Mark (Shuai) Ma, profesor asociado de la Universidad de Pittsburgh, y Yuye Ding, estudiante de doctorado en su Escuela de Graduados en Negocios Katz, revela que el retorno a las oficinas en realidad no aportó mejoría en los resultados de productividad porque sus resultados financieros no mejoraron con la vuelta a las oficinas.
Casi una cuarta parte de los directivos de las empresas consultadas para el estudio reconocen que tomaron decisiones de vuelta a la oficina basadas principalmente en la intuición en lugar de por hechos, lo que llevó a importantes desacuerdos y fricciones con sus plantillas.
Excusas como argumento. Uno de los argumentos más utilizados por los gerentes para sustentar la vuelta a la oficina es que los resultados financieros de las compañías no habían dejado de caer desde que los empleados no iban a la oficina. “En general, nuestros resultados no respaldan el argumento de que los gerentes imponen estos mandatos para aumentar los valores de las empresas”, explican los autores del informe. "En cambio, estos hallazgos son consistentes con el hecho de que los gerentes utilizan los mandatos de vuelta a la oficina para reafirmar el control sobre los empleados y culparlos como chivos expiatorios por el mal desempeño de la empresa”.
El estudio revela que las empresas con un rendimiento bursátil deficiente eran las más propensas a anticipar los llamamientos a volver a la oficina. Varios directores ejecutivos de compañías importantes podrían servir de ejemplo de este comportamiento. En lugar de reconocer que no han tomado buenas decisiones durante un periodo de tiempo convulso e inédito en la historia de la gestión empresarial, optaron por decir que los teletrabajadores no trabajaban. Seguramente todavía recuerdes el millonario australiano que pedía tasas de paro superiores al 50% para dar una lección a los teletrabajadores y obligarles a volver a la oficina.
Al final no era la productividad, era adaptarse al cambio. El estudio se basa en la observación empírica de los datos de rendimiento de las empresas antes y después de implementar la vuelta a la oficina. Esto, según el argumento de caída en la productividad del teletrabajo en el que se basaban sus políticas de vuelta a la oficina, debería haberse corregido tras volver. Para sorpresa de nadie, no fue así.
Según las conclusiones del estudio, en las mediciones no se tuvieron en cuenta dos factores: el cambio de procesos y la motivación del empleado. El cambio al teletrabajo supuso un cambio en la forma de hacer las cosas y el uso de nuevas herramientas. Este cambio necesita un periodo de adaptación, por lo que medir su incidencia de forma inmediata resulta en una evidente caída en la productividad, pero no diferiría mucho de la experimentaría ese mismo empleado cambiándolo de puesto de trabajo dentro de la oficina.
Las oficinas no son iguales, ¿por qué iban a serlo los empleados? Las empresas han tenido que afrontar muchos cambios para adaptar sus oficinas a las nuevas necesidades, con plantillas reducidas por los despidos o por la llegada del trabajo híbrido. Así, si las empresas han cambiado la forma en la que usan las oficinas, ¿por qué que no iban a cambiar la perspectiva de los empleados?
Citando textualmente al estudio: “Incluso si algunos empleados eran más productivos en la oficina antes de la pandemia, no significa necesariamente que estos empleados vayan a recuperar sus niveles de productividad cuando regresen a la oficina. Esto se debe a que es más probable que reaccionen negativamente al verse obligados a trabajar en la oficina después de disfrutar de los beneficios del teletrabajo”.
Las empresas han asumido que los empleados ofrecerían el mismo rendimiento en las oficinas que antes de enviarlos a casa. Sin embargo, tal y como apunta el experto en teletrabajo Nick Bloom, trabajar desde casa es percibido por el usuario como un aumento salarial del 8% al obtener ventajas en términos de conciliación familiar. Las políticas de vuelta a la oficina no han contemplado ese salario emocional que desmotiva a los empleados.
Vuelta a la oficina como reafirmación de control. El estudio destaca que muchas de las decisiones de vuelta a la oficina se tomaron por directivos que sentían que la distancia con sus empleados les había hecho perder el control sobre ellos. El profesor Ma señala que no existe ningún vínculo entre el lugar de trabajo y los resultados financieros firmes. Ya hemos hablado de los sesgos de los directivos al respecto, y de que, en realidad, es un problema de adaptación de los mandos intermedios y directivos a las nuevas herramientas y procesos en remoto.
Los expertos consultados para el estudio apuestan por el punto intermedio que ofrece el trabajo híbrido, que apacigua las inquietudes de los gerentes, y mantiene la motivación y la productividad de los empleados.
El estudio recomienda no forzar la situación. El estudio no encuentra ninguna relación entre malos resultados financieros y la incidencia del teletrabajo porque, de hecho, algunas empresas no habían vuelto a la oficina y mantenían sus buenos resultados. Entre las conclusiones del estudio se destacan los efectos negativos de las políticas de vuelta a la oficina excesivamente agresivasya que causan malestar y desmotivación entre los empleados hundiendo la productividad cuando vuelven obligados a las oficinas.
En su lugar, los investigadores recomiendan analizar cada puesto de forma individual y alcanzar un acuerdo para permitir que quien pueda y quiera mantenerse en remoto lo haga, reconociendo que hay empleados que prefieren volver a las oficinas por iniciativa propia.
Imagen | Pexels (Kindel Media)
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