El descenso en la productividad está siendo uno de los peores dolores de cabeza para directivos y políticos. Los datos de productividad en España no remontan ni tras el fin de las restricciones por la pandemia, no por el progresivo retorno a las oficinas que, según algunos directores y gerentes, iba a ser la solución definitiva para recuperar la productividad.
Dado el escaso impacto de la vuelta a las oficinas en la productividad, las empresas están adoptando iniciativas más creativas para conseguir que sus empleados aprovechen mejor el tiempo en su jornada laboral. Oyster, una empresa de recursos humanos, ha implementado los “Viernes sin reuniones” para tratar de mejorar la productividad a las puertas del fin de semana.
Los investigadores de la Facultad de Salud Pública de la Universidad Texas A&M que han estudiado lo que denominan “el efecto viernes”, documentando una caída en la productividad en este día, tanto para trabajadores en remoto como quienes acuden a la oficina. “Podríamos obtener tanta productividad en cuatro días y medio, como en los cinco No creo que el viernes por la tarde aporte mucho”, concluye Mark Benden, profesor de salud ambiental y ocupacional en la Universidad Texas A&M que ha elaborado el estudio.
El informe State of the Global Workplace 2023 publicado por la consultora Gallup apunta a que esta falta de compromiso de los empleados de cara al final de la semana estaría costando a las empresas unos 1.900 millones de dólares anuales por pérdida de productividad.
No echar más leña al fuego de los viernes
Distintos estudios y encuestas han demostrado que las reuniones son un auténtico agujero negro para la productividad y los recursos económicos de las empresas. La idea de Oyster consiste en intentar minimizar el impacto de ambas variables en una sola iniciativa. Dado que la productividad ya cae por sí misma los viernes, al menos no minar la poca que pueda quedar interrumpiendo el flujo de trabajo de los empleados agendando reuniones ese día.
Lo que han descubierto los investigadores no es algo precisamente nuevo, ya que las empresas llevan años intentando motivar a sus empleados el último día laborable de la semana. Muchas han aplicado los “viernes informales” en los que se permite “relajar” los códigos de vestimenta, los “viernes de verano” aplicando jornada intensiva para dejar más horas libres por la tarde, e incluso “viernes de mascotas” o con pizza y helados gratis.
Víctor Méndez, Vicepresidente de Ingeniería de BlaBlaCar, o Vivek Sagi, CTO de Eventbrite nos contaron que en sus empresas se habían implantado algunos días libres de reuniones para que los empleados pudieran enfocarse al 100% en su trabajo sin interrupciones. Según ambos responsables, con esta medida se incrementaba la productividad durante esos días y los empleados los utilizaban para afrontar tareas exigentes o que habían ido posponiendo, y ahora podían hacerlas sin interrupciones.
Steven Fitzgerald, presidente de la consultora canadiense Habanero Consulting Group, declaraba a Bloomberg que los viernes sin reuniones estaba ayudando a mejorar la moral de sus 65 empleados. “Es fácil ir de reunión en reunión y, francamente, simplemente no le damos al cerebro el espacio para pensar”, declaró el ejecutivo.
En su esfuerzo por reducir las distracciones y el coste económico que se oculta tras la convocatoria de reuniones, empresas como Shopify también adoptaron una política similar con días libres de reuniones, que reforzaron con un plugin que calculaba el coste para la empresa de cada reunión, lo cual disuadía a los organizadores de muchas convocatorias.
Imagen | Pexels (fauxels)
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