Bolivia quiere explotar el gigantesco Salar de Uyuni para ponerse a la cabeza del litio. Y tiene un aliado: Rusia

El Salar de Uyuni tiene una reserva aproximada de 23 millones de toneladas de litio

Batería y Salar
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Los salares de Uyuni en Bolivia son un lugar único en el mundo con un paisaje de desierto blanco, que atrae la atención de todas las miradas y ha sido protagonista de eventos internacionales, como el Rally Dakar. Sin embargo, alberga algo aún mayor y es una gran mina de litio. Por ese motivo, Bolivia busca posicionarse en la cadena de suministro del conocido ‘oro blanco’. Un material muy demandado dentro de la industria de los vehículos eléctricos y el almacenamiento de energía. Ahora, el gobierno boliviano quiere explotarlo a través de una empresa rusa.

¿Qué ha ocurrido? Bolivia ha concedido a una empresa rusa la explotación del Salar de Uyuni. El acuerdo con el Grupo Uranium One, una compañía estatal rusa, contempla la construcción de una planta de producción de carbonato de litio en el Salar. Este proyecto de extracción y transformación del litio se convierte en una de las inversiones más importantes en la industrialización de este material en el país andino.

¿Cuál es el objetivo? El nuevo sistema permitirá la generación de hasta 14.000 toneladas anuales de litio para baterías. En otras palabras, el volumen de producción le posicionaría en la tercera mayor del mundo a la par de China y por detrás de Australia y Chile.

Con una reserva aproximada de 23 millones de toneladas de litio, Bolivia aún no había podido explotar e industrializar la zona. La nueva instalación se construirá en el Salar de Uyuni a 3.656 metros de altitud y con una extensión de 10.500 km².

La empresa. Los interrogantes que se formulan en torno al destino del litio y su comercialización quedan abiertos por las sanciones a Rusia por parte de occidente. Aunque Bolivia, como país soberano, podría ver limitada la venta de este litio en países que contemplen las sanciones a Rusia.

Sin embargo, Rusia ha sabido responder a esas sanciones y establecer nuevos comercios. Si Bolivia es la encargada de la comercialización podrán evitar las sanciones y algunos países aceptarán ese litio si la participación rusa es indirecta o mínima. Esto, no obstante, son hipótesis. Hasta que no comience la explotación del salar en la segunda mitad de 2025 no podremos resolverlas.

Carbonato de litio. El acuerdo establece que la tecnología utilizada será la extracción directa (DLE). Este método es muy diferente al convencional, pues usa materiales que absorben el litio en la salmuera (agua salada subterránea) separándolo de otros materiales reduciendo el uso de agua y los productos químicos. De este modo, se recupera el 80% y no se desperdicia el litio como en la forma tradicional que tan solo era del 12%.

Otras minas de litio. La expansión de Bolivia para consolidarse como un extractor de litio y ser un productor mundial, también apunta a otros yacimientos como el Salar de Pastos Grandes y el Salar de Coipasa.

Sin embargo, el litio es conocido por su gran impacto ambiental, y como ocurrió en Chile, se han producido conflictos con los pueblos originarios que habitan las tierras de Coipasa.

Después de múltiples estudios acerca de la creación de nuevas baterías con otros elementos que no sean de litio y nuevas formas parar abordar su reciclaje, ¿por qué seguimos dependiendo de este material? La respuesta puede estar que a corto plazo hay que seguir satisfaciendo la creciente demanda de baterías. Así que aún se debe evaluar cómo se podrían equilibrar la necesidad de litio con la adopción de tecnologías más limpias y el impulso hacia un reciclaje más eficiente.

Imagen |  Unsplash y Unsplash

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