España afronta varios retos con el cierre ya confirmado de sus centrales entre 2027 y 2035. Uno de ellos es construir un almacén geológico profundo (AGP) en el que descansarán sus residuos radiactivos de forma permanente.
Un proyecto de 4.000 millones de euros. El nuevo Plan General de Residuos Radiactivos de Enresa, la empresa estatal responsable de la gestión de los residuos nucleares, prevé que el almacén esté operativo en 50 años, de aquí a 2073.
Como primera piedra del proyecto, Enresa acaba de adjudicar a la empresa finlandesa Posiva Oy un contrato de consultoría de 103.000 euros dentro del presupuesto previsto de 4.100 millones de euros para el desarrollo del AGP.
Encargo a Finlandia. Posiva es la compañía finlandesa que ha construido el AGP 'Onkalo', el primer almacén de este tipo en Europa (de ahí que sea la adjudicataria del contrato español sin un concurso previo).
Onkalo puede traducirse como "cueva". Fue construido en la ciudad de Olkiluto, a 430 metros de profundidad, y está previsto que empiece a funcionar en 2025. Durante 100 años permanecerá abierto para ir albergando nuevos residuos. Después, se sellará definitivamente.
La vecina Suecia también está construyendo un AGP en el municipio de Östhammar, en la costa este del país. Permitirá confinar 12.000 toneladas de combustible a una profundidad de 500 metros.
Por qué un almacenamiento geológico profundo. Un AGP es un cementerio nuclear subterráneo a gran profundidad que evita algunos de los problemas de los almacenes más superficiales, como el coste derivado de vigilancia para evitar incidentes y robo de material.
Si bien el almacenamiento no profundo es más barato a corto plazo, la necesidad de mantenimiento constante lo convierte en una opción menos rentable a largo plazo que el AGP. Pero para que el AGP no genere problemas, debe situarse en una formación geológica estable y que permita disipar el calor de los residuos radiactivos.
Dónde se va a construir. Es la gran pregunta que deberá resolver Enresa con ayuda de Posiva en los próximos años. Los almacenes de este tipo aprovechan la barrera natural de las formaciones geológicas que lo rodean, además de las barreras artificiales creadas en su construcción.
Pero lo complicado no será encontrar un entorno geológico adecuado sino el reto social. Enresa ya exploró localizaciones en los 90 y tuvo que paralizar el plan de búsqueda por el ruido que generaba a nivel ciudadano. De hecho, el nuevo Plan General de Residuos Radiactivos descarta la construcción de un cementerio centralizado en Villar de Cañas, Cuenca.
Dónde estarán los residuos mientras tanto. El Gobierno y el Consejo de Seguridad Nuclear aprobaron a finales de 2022 la creación de una red descentralizada de almacenes en cada una de las centrales nucleares. Era la solución prevista para albergar temporalmente los residuos hasta que el AGP estuviera operativo en 2073.
Sin embargo, Endesa, Iberdrola, Naturgy y EDP, las dueñas de los reactores, pidieron al gobierno adelantar la puesta en marcha del cementerio definitivo a 2050 para liberar los terrenos en la mitad de tiempo y poder usarlos en otros proyectos industriales.
Las eléctricas, en pie de guerra. Todas las centrales españolas, salvo Vandellós II, cuentan con sus propios almacenes temporales individualizados. Pero estos silos necesitarían trabajos de adecuación para almacenar los desechos durante más de 50 años, como contempla el séptimo Plan General de Residuos Radiactivos.
Otro aspecto en el que las grandes eléctricas chocan con el Gobierno es la subida de la "tasa Enresa" para financiar el coste del desmantelamiento de las centrales nucleares. Iberdrola, Endesa y Naturgy han recurrido la propuesta en el Tribunal Supremo a través de su patronal, Foro Nuclear.
Imagen | Posiva
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