Hoy en día las pantallas táctiles lo han conquistado todo, y se han convertido en la opción perfecta para los modernos relojes inteligentes basados en watchOS o Android.
Dicha tecnología, sin embargo, ya fue explorada por empresas como Casio, que en 1984 lanzó un reloj con una minipantalla táctil. Nadie le demasiado caso en aquel momento, pero está claro que el fabricante se adelantó al futuro.
Un adelantado a su tiempo
En 1984 la tecnología ya empezaba a dar algunas sorpresas. Fue el año del lanzamiento del Macintosh y también la época en la que los micro-ordenadores de 8 bits conquistaron los hogares.
Aquellos avances en el campo de la informática palidecían ante la tecnología que comenzaba a integrarse en los relojes digitales. Fabricantes como Casio mostraban una ambición excepcional con productos que iban combinando las funciones tradicionales con otras como calculadoras, soporte de melodías o juegos simples pero adictivos.
Aquel año Casio se sacó de la manga un dispositivo diferente. Su Casio AT-552 Janus combinaba una esfera tradicional con una pequeña pantalla digital en su parte superior.
Aquella pantalla tenía una característica adicional: soportaba gestos táctiles. Con ellos se podían ingresar dígitos y operaciones en la calculadora integrada, algo que no era especialmente intuitivo y que desde luego no superaba la presencia de los teclados numéricos físicos que Casio sí integró en varios de sus relojes con calculadora.
El funcionamiento de este reloj se basaba en la presencia de una serie de celdas con material conductivo que permitían registrar esos gestos y asociarlos con cada número y operador. En la imagen del modelo con acabado dorado, por ejemplo, se aprecian esas celdas.
En este reloj había, eso sí, una limitación adicional. La sensibilidad de su pantalla era notable, y eso hacía que hacía que un rayón pudiera inutilizar la interfaz táctil. Y aún así, el producto demostró ser todo un vistazo a lo que 30 años después acabría siendo la norma en dispositivos móviles.
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