"El futuro real del ordenador portátil se mantendrá en mercados de nichos especializados. Porque no importa lo baratas que sean estas máquinas, o cómo de sofisticado sea su software, no puedo imaginar al usuario de a pie llevándose uso con él cuando se vaya a pescar".
Tratar de adivinar el futuro suele salir mal. Es lo que hizo el periodista Erik Sandberg-Diment en The New York Times en 1985, aunque ciertamente por entonces los portátiles eran más arrastrables que otra cosa. El mercado empezó a cambiar poco después, y hace 30 años Apple presentaba sus primeros PowerBook y demostraba (como otros fabricantes) que los portátiles podían tener sentido para mucha más gente.
Compaq mostró el camino, Apple lo siguió a su manera
El 21 de octubre de 1991 Apple lanzaba al mercado sus PowerBook 100, 140 y 170, y con ellos daba un salto singular en un mercado que por entonces estaba absolutamente centrado en PCs de sobremesa. Los portátiles existían, pero sus diseños y prestaciones distaban mucho de los actuales, y normalmente se trataba de equipos toscos, caros y con muy bajas prestaciones en comparación con los ordenadores de sobremesa.
Steven Sinofsky, exdirectivo de Microsoft que lideró el desarrollo de Windows 8, contaba recientemente cómo en aquella época de 1990-1991 Apple estaba en la cresta de la ola en ordenadores de sobremesa: los Mac tenían una cuota del 13% a nivel mundial —hoy rondan el 16% según cifras de StatCounter GlobalStats—, pero apenas se vendían portátiles: "tenían baja potencia y eran muy caros ($5.000 dólares de 1990)". La predicción que hacía aquel periodista del NYT parecía ciertamente factible.
Pero la cosa empezó a cambiar a finales de los 80. Compaq lo revolucionaba todo con su familia LTE de 1989, con un equipo como el LTE/286 que apenas pesaba 3,5 kg y que representó todo un salto adelante para la industria.
Aquel equipo cuya batería aguantaba dos o tres horas, como decía Sinfosky, fue todo un éxito entre los propios empleados de Microsoft: Steve "Ballmer solía llevar 3 o 4 baterías y las agotaba en largos viajes de avión a Europa. Sí, 10 kg de PC".
El problema para aquellos equipos era más la propuesta de MS-DOS, que no tenía sistemas de gestión de la energía y que tampoco se podía conectar fácilmente a redes. No solo eso: si os fijáis en la imagen os daréis rápidamente cuenta de que aquellos equipos no tenían ratón/touchpad.
Microsoft acabó desarrollando una solución propia con un trackball que colgaba de uno de los laterales (horror) mientras IBM acabó creando su célebre y legendario Trackpoint. Cuando Compaq lanzó sus LTE Apple intentó competir con sus Apple Portable, verdaderos monstruos arrastrables que no tuvieron demasiado éxito.
En Apple se pusieron las pilas y se dieron cuento de que el diseño era algo fundamental para tratar de conquistar ese mercado. A diferencia de la filosofía tradicional de tomarse su tiempo, en Apple aceleraron al máximo para tratar de sacar un sustituto y una alternativa digna a la propuesta de Compaq lo antes posible.
El resultado fueron aquellos equipos que por ejemplo destacaban con su trackpad situados en medio de una nueva zona para reposar la muñeca. Ese trackpad "empujó" al teclado hacia arriba pero hizo creando ese paradigma que ahora es la norma en portátiles en los que ya estamos acostumbrados a encontrar grandes touchpads/trackpads.
Aquel esfuerzo de Apple —con una curiosa campaña publicitaria— se vería acompañado pronto de potentes rivales: IBM lanzaría sus ThinkPad 700 —los primeros miembros de esta legendaria familia— en 1992, y poco a poco los portátiles acabarían demostrando que podían ser acompañantes perfectos en toda clase de escenarios.
Incluido, amigo Erik, el de llevarlos a un viaje de pesca.
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