La llegada del iPhone lo cambió todo y, de un día a otro, la industria dio un giro de 180º. De móviles muy diferentes entre sí y con una gran variedad de sistemas operativos, pasamos a móviles que parecían sacados de la misma plantilla (como ahora) y con dos sistemas predominantes: iOS con el iPhone de 2007 y Android con la llegada del mítico HTC Dream.
Microsoft llevaba unos años en el terreno de los móviles con su plataforma (sobre todo para PDA), pero pese a las burlas de Steve Ballmer contra el iPhone, la gigante de Seattle se rindió a la obviedad: debían entrar en serio en el segmento de los smartphones. Y no fue con Windows Phone, sino con los Microsoft Kin, que protagonizaron uno de los mayores desastres de la historia de la compañía. Se retiraron del todo tras seis semanas a la venta.
El Proyecto Pink
Antes del iPhone, de Android y de Windows Phone, Microsoft tenía cierta posición en el segmento móvil gracias a Windows Mobile. Estaba basado en Windows CE y llevaba en el aire desde el 2000. Comparado con el resto de sistemas operativos para dispositivos móviles, Windows Mobile era algo extremadamente avanzado, pero durante muchos años sólo se le sacó partido en dispositivos 'Pocket PC' o PDA.
Poco a poco se fue actualizando, sobre todo para servir como corazón de teléfonos móviles, pero con las últimas versiones de 2009, se vio que se había quedado atrás respecto a la competencia. ¿El motivo? Entre otros, no admitía un uso en pantallas capacitivas, pues estaba destinado a ser un sistema para móviles con pantallas resistivas que usaban un stylus. Esto es algo de lo que Steve Jobs se rió durante la presentación del iPhone y que cambió con Windows Mobile 6.5, pero ya era tarde.
Estaba claro que Windows Mobile necesitaba un reinicio (que llegaría en 2010 con el anuncio de Windows Phone 7) y también se sabía que Microsoft estaba trabajando en algo llamado 'Microsoft Pink', o 'Project Pink'. El problema era que se sabía poco del proyecto y los demás estaban haciéndose con una gran cuota del mercado.
Justo el año de la presentación del iPhone, Microsoft compró la compañía Danger, especializada en desarrollo de aplicaciones y servicios para T-Mobile, por lo que estaba claro que estaban haciendo algo para entrar seriamente en los móviles. Y a cargo del proyecto estaba James Allard, más conocido como J Allard.
Allard fue uno de los ejecutivos de Microsoft y una pieza que rompía bastante con la imagen seria de la compañía. Cuando Bill Gates intentaba ir de moderno con bailes o el anuncio de Doom, se notaba forzado, pero Allard sí era una pieza disruptiva en la baraja de ejecutivos de Microsoft. Es uno de los responsables de que Microsoft empezara a mirar a Internet en sus sistemas operativos y uno de los nombres olvidados cuando hablamos del nacimiento de Xbox, con Xbox Live para jugar online como uno de sus proyectos mimados.
Puede que también te suene el Zune, el iPod de Microsoft. También fue obra suya y, en definitiva, está claro que tenía una visión diferente al del resto de los ejecutivos de la compañía. Bien, Allard y su equipo empezaron a trabajar en Pink en 2008 y la compra de Danger fue más para conseguir sus IP y su tecnología de computación en la nube que por el deseo de conseguir su fuerza laboral.
Guerra civil en Microsoft
Algo curioso en Microsoft es que algunos de sus productos han nacido fruto de una guerra civil. Para Xbox, Microsoft tenía dos equipos trabajando, uno con ideas más innovadoras que el otro y, al final, Bill Gates era el que apostaba por una visión o por otra. Con Pink pasó algo parecido.
Microsoft contaba con dos equipos trabajando en una plataforma móvil: por un lado, Allard y los suyos con Project Pink. Por otro, Andy Lees, un ejecutivo de traje y corbata trabajando en Windows Phone. Eran dos equipos totalmente independientes, y su visión también era distinta.
Parece que Allard quería que Pink fuera más como Zune, algo lógico teniendo en cuenta que también era su creación, pero Lees no estaba del todo contento. No sólo no veía con claridad el proyecto de Allard, sino que pensaba que el equipo de Pink estaba restando recursos al de Windows Mobile.
De hecho, según Engadged, Lees tenía celos del proyecto y, tras una competición interna, consiguió los mandos del proyecto por encima de Allard. En ese momento, Lees estaba a cargo de Pink y del reinicio de Windows Mobile, algo que luego se conoció como Windows Phone. Los dos proyectos tenían código distinto y una base totalmente diferente y lo lógico es pensar en una unificación, pero no: Microsoft estaba obligada a lanzar su sistema operativo Pink.
El motivo era que ya había adquirido contratos con empresas, siendo Sharp y Verizon los dos nombres sobre la mesa.
Sexting, un móvil sin terminar y obligado a ponerse a la venta
Tras muchos rumores, Microsoft realizó una presentación en abril de 2010. Dos años de retraso frente al iPhone y uno con Android, pero bueno, presentaron Microsoft Kin. Ese era el nombre comercial del proyecto y lo hicieron, quizá, con una idea un poco regular: un vídeo con un adolescente sacando una foto de su torso y enviando esa imagen a otra adolescente.
A quién se le ocurrió esto no lo sabemos, pero es algo que obligó a la compañía a rectificar porque ya se estaba hablando de que promovía el sexting. Y es que, el teléfono estaba enfocado a adolescentes y jóvenes adultos, por lo que esa imagen no era del todo apropiada. Pero bueno, pese a la controversia, el anuncio buscaba dejar clara la naturaleza de los Microsoft Kin.
Este era el anuncio, por cierto:
Y es que, eran "teléfonos sociales", como los describió la propia Microsoft, muy enfocados a las redes sociales y a la comunicación, algo que estaba muy integrado en la pantalla principal de los dispositivos que, por cierto, fueron dos: El Kin ONE y el Kin Two. No se comieron mucho la cabeza con el nombre.
Los dos modelos tenían formatos diferentes de pantalla, pero ambos tenían un panel táctil capacitivo, cámaras, y un teclado QWERTY deslizable. También compartían un sistema operativo sin terminar. No tenían tienda de aplicaciones, no se podían instalar apps de terceros, no había juegos, no existía una app de calendario ni sincronización con Outlook, no había aplicaciones de mensajes instantáneos como Messenger y el teclado estaba a medias. Para hacernos una idea, el Motorola MPX200 de 2003 ya tenía Messenger.
De hecho, es sangrante que un móvil enfocado a las redes sociales tuviera una aplicación de Twitter que, básicamente, era un feed. No se podían subir fotos, no se podían mandar mensajes directos y tampoco hacer RT.
Había otra serie de elementos que faltaban y parecía mentira que saliera a la venta un móvil en un estado tan verde teniendo otros con iOS y una familia Android que no paraba de crecer, pero el motivo estaba en esas peleas internas. Cuando Lees se hizo cargo de la división de Allard, parece que se cambió el rumbo del diseño y se pasó a un núcleo de sistema más similar a Windows Mobile, pero sin llegar a tener las novedades que poco después se conocerían con Windows Phone.
Esto llevó a un retraso en el desarrollo y el principal problema es que había que lanzarlo a la venta en el estado que fuera. Ya hemos comentado que Sharp había sido la elegida para fabricar el hardware y Verizon iba a ser el punto de venta exclusivo, por lo que la operadora (con un poder enorme en Estados Unidos) apretó para que se cumplieran los plazos.
De hecho, en la mencionada historia de Engadget se apunta a que los propios implicados en Kin sabían que iba a salir mal, pero había que lanzarlo como fuera. Los dos grupos de desarrollo estaban completamente desconectados y se apunta a Lees como responsable. En el artículo apuntaron que los empleados de Kin estaban “dando vueltas en sus sillas, sin saber quién conservará su puesto de trabajo”.
El fracaso de los mil millones
Pese a todo, Kin tuvo buenas ideas, como el almacenamiento en la nube que sincronizaba fotos, vídeos y mensajes automáticamente para verlos en un servicio en la nube llamado Kin Studio y el servicio Koop que funcionaba como agregador de redes sociales como Facebook, Twitter o MySpace.
Sin embargo, un desarrollo turbulento, una presentación desconcertante y unas características bastante pobres llevaron los móviles al fracaso. Unido a unas tarifas de Verizon bastante altas, se habla de unas ventas bochornosas, tanto que los móviles dejaron de venderse a las seis semanas de su lanzamiento.
Es más, en otro artículo se expone que esos problemas internos de Microsoft provocaron un retraso de 18 meses en el lanzamiento, algo que contrarió tanto a Verizon que, en el momento de poner el Kin a la venta, lo hizo con un contrato superior al planteado inicialmente, lo que hacía que los móviles Kin fueran mucho menos atractivos de cara a los usuarios. Es que, vamos a ver, eran 69,98 dólares de tarifa mínima al mes durante dos años.
Podría decirse que Microsoft y Verizon lo mataron… y el Kin solito se mató. Se dice que vendieron 500 unidades en su lanzamiento, seis semanas después del lanzamiento Verizon empezó a devolver los teléfonos y, para intentar salvar algo, junto a Sharp se lanzaron versiones de los dos móviles con funciones limitadas (más aún) que tampoco consiguieron salvar los muebles. De hecho, en agosto de 2011 decidieron que para qué seguir.
En total, entre la compra de Danger y el propio desarrollo, se estima que fue una operación que costó 1.000 millones de dólares a Microsoft, quien concentró sus esfuerzos en Windows Phone y que, como decimos, tuvo que lanzar Kin, como dice el dicho popular, "por narices". Y no pienses que esto era sólo cosa de Estados Unidos, ya que estaba previsto que, en otoño de 2010, Microsoft lanzara los Kin en España junto a Vodafone, pero por motivos obvios, nunca se materializó.
En octubre de ese mismo año, Microsoft presentó Windows Phone 7, un sistema mucho más redondo, y, al año siguiente, cerró la página oficial de los Kin. Varias de las ideas de Kin estaban presentes en el nuevo Windows Phone, que llegaba con compañías como Samsung, HTC o LG como gran apoyo (con móviles como los HTC HD7, HTC 7 Trophy, HTC 7 Mozart, el Samsung Omnia 7 o el LG Optimus 7) y, sobre todo, tenía tienda de aplicaciones.
Kin pasó sin pena ni gloria, fue un fracaso mayúsculo y lo más curioso es que, debido a su paso tan fugaz y a que en 2010 las redes sociales no estaban tan masificadas, puede que mucha gente ni hubiera oído hablar de este proyecto de una megacompañía como es Microsoft.
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