El sonido, pese a ser un género en sí mismo, con su respectiva categoría de premios, se considera un gran ignorado, bien por recursos, o exposición a los medios. Y son un punto cardinal en cualquier obra. También dicen que el cine sonoro mató la capacidad plástica y metalingüística del cine mudo, que ese avance tecnológico en forma de banda adicional en el celuloide supuso un trastorno en la voces autorales. En cualquier caso, desde que los hermanos Lumiére contrataran en 1897 un cuarteto de saxofonistas para acompañar sus proyecciones, el cine ha buscado la excelencia sonora.
Ya en 1927, con los estrenos de ‘El Cantante de jazz’, ‘Amanecer’ o ‘Don Juan’, los pilares del cine mudo se derrumbaron y dieron paso a una nueva dimensión. Una nueva forma de expansión comunicativa, de reconciliar lo real y potenciar lo surreal. Ya no estábamos viendo una simple grabación, estábamos sintiéndola a través de las voces naturales de su tiempo.
En la experiencia de ver una película, el sonido puede ser clave. Hoy en día la sensación sonora que teníamos en las salas de cine, la podemos conseguir en casa con una proyección en 360 grados del sonido. Pasaríamos de oír a sentir. Para hacerlo, además de una banda sonora de Oscar, necesitamos un equipo a la altura.
La experiencia de un buen sonido
Como explicábamos en este artículo, Samsung apuesta por la investigación sonora, desarrollando sus propias tecnologías. Precisamente en su Audio Lab en California, nació la tecnología Ring Radiator, una forma de emitir el sonido en forma de anillo, omnidireccional, y no sólo enfocado hacia un punto concreto.
los altavoces Multiroom suenan exactamente igual estemos situados en el puntos donde estemos respecto a ellos
Además de la configuración modular, los altavoces Multiroom suenan exactamente igual estemos situados en el puntos donde estemos respecto a ellos, dispersando de manera homogénea las notas de la orquesta o los diálogos de los actores.
Y nada mejor que, para poner estos altavoces a prueba, hacer un recorrido por algunas de las cintas más notorias y premiadas de la historia del cine, por sus efectos sonoros o Banda Sonora Original. De la más actual y reciente al clásico de hemeroteca, once películas que han marcado los oídos tanto o más que la retina. 11 nombres imperecederos que, para disfrutarlos como sus autores las concibieron, necesitamos del cimiento y la experiencia del sistema Multiroom de Samsung.
2014. Whiplash: la baqueta metálica
En esta lista os vais a encontrar con bastante jazz. Parece que la gran pantalla mantiene, cada cierto tiempo, un bello idilio con el género. Craig Mann, Ben Wilkins y Thomas Curley lograron el Oscar y el BAFTA al mejor sonido, además del Premio Satellite a la mejor Banda Sonora. Lo de Whiplash es asombroso, su premiada mezcla en 5.1 merece todos los galardones posibles. La forma en la que se trata la sonoridad ambiental, los riquísimos matices de las interpretaciones de batería son algo inusual en el cine comercial. La obsesión por el detalle más escabroso de Damien Chazelle, director y tan baterista frustrado como el propio protagonista, lleva ese tour de force de cisne negro a las academias de música de alto octanaje.
Momento estelar: el músculo visual y el poderío de ese solo final llamado ‘Caravan’, una pieza compuesta por Juan Tizol, popularizada por Duke Ellington y traída en esta cinta por John Wasson. Toda la película es una demostración de potencia, pero también de control, de un equilibrio virtuoso.
2004. Ray: derribando todas las barreras
El biopic de la vida y obra del músico de Georgia competía contra ‘El aviador’, de Martin Scorsese o ‘Spider-Man 2’, la superproducción de Sony. Pero el galardón estaba entregado desde el primer momento al equipo de sonido capitaneado por Scott Millan, Greg Orloff, Bob Beemer y Steve Cantamessa. La cuidada banda sonora, revisando todas las grandes piezas, supone un viaje en el tiempo para el espectador del que cuesta salir. La vida del genio estuvo impregnada de dolor y pérdida, de asomarse al abismo demasiadas veces pero llegar al final para contarlo.
Momento estelar: ese silencio ensordecedor, con Jamie Foxx en el papel de Ray a punto de un colapso por sobredosis, donde todos los canales de audio apuntan hacia esa calma tensa tan difícil de traducir en notas. Una verdadera lección de ritmo, en varios sentidos.
2001. Black Hawk Down: pólvora y metralla
Desde la primera nota suspendida, con la cita de Platón, la arena y el viento ululando, se convirtió en un objeto a imitar de alguna u otra forma. Algo tuvo que hacer bien para derrotar a ‘Amélie’ y las pegadizas melodías de Yann Tiersen, que aún no hemos logrado borrar de la memoria, el portentoso debut con la trilogía del ‘Señor de los Anillos’, el popular musical ‘Moulin Rouge!’ y su competidor de menor escala pero mismo anhelo comercial, ‘Pearl Harbor’ de Michael Bay. Todas optaban al mismo galardón pero sólo se lo llevó el equipo formado por Michael Minkler, Myron Nettinga y Chris Munro. Ridley Scott se alió con su hombre de confianza Hans Zimmer, en un all star team para adaptar el libro homónimo de Mark Bowden.
Momento estelar: cuando el helicóptero es alcanzado, claro. La batalla demente hacia la hora y media de proyección, con disparos de todos los calibres silbando en todas direcciones, ideal para escucharlo con un equipo a la altura. Por suerte, el ecosistema Multiroom de Samsung es completamente modular. Cuantos más altavoces añadamos a nuestro sistema mejor serán los resultados.
1999. The Matrix: el ruido de lo real
Viajamos apenas un par de años atrás para escuchar el asombroso trabajo logrado gracias a John Reitz, Gregg Rudloff, David Campbell y David Lee. Porque la banda sonora marcó un tiempo y una generación —Marilyn Manson, Rob Zombie, Rage Against The Machine, P.O.D, etcétera—, porque Don Davis alcanzó unas cotas de experimentación formal y unos coqueteos con la electrónica que encajaban mejor que nunca, clústeres de violines peleándose con el nacimiento del 2step. Dicen que fue un Oscar de consolación, uno que le arrebató, por cierto, a ‘La Momia’, ‘La Milla Verde’ o ‘La Amenaza Fantasma’.
Momento estelar: los audiófilos están (estamos) de acuerdo. La escena donde entran en el edificio y se juega con los espacios, las texturas, donde el tiroteo desenfrenado deja paso a la base de ‘Spybreak!’, de Propellerheads.
1993. Parque Jurásico: la ciencia al servicio
El prestigioso y multipremiado ingeniero Gary Summers unió fuerzas con Gary Rydstrom, logrando por aquel entonces su quinto Oscar al mejor sonido —le seguirían ‘Titanic’ y ‘Salvar al Soldado Ryan’—. Junto a Shawn Murphy y Ron Judkins se llevaron todos los galardones en edición y mezcla a punto estuvieron de llevarse también el premio a la mejor mezcla de los Cinema Audio Society Awards. El rugido que compone el T-Rex en la cinta de Steven Spielberg es un rugido marcado a fuego en mis tímpanos.
Momento estelar: la escena donde, en el laboratorio, los velocirraptores huelen y arañan el aluminio de las estanterías, puede escucharse en tintineo brillante de las superficies mientras las bestias laten y sudan y se comportan de una manera que nunca antes habíamos visto. Bueno sí, en animales vivos. Eso no se logra con simple animación.
1988. Bird: el pájaro que nunca dejó de volar
Vamos con el tercer músico de jazz y segundo biopic. Forest Whitaker da vida al gigante saxofonista Charlie Parker y su música suena magistral de la mano de Les Fresholtz, Dick Alexander, Vern Poore y Willie D. Burton. No en vano se llevaron el Oscar a mejor sonido y dos nominaciones a los BAFTA, por los mismos logros. La historia de ‘Bird’ es puro jazz, exceso y suburbio, humo y soledad en multitud.
Momento estelar: Bird es una cinta donde la mitad se desarrolla en horarios y ambientes nocturnos. El local donde se desatan las improvisaciones salvajes es el escenario ideal para poner a punto el mayor valor de la cinta de Clint Eastwood. La voz del saxofón.
1977. La guerra de las galaxias: el nacimiento de un mito
‘Toro Salvaje’ y ‘Fama’ no tuvieron la menor oportunidad frente al equipo compuesto por Don MacDougall, Ray West, Bob Minkler, Derek Ball.. Los samples creados ex profeso, el retorcido sonido electrónico junto a la ya imperecedera fanfarria de John Williams se convirtieron en todo un icono, logrando colarse entre los vinilos más vendidos de la época. Estos sonidos se grabaron para permanecer inalterables al paso del tiempo.
Momento estelar: me quedo, sin la menor duda, con la batalla del mismo comienzo, con un Darth Vader indestructible. El wagneriano leitmotiv de La Marcha Imperial forma parte del acervo cultural por algo.
1975. Tiburón: terror a dentelladas
Hay dos rugidos clave en la historia del cine —y no nos referimos al oso vengativo de ‘El Renacido'—. Del primero hemos hablado un poco más arriba. 1975 fue un año donde la comedia sucumbió al terror de las costas, a este demonio que quedó grabado en nuestra mente. Una película impactante, de ritmo, inteligentísima, visual y auditivamente muy poderosa. Robert L. Hoyt, junto a Roger Heman, Earl Madery y John Carter se llevaron el Oscar y el BAFTA por el trabajo en la contrapartida musical.
Momento estelar: creo que no hace falta decir que la escena con el contoneo de la aleta, adentrándose en la playa, mientras la cuerda escrita por John Williams va ascendiendo en velocidad e intensidad, con su sencillez cautivadora y atenazante, hasta que perro y colchoneta desaparecen. Una escena replicada decenas de veces en clave de exploitation.
1962. Lawrence de Arabia: Ulises en el desierto
El ingeniero británico John Cox logró, junto a los prestigiosos Shepperton Studios, el Oscar al mejor sonido en 1962. Pero el logro no queda ahí. Lawrence de Arabia es una película bellísima donde la partitura de Maurice Jarre hace algo más que acompañar: baña cada escena. Es muy difícil definir el sonido, el silencio, el ambiente de una película tan compleja y llena de esfuerzos fílmicos, donde se sortearon problemas de dirección y producción que en cualquier otro caso habrían hecho tirar la toalla.
Momento estelar: ninguno en particular. Esta es una película parida con vocación artística, sin mayor meta que existir. Todo en ella, en sus 4 horas, son una exhibición de séptimo arte.
1954. Música y lágrimas: empezando desde abajo
Y vamos con el penúltimo biopic del listado. Música y lágrimas logró el Oscar al mejor sonido gracias a Leslie I. Carey. En plena década de musicales, este tributo a Glenn Miller cobra vida a través de James Stewart y crece imparable en el oído del espectador. Su banda sonora está compuesta de música original grabada con la orquesta de Miller junto a gigantes como Louis Armstrong, Gene Krupa, Frances Langford y los Modernaires.
Momento estelar: la escena del local donde Stewart, June Allyson y compañía toman té y, una vez invitado a la platea, agarra la trompeta y toda la big band le sigue, coronando el momento con un solo de batería lleno de poderío. El sonido de una súper banda cobra una nueva dimensión con el actual sistema Multiroom de Samsung.
1944. Wilson: todos los hombres del presidente
Y vamos de década en década hasta la última cinta de la colección. Wilson es una sobria lección de historia. Y no simplemente por ser la película biográfica del Presidente de Estados Unidos Woodrow Wilson. Es un recordatorio de cómo se llevaban a cabo las grandes epopeyas hace más de 7 décadas. Absoluta vencedora en la entrega de los Oscars, llevándose el galardón al mejor sonido gracias a Edmund H. Hansen, Roger Heman y Clayton Ward, este fue el año que la joya noir de Billy Wilder ‘Double Indemnity’ no tuvo nada que hacer.
Momento estelar: asociado al sonido, ninguno, o todos. Esta es una obra literaria y densa donde la banda sonora nos interesa especialmente. Compuesta por Alfred Newman, autor de la característica sintonía de la 20th Century Fox, padre de los brillantes David Newman y Thomas Newman, la pieza dibuja perfectos contrapuntos, ambienta con inteligencia y eleva el discurso narrativo.
Se quedan fuera tantas cintas como oportunidades. El cine está lleno de grandes Bandas Sonoras acompañando películas perpetuas. Nosotros, como usuarios, somos los que tenemos la última palabra. No desaprovechemos la oportunidad de redescubrir el mejor cine a través de los altavoces Multiroom y las todopoderosas barras de sonido curvas de Samsung, como el modelo H7501, con 320 W de potencia, 8.1 canales y altavoces extra en cada lado para lograr un verdadero sonido envolvente.
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