Todo ocurrió de forma fortuita, como suelen darse esta clase de hallazgos fascinantes de tesoros que formaron parte de nuestras antiguas civilizaciones. Sin embargo, en este caso la pieza encontrada en unas excavaciones de Alemania era muy especial. A primera vista parecía un bulto fangoso sin más, pero un examen posterior reveló la importancia de la pieza que tenían entre manos: la escultura de una deidad con forma de serpiente que formó parte de la mitología romano-germánica.
La historia tuvo lugar en Stuttgart, Alemania, enclave que durante la época romana se convirtió en el sitio de Castra Stative, un gran fuerte romano construido por primera vez en el año 90 d.C. para proteger las villas de la cuenca de Stuttgart y la carretera principal de Mogontiacum (Mainz) a Augusta Vindelicorum (Augsburgo). Por eso también, desde principios de año se están realizando excavaciones en lo que fue el fuerte romano de Altenburger Steige, en Stuttgart-Bad Cannstatt, bajo la supervisión de la Oficina Estatal para la Conservación de Monumentos (LAD) del Consejo Regional de Stuttgart.
Para ser más exactos, los arqueólogos han estado examinando el lugar de construcción de la ampliación de la escuela municipal de Altenburg. Lo hacían partiendo de un hecho conocido: en el enclave, aproximadamente entre el 100 y el 150 d.C. de la época romana, inicialmente hubo un fuerte para una unidad ecuestre, uno al que siguió un extenso asentamiento civil hasta aproximadamente el 260 d.C.
El encuentro fortuito con la figura de una deidad
Así llegamos al hecho reseñable hace unos días. Entre los escombros de los trabajos de los investigadores, un empleado de la empresa de ejecución, ArchaeoBW, divisa algo extraño. Parecía una piedra arenisca más, pero entre el barro y la suciedad percibió que tenía algo diferente en su forma. Una inspección posterior tras la limpieza de aquel pedazo de roca descubrió una especie de figura arrodillada de 30 centímetros de altura con cabeza humana.
No solo eso. A pesar del desgaste de la piedra, los investigadores pudieron constatar cómo sus brazos descansaban a los lados de la parte superior del cuerpo, mientras que sus manos parecían hacerlo sobre sus caderas y piernas. Sin embargo, esta última extremidad no parecía tener forma humana, más bien parecía fusionarse en una especie de cuerpo de serpiente. Fue la pista definitiva que revelaba lo que tenían entre manos.
Según ha explicado en un comunicado el arqueólogo jefe del LAD, Andreas Thiel:
La figura es una criatura híbrida del mundo de los dioses romano-germánico, un "gigante". Como muestran hallazgos comparables, la figura era parte de una columna de Júpiter-Gigante. Estos monumentos combinan la antigüedad clásica con creencias presuntamente germánicas: Júpiter, que empuña el rayo, monta su caballo sobre una figura agachada en el suelo, generalmente desnuda y con barba, como se puede ver, por ejemplo, en un grupo de Hausen an der Zaber, en el Distrito de Heilbronn. Sin embargo, la figura debajo del caballo a menudo se representa en una pose que parece sostener al caballo. Estos grupos de figuras coronaban altos pilares de piedra erigidos en plazas públicas. Se supone que aquí Júpiter está representado como el dios del clima y señor de las fuerzas de la naturaleza.
Fascinante, ya que, además de la propia importancia científica del hallazgo, los arqueólogos han recordado que tiene otro aspecto igual o más interesante: encajar una nueva pieza en ese asombroso rompecabezas que todavía supone el pasado romano. Según Thiel:
Cada arqueólogo se alegra cuando se hace un hermoso hallazgo. Cada excavación en Hallschlag saca a la luz piezas del puzzle del pasado de la capital del estado en Roma. En este caso, tenemos la suerte de que nuestro gigante encaja con otros hallazgos que salieron a la luz en Bad Cannstatt hace más de cien años.
Thiel cuenta también que “esta piedra de los cuatro dioses proviene de un pozo” (uno que se encontraba en el borde del área actualmente excavada) y que fue encontrada durante las excavaciones en 1908. El gigante también podría haber estado allí, “pero probablemente escapó entonces a la atención de nuestros colegas, lo cual no es sorprendente si nos imaginamos la piedra todavía sucia”, zanja el investigador.
En trabajos anteriores se ha recopilado un buen número de artefactos del asentamiento romano de Bad Cannstatt. Como explican, el tesoro descubierto formaba parte de una gran columna dedicada a Júpiter, una que ahora se podrá reconstruir, donde figuras de deidades coronaban altos pilares de piedra erigidos en plazas públicas. De hecho, se pueden encontrar ejemplos similares excavados en el sitio y la localidad en las colecciones del Museo Estatal de Württemberg.
Imagen | A. Fendt/Landesmuseum Württemberg Stuttgart I, II, III
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