Menos no es más: a los seres humanos nos encanta añadir características y no quitarlas (aunque eso sea mejor)

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Si uno echa un vistazo a los cuadros de Ad Reinhardt quizás piense que le están tomando el pelo. Este pintor abstracto del siglo XX se hizo famoso por un reduccionismo artístico que era casi absurdo. Tiene un cuadro en el MoMA que es básicamente un cuadrado pintado de negro y que forma parte del movimiento artístico del minimalismo que comenzó tras la Segunda Guerra Mundial.

Reinhardt es famoso también por aquella frase del "menos es más" que luego se ha aplicado a todo tipo de campos, pero que en realidad no se ajusta a nuestra forma de actuar. Cuando los seres humanos tratamos de resolver un problema, lo hacemos preferentemente añadiendo características y elementos, no quitándolos. Un estudio publicado en Nature lo deja claro.

Más es más

Un grupo de investigadores de la Universidad de Virginia liderados por Gabrielle S. Adams ha publicado en esta reputada revista científica los resultados de un curioso estudio: uno que demuestra que a los seres humanos nos encanta resolver problemas añadiendo cosas aun cuando quitarlas sería en muchos casos más eficiente.

Lego

En el estudio se exponía a una serie de participantes a varios problemas. Por ejemplo, cómo evitar que en una pequeña de LEGO el techo no se derrumbase al apoyar un ladrillo sobre él. Aunque reforzarlo era más costoso (poner nuevos bloques de LEGO costaba 10 centavos, les dijeron), la mayoría de participantes no dudaron en hacerlo, cuando lo más sencillo, apuntaban los autores, era sencillamente eliminar el pilar que lo sustentaba y dejar que el techo se apoyase sobre la base sin más (aunque eso fuera un poco 'trampa' ya que en ese caso el techo simplemente desaparece).

Los participantes resolvieron otros problemas similares de la misma forma: añadiendo características o elementos en lugar de eliminarlos. Según Adams et al., la razón de que esos participantes ofrecieran tan pocas soluciones sustractivas era porque ni siquiera las tenían en consideración. Solo cuando se les apuntaba que quizás eliminando algún elemento podrían encontrar alguna solución mejor se valoraba esa posibilidad de que menos podía ser más.

Como explican en Nature, estos experimentos apuntan a que los seres humanos estamos muy predispuestos a aplicar una filosofía del "¿Qué podemos añadir aquí?", una estrategia muy frecuente a la hora de simplificar y acelerar la toma de decisiones.

A ese factor se une quizás otro social: las soluciones sustractivas no son tan apreciadas. Quitar cosas no está bien visto, pero añadirlas sí, algo que es muy habitual en aplicaciones y servicios que usamos en ordenadores y que no paran de crecer: mantienen lo que ya había "si está ahí, es por alguna razón", pero siguen añadiendo funcionalidades aunque las anteriores no se usen (tanto) o sean redudantes o menos útiles en posteriores versiones. Un estudio singular, sin duda.

Vía | Nature

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