Australia ha regulado la desconexión digital: los empleados no tendrán que responder correos ni llamadas después del trabajo

  • La nueva Ley del Derecho a Desconectarse se ratificó en febrero por el Parlamento de Camberra, y entra hoy en vigor

  • La normativa protege a los empleados de represalias por no atender correos, llamadas o mensajes de trabajo laborales fuera de su horario laboral

Rob Hampson Cqfkhqv6ong Unsplash
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Australia acaba de estrenar una nueva ley de desconexión digital que permite a los empleados ignorar correos electrónicos, llamadas o mensajes de texto de trabajo fuera de su horario laboral, sin que ello implique ninguna represalia por parte de los empleadores. Con esta medida, Australia se suma a países como España, Alemania, Bélgica o Francia, que ya cuentan con una norma similar en su legislación.

Con esta medida se busca delimitar el tiempo laboral del personal, un fenómeno que se ha intensificado con la expansión de los modelos de trabajo híbrido y remoto en el que la línea que separa estos ámbitos parece diluirse.

Australia se suma a otros países. Con la entrada en vigor de la nueva ley, Australia se une a otros países que, a raíz del auge del teletrabajo, han implementado leyes similares, principalmente en Europa y América Latina. Francia fue de las pioneras en esta materia. Bajo el nombre de Ley El Khomri (por el nombre de la ministra de trabajo Miriam El Khomri que la impulsó), en 2017, Francia introdujo una ley vanguardista que limita el contacto laboral fuera de horas de oficina y ha multado a empresas que infringieron esa normativa.

“El mundo está conectado, pero eso ha creado un problema. Si tienes un trabajo en el que solo te pagan por las horas exactas que trabajas, algunas personas se encuentran ahora en la situación constante de tener problemas si no revisan sus correos electrónicos”, declaró Tony Burke, ministro de Trabajo y Relaciones Laborales, en una entrevista concedida el martes a la radiotelevisión pública australiana.

Trabajar fuera de horario es trabajo no remunerado. Con la nueva ley en la mano, los empleados australianos pueden dejar de atender llamadas, correos o mensajes relacionadas con temas laborales si no se encuentran dentro de su horario laboral, considerando esa actividad como trabajo no remunerado.

Unestudio del Instituto de Australia reveló que los australianos trabajaron un promedio de 281 horas extras no remuneradas por año y empleado en 2023, o lo que es lo mismo, siete semanas de trabajo gratis. Todo ese trabajo no remunerado, representa un valor económico de aproximadamente 88.000 millones de dólares.

Partidarios y detractores. Como en cualquier otro aspecto normativo, la nueva ley de desconexión australiana cuenta con sus partidarios y detractores. Entre quienes la apoyan se encuentran los sindicatos, que reclamaban una solución a este problema que se intensificó con el incremento del teletrabajo tras la pandemia. Pese a ese apoyo, los sindicatos y representantes laborales lamentan que la ley haga recaer sobre el empleado la vigilancia de su cumplimiento, y no sea una imposición a las empresas.

Por otro lado, organizaciones patronales y la oposición política han calificado la medida del Gobierno como precipitada y extralimitada. “Esa legislación generará costos significativos para las empresas y se traducirá en menos puestos de trabajo y menos oportunidades”, declaró mediante un comunicado Bran Black, consejero delegado del Consejo Empresarial de Australia.

Excepciones y aplicación de la ley. La nueva ley de desconexión australiana establece una serie de excepciones para emergencias o trabajos con horarios irregulares, permitiendo el contacto fuera de horas laborales en estos casos, siempre que la causa sea razonable.

La Comisión de Trabajo Justo de Australia será la encargada de determinar si una negativa a responder es razonable, considerando el rol del trabajador y las circunstancias del contacto, y en caso de incumplimiento, podrían enfrentarse a multas de hasta 19.000 dólares australianos (unos 11.500 euros) para empleados individuales o hasta 94.000 dólares australianos (57.000 euros al cambio) para las empresas.

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Imagen | Unsplash (Rob Hampson)

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