Gregorio Esteban Sanchéz Fernández, alias Chiquito de la Calzada, es uno de los mayores humoristas que alumbró el siglo XX. Esto quizá parezca exagerado para un cómico que, a juicio de algunos, fue poco intelectual, poco sofisticado o poco contestatario. Pero Chiquito, hoy hospitalizado a sus 85 años de edad, consiguió hacer algo que muy poca gente ha logrado a lo largo de la historia: cambiar la manera de hablar de un país entero.
A pesar de la ingente fama que alcanzó en su día, lo más probable es que a las generaciones más jóvenes palabras como "fistro" o "pecadorl" sólo les suenen de cenas familiares. Concretamente de los momentos en que alguien de la generación de sus padres se ha pasado con el alcohol y al intentar hacerse el gracioso empieza a hablar en un lenguaje ininteligible: el chiquitistaní. Aunque les sorprenda, así es como habló media España a mediados de los '90 cuando este enorme humorista estuvo en la cima de su popularidad.
Y es que es difícil encontrar cómicos con un devenir vital y una repercusión social comparables. Un artista que alcanzó el reconocimiento cuando ya era sexagenario* y desarrolló un estilo tan único que paradójicamente hizo que todo el mundo le imitara hasta quemar la broma. Pese al paso de las modas, el peso de su figura nunca se desvaneció. Aquí van 13 motivos por los que, pase lo que pase, Chiquito siempre pervivirá entre nosotros.
1. Sus oscuros inicios como cantaor flamenco
Chiquito nació en 1932 en la localidad malagueña de La Trinidad y desde muy joven se desenvolvió en los escenarios como cantaor flamenco. Su particular jerga no fue fruto de mantener un cerrado acento andaluz, fruto de no salir nunca de su tierra natal, sino que la mantuvo a pesar de viajar y conocer mundo. En primer lugar se desplazó a Madrid y hasta llegó a viajar al lejano Japón, a cualquier sitio donde el arte flamenco despertara interés y le permitiera ganarse la vida.
2. "Agromenauer", "jarl" y "torpedorl": el éxito en la tele
Pero la fama no le llegó a Chiquito por el cante sino por el humor. Sus actuaciones eran poco ortodoxas y solía terminarlas contando chistes a su peculiar manera. Gracias a estos fue descubierto por el también cómico y productor Tomás Summers y contratado para un nuevo programa de televisión llamado Genio y Figura en 1994. Este programa tuvo un éxito tremendo, gracias en gran medida a Chiquito, y se convirtió en una cantera del humor por donde pasaron otros humoristas/aberraciones como Paz Padilla o Felishuco.
3. Contar chistes sin gracia que eran graciocísimos
Desde el primer momento quedó claro que en los chistes que Chiquito contaba en Genio y Figura el final era totalmente prescindible. La gracia no estaba en el ingenio del giro o punch final sino en el propio humorista. El público se reía más con las expresiones y los bailes que se sucedían durante la narración que con la broma en sí y, en consecuencia, daba igual que esta no tuviera ningún sentido o gracia.
4. "Están las cosas muy mal, estamos friendo huevos con saliva"
Entre estas expresiones surgieron algunas frases palmarias que quedaron grabadas a fuego en la memoria colectiva. Un ejemplo fue: "Están las cosas muy mal, estamos friendo los huevos con saliva". Otras veces eran simples palabras aburridas que de repente cobraban una nueva dimensión al oírlas de sus labios, como "duodeno". Pero los casos más incomprensible eran las composiciones que, si se analizaban fríamente, no tenían ningún sentido, aunque todo el mundo les diera el mismo significado.
De este modo, "hacer la caidita de Roma" pasó a ser reconocida universalmente como sinónimo del sexo.
5. "Paparl, paparl": un dialecto con vida propia
Uno de los chistes de Chiquito que recuerdo con más cariño fue uno en el que precisamente esto era lo que brillaba por su ausencia: el cariño.
Este es una rara avis en el repertorio por su brevedad, ya que los chistes de Chiquito, por los desvaríos que solían contener, se alargaban por encima de los dos minutos. Sin embargo, lo conciso de esta broma hizo que fuera una de las más repetidas hasta la actualidad, especialmente bajo los efectos del alcohol y, por supuesto, siempre imitando su característica manera de hablar. De forma chiquitesta, sólo existe este montaje en YouTube.
6. El costumbrismo mejor llevado de su generación
Chiquito, a pesar de su particularidad, fue hijo de su tiempo y se reía de las cosas que los españoles llevábamos riéndonos décadas.
Hasta entonces, el humor popularchero español había tenido tres grandes pilares: los gases corporales, "el tonto del pueblo" y "los mariquitas". Chiquito también recurrió a estos, sin llegar a extremos de otros coetáneos como Arévalo, y su repertorio ha envejecido mejor en general pese a que hoy algunas bromas parezcan zafias o fuera de lugar. Por otro lado, no hay más que salir a la calle y ver una despedida de soltero para comprobar que en 2017 aún hay gente que cree que disfrazar a un hombre de mujer es risible.
7. "La Meretérica": reírse también del poder
Pero su humor también tuvo otra cara. Chiquito contaba con la ventaja que disfrutaban los bufones de la Edad Media: bajo la excusa de que sólo hacía humor, era el único capaz de decirle ciertas verdades al rey a la cara. Chiquito lo utilizó también para poder hacer bromas a costa del clero, la Legión o incluso rebautizar a la Guardia Civil como "La Meretérica". Bromas así, hechas hoy en día en Twitter, no habría sorprendido que terminaran en la Audiencia Nacional.
8. La mejor prueba del éxito, ser copiado por todos
A mediados de los '90 la fama de Chiquito se hizo tan grande que empezó a ser copiado por doquier. Su imitador más famoso fue Florentino Fernández, que en 1995 comenzaba su carrera televisiva en el programa nocturno Esta Noche Cruzamos el Mississippi.Aquí creó dos alter egos llamados Lúcas Grijander y Crispín Klander, ambos basados en la jerga y estilo de Chiquito. Esto motivó una demanda de Chiquito contra Florentino por infringir sus derechos de autor (más tarde se reconciliaron).
9. Condemor: el glorioso salto al cine
Una vez conseguido todo en la pequeña pantalla, sólo quedaba el salto a la grande, Chiquito se unió a la ilustre lista de cómicos españoles que protagonizaban películas diseñadas a medida como Los Hermanos Calatrava con El Ete y el Oto (1983) o Martes y Trece con El Robobo de la Jojoya (1991). En 1996 se estrenó Aquí llega Condemor, el pecador de la pradera, un psicotrópico western que no hay palabras para describir pero que animo a ver si se tiene el suficiente valor.
10. Brácula: la ¿consagración? en la gran pantalla
Pero España quería más y más fuerte y, tan sólo un año después, Chiquito regresó a las pantallas con Brácula: Condemor II. En esta ocasión el personaje sustituía el Lejano Oeste por el aún más inverosímil cine de vampiros. La obra fue aún más inenarrable que su precedecesora y vaticinaba el próximo agotamiento del filón del cómico, que llevaba años de auge ininterrumpido. No obstante, Brácula contiene uno de los mejores números musicales de la historia del Séptimo Arte.
11. Un extra de lujo en plena decadencia
Tras Brácula comenzó el ocaso. La sociedad española llevaba ya demasiado tiempo repitiendo, abducida, "agromenauer" y "apiticaun" y necesitaba un descanso. Su siguiente obra cinematográfica, Papá Piquillo (1998) se alejó en parte del humor para acercarse al realismo marginal, pero para sólo conseguir quedarse en tierra de nadie. Tampoco desapareció de las pantallas. Participó en algunos largomentrajes como El oro de Moscú (2003) o en capítulos sueltos de series de televisión, pero ya era como personaje secundario y sin el éxito anterior.
12. El encuentro interdimensional con Leslie Nielsen
Ya en el siglo XXI, las apariciones públicas de Chiquito fueron reduciéndose . Una fue la asistencia a la gala Chiquito, tú eres el más grande que le dedicó Antena 3, la cadena que le lanzó a la fama, en 2004 por el 25º aniversario de su creación. Otro momento estelar de esta época crepuscular fue el anuncio que grabó para la promoción de la película Spanish Movie en 2009. En el sketch, Chiquito se encontraba con Leslie Nielsen, otro gigante de la comedia del absurdo.
13. La humanidad detrás del glorioso esperpento
El 3 de marzo de 2012 falleció Josefa "Pepita" García Gómez, la mujer con la que Chiquito llevaba casado desde 1950. Un duro golpe, que unido a su avanzada edad, restringieron enormemente sus apariciones. De este periodo el documento más interesante que se puede encontrar es la entrevista que Bertín Osborne le hizo en 2016 en Mi casa es la tuya. La conversación que mantuvieron junto a Paz Padilla permite hacer un repaso a su vida y descubrir algo que hasta ahora había estado oculto: la persona tras el personaje.