Más de tres millones y medio de irlandeses están llamados a las urnas el próximo viernes para decidir sobre una de las cuestiones políticas más conflictivas de toda su historia: el aborto. El gobierno ha convocado un referéndum para determinar si repele o no la Octava Enmienda, una provisión constitucional introducida en 1983 que equipara los derechos tanto de la madre como del no-nato. En la práctica, consagró constitucionalmente la criminalización del aborto.
¿Qué se vota? Eliminar la Octava Enmienda e introducir una enmienda provisional que abriría la puerta a legislación posterior. En la práctica, el voto se ha convertido en una lucha abierta entre los sectores católicos y conservadores del país, muy hostiles a cualquier tipo de regulación en la materia, y los grupos en favor de la "elección" que llevan décadas reivindicando un marco legal que asista a las mujeres que deseen terminar con la gestación. Si gana el "sí", la Octava Enmienda será historia, y el parlamento irlandés tendrá que introducir una nueva legislación.
¿Quién gana? Todas las encuestas apuntan a que Irlanda se pronunciará en favor del aborto. Si algo indican las experiencias recientes sobre referéndums es que no se puede descontar nada hasta el recuento final. La mayor parte de los partidos apoyan una nueva legislación. Los dos partidos conservadores históricos, el Fine Gael y el Fianna Fáil, dieron libertad de voto a sus diputados a la hora de pronunciarse en favor o en contra del referéndum. En ambos hubo mayoría de "síes".
En el caso de Fianna Fáil la disputa fue abierta, y el partido se partió por la mitad. Tan sólo el grupo de diputados independientes rurales votó en contra.
¿Es excepcional? Mucho. Contados países europeos aún criminalizan hoy el aborto. Polonia es un caso. Malta otro. Irlanda aprobó una ley en 2013 que estandarizó los supuestos exentos en los que una mujer podría interrumpir el embarazo (hasta entonces el corpus legal se resumía a la jurisprudencia del Supremo). A día de hoy, el aborto está despenalizado tan sólo en caso de riesgo vital para la madre (ya sea por emergencia, enfermedad o suicidio). En todos los demás casos, tanto el médico que lo practique como la madre se enfrentan a 14 años de cárcel.
¿Por qué Irlanda? El peculiar poder del catolicismo en la isla explica la resistencia histórica de gran parte del electorado a regular y descriminalizar el aborto. Hasta 2013, el cuerpo legal irlandés en la materia se seguía remitiendo a una ley aprobada por el parlamento británico de 1861. Desde entonces ha habido múltiples intentos por modernizar la legislación, casi todos sin éxito. Ante la posibilidad de que el aborto fuera legalizado, grupos conservadores promovieron en 1983 un referéndum constitucional para consagrar la igualdad de derechos entre madre y feto.
Ganó con un 66.9% de los votos. Es la Octava Enmienda. Desde entonces, los irlandeses han votado en cuatro referéndums distintos sobre diversos aspectos del aborto.
¿Cómo está yendo la campaña? En los términos que cabría esperar. The Irish Times ha creado un "fact check" específico para combatir la desinformación. Los grupos "pro-choice" argumentan que más de 170.000 mujeres han viajado fuera de Irlanda desde 1980 para acceder a un aborto seguro (cierto); los "pro-life" denuncian que uno de cada cinco embarazos en Reino Unido terminan en aborto (no está claro) o que la nueva ley permitirá abortar seis meses tras la gestación (falso).
Es un tema tan ideológico como emocional, lo que ha eviscerado al debate público.
¿Si gana el sí? En caso de que los irlandeses decidan repeler la Octava Enmienda se abre un periodo de transición en el que el actual gobierno, controlado por el Fine Gael, debe proponer una nueva ley en materia de aborto al parlamento. Se conoce el proyecto legislativo: permitiría el aborto sin restricciones hasta las 12 semanas, aunque un médico estaría obligado a informar a la madre de sus alternativas y a un periodo de reflexión de tres días antes de proceder a la intervención.
Se espera que todos los partidos debatan ferozmente sobre la materia, por lo que la ley final podría ser distinta. El aborto libre hasta la duodécima semana es el estándar europeo.
¿Si gana el no? Todo sigue igual y abortar en Irlanda seguiría implicando penas de hasta 14 años de prisión, salvando los supuestos de exención. Durante los tres últimos años, sólo una media de 25 mujeres pudieron abortar en Irlanda acogiéndose a estos.
Imagen | Peter Morrison/AP