En la Web 3.0, todo vale, incluso la capacidad de poseer un color, un poder que alguna vez se pensó que era exclusivo de empresas como Coca-Cola, Tiffany & Co y Hermès. Haciendo el papel de dios con los colores en la blockchain, un nuevo mercado de NFT llamado Color Museum está vendiendo 10.000 tonos RGB y otorgando los derechos sobre ellos.
Espera, ¿ser dueño y señor de uno de los miles de colores que hay en el mundo? A la iniciativa, sin embargo, le han salido muchos críticos.
Poseer un color en NFT. Color Museum, que está iniciando un nuevo mercado para Tokens No Fungibles, ha ganado rápidamente interés online (y escepticismo extremo) desde que lanzó su lista de espera de preventa en OpenSea. El concepto es lo que Omar Farooq, el líder del colectivo de 31 años, se refiere como "un meta NFT", lo que significa que al poseer los derechos de un color específico, las personas pueden ganar "regalías" cada vez que una imagen NFT que usa ese color se vende a través del mercado.
La cantidad que ganan depende del precio de venta de la imagen y la proporción de ese color utilizado en la imagen NFT. "Vamos a convertir los colores en dinero", decía Farooq en este artículo de Vice.
¿De qué estamos hablando? la empresa ya está vendiendo la propiedad de 10.000 tonos distintos extraídos de sRGB (o Standard Red Green Blue), que es una cuadrícula de colores estandarizada desarrollada por Microsoft y Hewlett-Packard para programas de ordenador en la década de 1990. Una vez que alguien elige y compra su color, puede renombrarlo o incluso escribir una descripción para él. Una manera de darle una personalidad, según relata la página web: "dígale al universo lo que significa su color".
¿Cómo funciona? En su sitio web, ponen como ejemplo una foto de un Bored Ape a la venta por 247,1 ETH (alrededor de 700.000 euros). El Museo impondría una tarifa de transacción del 1,25% tanto al vendedor como al comprador, obteniendo un total de 17.564 euros. La mitad de eso iría al equipo del Color Museum, y los 8.782 euros restantes se dividirían proporcionalmente entre los propietarios de los distintos colores, según el porcentaje de cada color que se pudiera encontrar en los 398.161 píxeles de la imagen.
Si se usa un color que no es propiedad de nadie, el dinero se destina al propietario del siguiente color más cercano en la cuadrícula del espacio de color sRGB "según lo determinado por la distancia euclidiana".
La rareza. Si bien sRGB tiene 16,7 millones de colores distintos, Color Museum sólo planea vender 10.000 de ellos, lo que, según el sitio, hace que los colores NFT sean "1.600 veces más raros" que Bitcoin y "400 veces más raros que Ether". Además, el ojo humano solo puede ver alrededor de 2,3 millones de colores.
¿Es legal? Después de anunciar inicialmente el concepto, su creador ha enfrentado una serie de críticas de personas que se ofendieron por la idea de poseer un color. Farooq afirma que se basan en una "idea errónea" de que Color Museum intenta reclamar la "propiedad universal del color" sobre, por ejemplo, el cerúleo, tomando medidas legales contra quienes usaran sus tonos de marca registrada en el futuro. Él dice que los propietarios de los colores solo se beneficiarán de los NFT vendidos y comprados a través del Museo del Color.
"Es la propiedad de un color dentro de un contexto específico de un objeto digital en un contrato inteligente digital", comentaba. Y ponía como ejemplo el hecho de que la empresa de envíos UPS pudo, después de un rechazo inicial, registrar su parte característica de marrón en la Oficina de Marcas y Patentes de EEUU hace años, asegurándose de que ninguna otra empresa de entrega pudiera usar ese tono particular.
Críticas. Para sus primeros detractores, el proyecto sigue representando lo peor del concepto Web 3.0 supuestamente descentralizado y alimentado por blockchain, en el que cada concepto, incluso algo tan central para la experiencia humana como el color, se puede comercializar, vender, poseer y especular con él. Pero Color Museum cree que ofrece la esperanza de una forma de capitalismo más comunal, donde las ganancias no sean acumuladas por unos pocos y se distribuyan de manera más uniforme en toda la web, en este caso, a las 10.000 personas que poseen los NFT.