Tiempo de Navidad, tiempo de anuncios con evidente carga moral. El más comentado de este año no lo firma Loterías y Apuestas del Estado (divertido, poco conflictivo) sino Ruavieja. La marca ha lanzado un pequeño vídeo de cuatro minutos en el que reúne a amigos que se ven con escasa frecuencia. El objetivo, cuestionar los motivos de sus breves y ocasionales encuentros. ¿El mensaje emocional de fondo? Deja el móvil, ve con tus amigos.
Dado que conecta con la fibra emocional de muchos espectadores y con un mensaje común ("las nuevas tecnologías generan contactos artificiales"), está bien analizar qué dice la ciencia al respecto.
¿Nos vemos menos? Es una buena pregunta. Por norma general, crecer nos aleja de nuestros amigos. Hay cierta correlación con el envejecimiento y la mayor soledad. A partir de la treintena es más complejo establecer nuevos lazos duraderos con otras personas, o mantener los existentes. Casi todos los protagonistas del anuncio superan la treintena, algunos de ellos con amplio margen. De modo que sí: lo más normal es que se vean menos.
La situación cambia si hablamos de adolescentes. La tendencia es contraria: los jóvenes de entre 20 y 24 años dedican más tiempo que nadie a socializar. La mayor parte de su tiempo se consume entre amigos. Si Ruavieja hubiera escogido a protagonistas menos adultos para su anuncio, las respuestas hubieran sido muy diferentes.
¿Es culpa del móvil? Por lo general, los estudios dedicados a la materia son débiles. Es un campo a explorar. Sin embargo, todo parece indicar que no: las redes sociales y la tecnología móvil funcionan como herramienta complementaria, pero no sustitutiva. Las correlaciones halladas entre soledad y uso de Internet son espurias, y han sido desmontadas. Otros estudios han identificado patrones de socialización positivos gracias a las redes sociales, al fomentar nuevas compañías.
Por otro lado, comparar tiempos pretéritos con los presentes desenfoca el fenómeno. Antes solíamos socializar a pequeña escala en el mercado, en comercios de cercanía o en otras actividades cotidianas. Hoy, ante su progresivo retroceso, lo hacemos en otros foros. Digitales. La socialización ha cambiado, pero no ha desaparecido.
¿Nos deprimen? Sí hay estudios, por otro lado, que han identificado cierta correlación entre el uso de redes sociales y el aumento de cuadros de depresión y ansiedad entre los adolescentes. De nuevo, es un campo muy preliminar. En general, lo que ha cambiado es la "percepción" de soledad. Nos sentimos más solos (porque juzgamos nuestras relaciones menos estbales), pero no significa que estemos más solos. Son dimensiones distintas.
El ejemplo más evidente es Instagram, o Facebook. Observar cómo tus compañeros de clase montan una fiesta mientras tú estás en casa te induce a la depresión (algo que, sin móviles, quizá obviarías). Eso no significa que la causa de que estés en casa sea Instagram.
¿Cuál es el problema? El anuncio de Ruavieja sí apunta a algo certero: el tiempo cada vez es más caro. Nuestras vidas rotan en torno a largas jornadas laborales de ocho horas. En sus extremos tenemos que socializar, ocuparnos de las tareas del hogar, cuidar a nuestros seres queridos, comprar, descansar, comer, etcétera. No es el móvil: es una vida repleta de tareas y responsabilidades en las que "estar ocupado" otorga estatus.
Algunos estudios han medido nuestro escaso tiempo libre: entre 90 y 45 minutos. ¿A qué vas a dedicar esa breve horquilla? Obviando nuestra percepción errónea del tiempo (el anuncio ilustra que muchos amigos sólo tienen "90 días" juntos por delante: si lo traducimos a horas son muchísimos más), la lectura del anuncio es más bien errónea. Si quieres tener más tiempo para tus amigos, deja tu trabajo, no el móvil.