Es una de las historias más socorridas y compartidas sobre Chernóbil: cuando los humanos abandonaron el Área de Exclusión por los altos niveles de radioactividad, la flora y la fauna recuperaron lo que antaño fue suyo. Un vivero medioambiental propiciado por la ausencia de población. A pequeña escala y en rincones muy concretos, está sucediendo algo similar a causa del coronavirus.
Agua limpia. Como en los canales de Venecia, teñidos de un verde aguamarina, transparente en sus bajos fondos, lo suficientemente limpios como para que observemos desde la superficie el fluir de peces y aves. El Véneto es una de las regiones más golpeadas por la epidemia, y Venecia se ha convertido en una ciudad fantasma durante el último mes.
Sin turistas, sin barcazas, sin gente, las aguas se han calmado. Lucen más limpias, fruto de la ausencia de actividad.
Cifras. La cancelación del Carnaval, uno de los eventos más multitudinarios del año que dispara las tasas de ocupación hoteleras por encima del 95%, y el decreto "Yo me quedo en casa" del gobierno han hundido el turismo. El alcalde de Venecia calcula que al ciudad, dedicada en exclusividad a la industria, ha perdido ya €1.000 millones. De ahí el vaciado de sus calles y el aspecto cristalino de sus canales, inédito.
Naturaleza. El ejemplo de Venecia se repite en otros rincones de Italia. En Cagliari, la ciudad más grande de Cerdeña, diversos residentes han avistado delfines. Una estampa única. Los muelles del puerto suelen estar repletos de barcos industriales y ferries (la isla disfruta de gran actividad turística todo el año). Sin ello, han aparecido los desfiles.
Otra imagen viralizada durante los últimos días muestra a una pareja de patos navegando las aguas turquesas de la Fontana de Trevi, uno de los puntos más concurridos de Roma. Incluso en Japón los ciervos de Nara han entrado donde antaño sólo había humanos. En el metro, en busca de una comida ahora esquiva y proporcionada antes por los turistas.
Sin turistas que alimenten con galletas de arroz a los ciervos en el Parque Nara de Japón, los rebaños han comenzado a ingresar a la estación de metro y al centro de la ciudad para comer flores y arbustos.
— Antropoceno (@Antropocenista) March 16, 2020
Foto: Anna Ayvazyan pic.twitter.com/x85puqCUZv
Aire limpio. El cierre de Italia ha tenido un impacto directo en las aguas y en el aire del país. Este vídeo elaborado por la Agencia Espacial Europea muestra cómo los niveles de contaminación se han desplomado durante las últimas semanas. El norte de Italia es una de las regiones europeas más afectadas por la polución atmosférica. La cuarentena masiva del país ha provocado que su su neblina tóxica se esfume.
También en China. Es algo que pudimos observar en Wuhan y otras ciudades chinas hace más de un mes. La cuarentena masiva de Hubei provocó que sus residentes descubrieran algo poco habitual en China: un cielo azul. La reducción del tráfico aéreo, la paralización de la industria y la desaceleración económica han provocado que los niveles de CO2 se reduzcan de forma drástica.
Los mapas del antes y el después del coronavirus mostrando los niveles de contaninación son sencillamente impactantes.
I'm in the central city of China-Wuhan, today the weather is very good, the blue sky, birds and trees have grown green! Under the control of the virus outbreak, our city will usher in a beautiful spring! pic.twitter.com/IzSesUE219
— helven (@helven19) March 15, 2020