En Aragón huele raro. El hedor que uno puede percibir cuando entra por la A23 hacia Huesca parece haberse establecido entre la población local como algo normal. Pero durante los días de verano, cuando el calor pega más fuerte, el ambiente que se respira en la Ribera Alta del Ebro puede volverse "irrespirable", según denuncian sus vecinos. El motivo son los cientos de granjas porcinas que se asientan a ambos lados de la carretera, algunas muy cercanas al caso urbano de algunas ciudades.
Aragón huele a cerdo, y con razón. Principalmente porque cuenta con la mayor cantidad de cerdos por cada 100 habitantes de toda España: 750, según datos de la Unión Europea. Una cifra que supera y por mucho las de los 190 de Castilla y León, los 153 de Murcia o los 129 de Navarra. Y es que en "Tocinolandia" hay más animales hacinados en explotaciones industriales que aragoneses. Vamos, hay siete cerdos por habitante. Y, mientras la densidad de población en la comunidad es de 28 personas por kilómetro cuadrado, el total porcino asciende a la brutal cifra de 184.
La tendencia. Sin embargo, más que la cifra total, sorprende sobre todo la evolución en la última década. Según el Gobierno de España, en el año 2008 apenas había más de 5.4 millones de cerdos en Aragón, mientras que en 2022 se han alcanzado los 9.6 millones. Una cifra impresionante teniendo en cuenta que en todo España hay poco más de 34 millones de cerdos, por lo que Aragón representa casi un tercio. Es el segundo sector más industrializado en nuestro país, por detrás sólo de las aves de corral.
El purín, colosal. Y claro, a más cerdos también significa más purín. Cada uno genera entre cuatro y siete litros diarios. Montañas y montañas de purín. Esto, para quien no lo sepa, es el subproducto líquido de las explotaciones ganaderas compuesto por las deyecciones del ganado, así como agua de limpieza del establo y otros residuos orgánicos. Para que os hagáis una idea: si en la comunidad ya se produce más de una tonelada de cerdo por habitante al año, el purín resultante sería capaz de desbordar la capacidad de pantanos como los de La Peña o Vadiello. Una media de 3.700 litros por hectárea.
Las buenas noticias. En los últimos años, a la par que Aragón incrementaba drásticamente la producción y el número de explotaciones, más inversores y dinero llegaba a la comunidad. Además, claro está, del empleo creado. Según datos regionales, la mano de obra aumentaría en 4.100 empleos más si Aragón lograra sacrificar y despiezar el 100% (ahora procesa el 66,8%) de los cerdos producidos y engordados en la Comunidad. Una cifra que se engrosaría aún más teniendo en cuenta los empleos derivados de convertir la carne en productos de mayor valor añadido, como el jamón, etc.
De hecho entre los planes del Gobierno de Aragón se incluye el objetivo de convertirse “en el principal proveedor de carne porcina de la UE ante la caída del censo porcino en el resto de Europa y una disminución reciente de las exportaciones chinas, el principal cliente de los últimos años.
Las malas noticias. Por otro lado, que el número de cerdos en Aragón duplique los que se ceban en las dos comunidades más grandes del país, cuyas superficies cuadruplican la de Aragón (un 68% más de cerdos en la cuarta parte del terreno) ha exacerbado un creciente rechazo por parte de los residentes y vecinos a las macrogranjas. Sobre todo por su la alta concentración de estas en municipios declarados como Zonas Vulnerables a la contaminación por Nitratos.
Hay que tener en cuenta que el sector porcino tiene enfrente varios desafíos medioambientales muy importantes: emisiones de NH3, cambio climático, consumo de agua y contaminación de las aguas, según recogen los últimos informes de Greenpeace. Además, claro está, de otro de los motivos que más le preocupa al Gobierno y a sus habitantes: “la mala imagen” de puertas para fuera. Sobre todo si huele tan mal.
Imagen: Unsplash
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