China le ha declarado la guerra a la escuela privada: por qué pone coto a las prolíficas "tutorías"

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Mazazo a la industria educativa privada china de grandes dimensiones: este fin de semana el gobierno ha decretado una serie de normas que afectarán a un hasta ahora floreciente sector del tamaño de $100.000 millones y para el que se esperaban beneficios netos de unos $75.000 millones para el año 2024. El movimiento es, según los expertos, de una escala de agresividad como no se había visto emplear antes contra otros sectores poderosos y prominentes, como podría ser el big tech.

Todo ello con un doble objetivo: limitar los riesgos sociales de un ámbito que quedaba fuera del control gubernamental y potenciar que los ciudadanos del continente tengan más hijos.

En qué consisten las nuevas normas. Primero y más importante: las compañías dedicadas a ofrecer tutorías educativas, presentes o futuras, deberán transformarse a organizaciones sin ánimo de lucro. Tampoco podrán cotizar en bolsa (más en el párrafo siguiente) u obtener financiación extranjera o mediante cotizaciones públicas. El Ministerio de Educación creará un órgano de vigilancia, se introducirán estándares de tarifas y se pondrán límites a las materias que puedan impartir.

Por último, se limita enormemente el ejercicio de su actividad: nada de educar a niños menores de seis años (estos servicios solían ofrecerse a partir de tres), ni dar clases a estudiantes durante fines de semana, festivos o vacaciones, unas limitaciones horarias que ya se estaban imponiendo por gobiernos locales pero que ahora se extienden a todo el territorio.

La debacle inversora. Existen en China cuatro gigantes de la educación extraescolar: TAL Education Group, New Oriental Education & Technology Group y Gaotu Techedu. Por poner sólo un par de ejemplos de un desplome que ha sido omnipresente en todas las empresas del sector, también entre las más pequeñas: New Oriental cayó hasta un 47% el lunes en la bolsa hongkonesa y TAL Education Group cayó más del 70% en Nueva York.

El propietario de Gaotu Techedu, que también cotiza en EEUU, tenía en abril un patrimonio neto de $10.200 millones, pero, según las estimaciones de Forbes de hoy, su riqueza será aproximadamente de 390 millones. Si bien la rumorología de meses atrás ya les hacía pensar que este movimiento iba a ocurrir, los analistas indican que el sector está sorprendido del grado de dureza. Se está hablando de una reducción del volumen de negocio del 30%, con despidos masivos.

Los niños pollito. Así es como se llama en China a casi todos los niños de hoy. Según la medicina tradicional, las infusiones de sangre de pollo insuflan salud y energía en el paciente, un remedio bueno para todo. Así, el niño “pollito”, es aquel cuyos padres hacen cualquier cosa para fortalecerlos y prepararlos así ante un futuro cada vez más competitivo. Según fuentes, entre el 75 y el 92% de niños van a clases semanales adicionales, una media de tres o cuatro horas extra diarias enfocadas sobre todo a matemáticas, inglés y chino.

El Gobierno dice que sus informes revelaron que más de la mitad de los clientes de empresas de tutoría paga más de 10.000 yuanes (1.300 euros) por año, más de la quinta parte de los gastos medios del hogar. Es decir, las tutorías son una fuente de tensión económica y un potenciador de la desigualdad.

Más niños aunque menos fortalecidos. Esta medida ultrarregulatoria de las tutorías se ha visto como otra consecuencia del famoso y reciente censo nacional. En el censo se desveló que el ratio de fertilidad del país está actualmente en 1,3 hijos por mujer, insuficiente a todas luces para mantener la prosperidad del país, algo intolerable para Xi. Por ello el gobierno levantó el veto al número de hijos por pareja casada de dos a tres, pero el cambio legal no implica un cambio cultural: la sociedad china no siente que pueda permitirse esa cantidad de hijos.

Como en tantos otros países desarrollados, y aunque sus cifras están aún lejos de la gravedad de sitios como España o Estados Unidos, mientras el número de licenciados crece en China, el empleo disminuye. Aumenta la competitividad y el progreso se estanca. Hay un sentimiento de pánico a que los propios hijos vivan en peores condiciones que sus padres, y es común encontrarse en redes sociales comentarios sobre el inasumible coste de la crianza.

Desigualdad no, gracias. La solución para el Partido a muchos de estos problemas pasa por reprimir esas industrias generadoras de la desigualdad. El problema, claro, es que esas desigualdades educativas ya existen dentro del país. No es el mismo el nivel de las instituciones educativas rurales frente a las urbanas ni el que hay dentro de las mismas según barrios, que es una de las razones fundamentales por las que estas tutorías estaban prosperando a gran velocidad.

Imagen: GTRES

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