Las ciudades españolas, como tantas otras ciudades del planeta, atraviesan un tiempo de transición crucial. Atrás queda el imperio hegemónico del vehículo privado como herramienta por defecto para la movilidad urbana. Nuevas ideas y alternativas han surgido al albur de las preocupaciones medioambientales y de salud pública. La bicicleta, los patinetes eléctricos o los coches autónomos están tomando las calles del país, imponiendo cambios drásticos en el día a día de los ciudadanos.
¿Cómo gestionar un periodo de cambio, uno que, a largo plazo, tiene la capacidad de moldear el futuro de las grandes ciudades durante décadas? Es una pregunta que la mayor parte de los partidos deben responder de cara a las próximas elecciones autonómicas y muy especialmente municipales. Pero también en las generales. Los programas de los grandes partidos incluyen variadas propuestas en materia de movilidad, asentando el tono (y el perfil) de su postura en los ayuntamientos.
Sus opiniones, como hemos visto en anteriores ocasiones, difieren en función del perfil ideológico. Tanto Partido Popular como Ciudadanos abogan por alternativas urbanísticas que prioricen realidades ya establecidas sobre el terreno. PSOE y Unidas Podemos adoptan posturas más radicales, en ocasiones abriendo un frente radical contra los vehículos más contaminantes o contra el protagonismo ineludible del coche.
Pese a que la cuestión se abordará de forma más profunda allí donde resulta más competente, en las ciudades, las ideas encapsuladas en los programas de todos ellos ofrecen una visión panorámica sobre su mirada hacia el urbanismo del siglo XXI, la salud pública y la movilidad social. Y entre presupuestos ideológicos, propuestas concretas e ideas genéricas, esto es lo que plantean de cara a las elecciones generales de 2019.
PP: por el medio ambiente y por el coche
Como vimos en su momento, el Partido Popular apunta hacia un voto de marcado carácter rural y tradicional. Ambas facetas se unen a la realidad sobre el terreno del interior español: el coche sigue siendo un instrumento crucial para muchas familias en su día a día. De ahí que, como Pablo Casado anunciara en los debates, la formación se oponga de forma radical a cualquier tipo de impuesto a los vehículos diésel (los más contaminantes).
Su programa cuenta con varias ideas concretas, a menudo compaginando la vertiente medioambiental recientemente adoptada por la formación y su protección de "la libertad en el acceso" a los espacios urbanos "y su modo de llegar a los mismo". El PP plantea una defensa clara del "vehículo privado", sin dejar de lado otras formas de movilidad. Su premisa es clara: la bicicleta y los servicios públicos deben "convivir" en un modelo de ciudad "abierto" que transforme las ciudades en "mejores lugares para vivir".
Rechazamos el impuesto al diésel que propone el Gobierno; pone en riesgo 4.000 empleos del sector que representa el 10% PIB y el 60% de la industria. Un coche de 10 años contamina 6 veces más que un diésel nuevo. Se debe apoyar la renovación del parque móvil y no hacer demagogia pic.twitter.com/CkfjWObijz
— Pablo Casado Blanco (@pablocasado_) September 18, 2018
¿Cómo? No se especifica. El partido pide la derogación del "Decreto Ábalos" sobre el taxi y los VTC (analizamos su postura en su día aquí); eliminará "las restricciones indiscriminadas a los vehículos diésel"; impulsará vehículos de transporte público frente a otros "de cero emisiones"; y promoverá una renovación del parque de automóviles para quitar de circulación a los más contaminantes. Antes que las restricciones de otros partidos, el PP apuesta por la sustitución.
Es decir, un programa posibilista en lo medioambiental y sostenible, pero centrado en un pilar inamovible: la defensa del coche.
PSOE: ciudades menos contaminadas
La política urbanística y modal del Partido Socialista ha sido objeto de gran controversia en ambos debates. Tanto Pablo Casado como Albert Rivera mostraron su crítica a las decisiones adoptadas por el gobierno de Pedro Sánchez. Entre otras, una tímida intención de prohibir la circulación de coches diésel a largo plazo; y muy especialmente sus planes para imponer un impuesto específico a los vehículos más contaminantes.
El programa del PSOE no incluye menciones específicas a la medida, pero sí recuerda las "nuevas normas" aprobadas por el ejecutivo "para la reducción de determinados contaminantes atmosféricos, de gran impacto positivo para la opinión pública, con objetivos obligatorios para 2020 y 2030". A lo que añade: "En la próxima legislatura se establecerán los incentivos necesarios para su implementación, en particular en desarrollo de la Agenda Urbana".
Es decir, cabe esperar que un hipotético gobierno de Pedro Sánchez continúe aplicando medidas agresivas en la lucha por una movilidad más verde. Su programa incluye la expresa intención de avanzar en esta senda: "Incentivaremos un transporte más contaminante que permita una movilidad más sostenible", y se anuncia la aprobación de una "Ley de Movilidad Sostenible", que incluirá reformas en la infraestructura pública para "electrificar y digitalizar" la movilidad.
Son ideas que tienen eco en otras implementadas en Europa, y que marcan una posición nítidamente sostenible en materia urbana. O lo que es lo mismo: en absoluto conciliadora con el coche tradicional. Eso sí, el PSOE sigue comprometido con una reconversión del "sector de la automoción", clave para España, mediante la creación de nuevos empleos cualificados y "altamente competitivos" a nivel internacional. El objetivo, ajustar la industria automovilística del país a la movilidad sostenible y eléctrica del futuro.
¿Sin merma en los puestos laborales? Es la cuadratura del círculo, como Alemania bien sabe.
Unidas Podemos: movilidad inteligente y social
La postura de Unidas Podemos viene determinada en gran medida por las medidas aplicadas en los ayuntamientos del cambio. Madrid, Barcelona, Zaragoza y Valencia, todos ellos participados parcialmente por ambas formaciones, han aplicado durante los cuatro últimos años políticas ambiciosas en materia de movilidad. Desde Madrid Central y las restricciones de tráfico de Manuela Carmena hasta el impulso del carril bici realizado por Joan Ribó, su objetivo es claro: una nueva ciudad. Con menos coches.
¿Cómo sintetiza Unidas Podemos estas iniciativas en su programa? La coalición plantea una "movilidad urbana inteligente, de calidad y socialmente justa". UP quiere "maximizar la utilización del transporte público o bajo en emisiones", potenciando "el uso de vehículos eléctricos, bicicletas o soluciones públicas de transporte colectivo". Es decir: una nueva movilidad anclada en la sostenibilidad, la implicación pública y su servicio social.
"Se mejorarán la frecuencia y las rutas del autobús, el tranvía o el metro, y se implementarán medidas para ajustar el precio de los diferentes servicios al nivel de renta de las personas usuarias". UP no ofrece más detalles, pero sí enmarca sus propuestas urbanísticas en un cuadro general donde el coche pasa a un segundo plano pero los servicios municipales se amplían. Es un puzzle complejo, y en todas las ciudades ha habido resistencias.
Ciudadanos: sostenibilidad, sí, pero también coche
La movilidad ilustra a la perfección las dos almas que componen Ciudadanos: por un lado, el paso firme hacia un futuro más sostenible y medioambiental, en la línea de otras formaciones liberales europeas; por otro, un carácter escéptico en materia de nuevo urbanismo, apelando al votante dependiente del vehículo privado y socialmente más conservador. Sus resistencias a Madrid Central, por ejemplo, han sido tan ruidosas como las del PP.
Su campaña ha rotado en torno a las mismas ideas. Rivera ha promocionado el uso de la motocicleta como una alternativa de movilidad sostenible y ha criticado el impuesto al diésel planteado por Sánchez. Su programa, al mismo tiempo, es pródigo en propuestas sobre movilidad. Uno de ellos, muy notable, es la protección a "nuestros ciclistas", reforzando y revisando las medidas de seguridad para la convivencia en la carretera. Eso sí, la mención a la bicicleta se dirige a su usuario deportivo, no diario.
Ciudadanos planteará un "Pacto de Estado por los Transportes y la Movilidad Sostenible", exigiendo que las inversiones "estén justificadas por criterios de rentabilidad socioeconómica". Al mismo tiempo, promoverá una mayor inversión en la red de carreteras para "garantizar la máxima seguridad vial y prevenir todos los accidentes evitables". Similares ideas contiene su propuesta sobre la sustitución de guardarraíles. Cs se dirige a un votante que conduce, moto o coche.
El partido, eso sí, aspira a lograr una "movilidad sin contaminación". España, argumentan, "liderará la industria de las baterías y los vehículos cero emisiones" (un largo camino por delante para alcanzar a Noruega). Su gobierno incentivará "la renovación del parque automovilístico privado" y promoverá "la instalación de infraestructuras para los vehículos eléctricos". Es decir, una movilidad que no ataque a su discurso nuclear en las ciudades (coche) pero que sí sea menos contaminante. Más verde.