En España las calles llevan ya un mes iluminadas y los establecimientos decorados con figuras de Papá Noel, árboles navideños, belenes y todo tipo de ornamentos que se colocan en estas fechas del año. Al igual que nosotros, la mayoría de países europeos y Norteamérica han hecho lo propio. Pero resulta curioso que toda esa millonaria inversión en merchandising navideño está engrosando los bolsillos de una nación en la sombra que ni siquiera celebra esta festividad: China.
Los datos. Sí, el país asiático tiene el control casi total de la fabricación y exportación de objetos de decoración navideña: árboles de Navidad, Papás Noel, bolas brillantes, luces, pegatinas, cenefas, purpurinas, trineos. Todo. Concretamente, China representa el 66% de las exportaciones mundiales de las luces de Navidad y el 90% de otras decoraciones navideñas sólo con excepción de las velas y los árboles naturales.
Sin China, la Navidad no existiría tal y como la conocemos.
El gran exportador mundial. De hecho, este 2023 ha logrado un récord de exportación de objetivos relacionados con esta festividad. Se estima que este año las exportaciones han superado los 10.000 millones de dólares a falta de los datos de diciembre. A pesar de la mala coyuntura económica global, las exportaciones de China a Estados Unidos en noviembre registraron un crecimiento del 9,6% en este tipo de productos.
"Durante décadas, China ha cultivado meticulosamente una infraestructura manufacturera sólida y altamente eficiente, complementada por una fuerza laboral masiva, relativamente barata y cualificada para este tipo de tareas. Esta confluencia ha facilitado una producción en masa rentable, dotando a China de la capacidad de fabricar bienes en una escala que a sus rivales les resulta difícil igualar", explicaba Jimmy Zhu, estratega jefe de Fullerton Research en este artículo de China Global Times.
Regiones e industrias dedicadas a la Navidad. Cada año, no sólo los cristianos celebran la llegada de la Navidad, también miles de trabajadores inmigrantes que acuden todos los días a las fábricas del sur de China para alimentar esta industria en auge. Durante las últimas dos décadas, varios pueblos pequeños en las provincias de Guangdong, Zhejiang y Jiangsu han pasado de la pobreza a la riqueza, todo gracias a Papá Noel.
Según la agencia de noticias Xinhua, más de 7.000 agricultores de la ciudad de Xiaoguanzhuang, en la provincia de Jiangsu, fabricaron colectivamente unos 100 millones de adornos navideños. La ciudad cuenta ahora con 45 grandes empresas y más de 400 talleres que producen ángeles, árboles y renos. La ciudad de Yiwu, en la provincia de Zhejiang, es otro ejemplo notable: produce nada más y nada menos que el 60% de las decoraciones navideñas mundiales.
La tendencia. Hay que tener en cuenta que hace tan sólo un par de décadas todas las celebraciones públicas de Navidad en China estaban prohibidas y desde la Revolución Comunista del país en 1949, el festival ha sido considerado un motor de contaminación ideológica. Con los años, las autoridades parecen haber cambiado de rumbo y, en lugar de limitar las celebraciones, han comenzado activamente a impulsarlas. Es obvio que este cambio de parecer no tiene nada que ver con una nueva inclinación religiosa, sino con el estímulo para generar consumo y negocio.
De hecho, en los últimos cinco años, muchos de los principales hoteles, restaurantes y escaparates de las tiendas de Pekín se visten de rojo, luces y árboles de navidad. Los Papás Noel y los renos han empezado a brotar como setas. Eso sí: ni rastro de un belén. Hay que recordar que sólo alrededor del 2% de los adultos chinos se identifican abiertamente como cristianos. Y que el proselitismo y las misas entre semana siguen prohibidos.
Imagen: HomeTalk (YouTube)
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