Conducir y hablar por teléfono es una mala idea, incluso con manos libres. Este gráfico es la mejor prueba

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Hablar por teléfono mientras conducimos reduce la atención que prestamos a lo que sucede en la carretera. Como consecuencia, varios estudios han profundizado en la problemática y han descubierto que usamos menos los espejos e ignoramos la información que llega por la visión periférica. Precisamente por todo ello, Reino Unido se está planteando prohibir los manos libres.

Llamadas telefónicas. Un estudio publicado en la revista científica New England Journal of Medicine afirma que atender conversaciones telefónicas mientras estamos al volante multiplica por cuatro el riesgo de tener un accidente de tráfico. Da igual que la llamada que atendamos sea a través del sistema manos libres, el riesgo viene dado por la distracción que genera mantener una conversación con una persona que no se encuentra dentro del vehículo. 

Por el contrario, si la persona con la que hablamos también va en el coche atenta a la conducción, la distracción es menor porque tanto el conductor como el otro pasajero se permiten pausar la conversación si ocurre algo en la carretera que así lo requiera.

Movimientos oculares. Al estudiar cómo se manifiesta la distracción al volante, una investigación realizada por la Universidad Complutense descubrió que ésta se manifiesta en la forma en la que utilizamos la vista. Resulta que, al mantener una conversación telefónica, el conductor mueve menos los ojos por la escena que tiene al frente, usa menos los espejos y tiende a obviar los cambios que se producen a ambos lados. Es decir, se mantienen concentrados solamente en lo que sucede al frente y miran menos alrededor.

Esta evidencia emparenta con los resultados de otro estudio que descubrió que los conductores distraídos ignoran la información visual que les llega por la visión periférica. De hecho, el perfil de Twitter @drivingchangeou comparte algunos de los gráficos elaborados por los investigadores que ahondaron en la hipótesis de los movimientos oculares.

Ver sin mirar. Además de las consecuencias anteriores, una simulación realizada con conductores que mantuvieron llamadas telefónicas demostró que aquellos que estuvieron muy involucrados en la conversación no detectaron las señales de tráfico con las que se fueron encontrando ni fueron capaces de recordar los anuncios publicitarios que estaban situados a los lados de la carretera. Todo ello conduce al problema detectado por esta otra investigación: los conductores distraídos tardan más en reaccionar ante los imprevistos que se les presentan.

Anuncio Jaguar. En 2016, la ASA, responsable de las normas publicitarias en Reino Unido, denunció una campaña de Jaguar publicada en la versión impresa de The Guardian. En ella, se ensalzaban las bondades de un nuevo modelo que, gracias a la conectividad vía wifi y los sistemas de inteligencia, convertía al automóvil en una extensión más del espacio de trabajo. Ante este discurso, la ASA calificó el anuncio de irresponsable y ordenó su retirada ya que consideraba que los sistemas manos libres distraían igualmente a los conductores.

Accidentes mortales. Según la DGT, las distracciones representan la primera causa de muerte al volante, por delante de los excesos de velocidad o el alcohol. A pesar de que el número de fallecidos tocó en España mínimos históricos en 2019, la falta de atención sigue siendo un problema a resolver. Al hilo de las conclusiones anteriores, en Reino Unido se están planteando prohibir los dispositivos manos libres y aunque en España se puede hablar por teléfono mientras las manos no se despeguen del volante, la Guardia Civil ya ha comenzado a investigar si los conductores causantes de accidentes de trafico iban hablando por teléfono.

Imagen: Dan Gold/Unsplash

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