Desde hace unos cuantos años en febrero, coincidiendo con la Super Bowl, se difunde la falsa premisa de que el evento deportivo es la cita anual por antonomasia de la trata sexual. Este año una columnista del Washington Examiner hizo un alegato titulado “Es hora de cerrar Pornhub”, en el que mezclaba el mito deportivo antes mencionado así como una serie de problemáticas muy serias vinculadas al famoso portal de pornografía.
Su columna se hizo viral y ayudó, entre otras cosas, a facilitar el arresto de un pederasta violador. También cimentó la creación de una campaña llamada TraffickingHub que ahora, medio año después, lleva acumulados decenas de artículos en prensa y dos millones de firmas para promover el cierre de la web porno.
TraffickingHub, tu movimiento amigo contra los abusos (y contra el porno y contra la masturbación)
¿Qué defiende TraffickingHub? Ni arreglar ni vigilar Pornhub, cerrarlo. Aquí tienes un vídeo resumen (uno que, por cierto, publicitan como que tiene 33 millones de visionados cuando sólo tiene 281.000). En él hablan del dolor de las víctimas de abusos sexuales, que ven cómo sus abusadores o intermediarios suben los vídeos de sus violaciones al portal.
Traen a colación también el caso de Girls Do Porn, por el que un juez decretó que habría que darle millones de dólares en indemnizaciones a chicas ajenas al mundo del porno pero necesitadas de ingresos que fueron coaccionadas para hacer sexo por cuatro duros y que luego se vendió a subscriptores premium. Cuentan que organizaciones humanitarias detectaron 118 casos confirmados dentro de Pornhub que contenían violaciones y trata de blancas en un período de dos años. Todo ello es la prueba irrefutable de que este entorno es irreformable.
¿Cómo puede ser que haya gente molesta con esto? Porque ahora se denuncia que el grupo ha ofuscado los objetivos y la motivación ulterior de su campaña, de modo que hay personas que les han apoyado que, si hubiesen sido conscientes de la ideología de sus dirigentes, no habrían firmado. TraffickingHub es una iniciativa de Exodus Cry, organización “comprometida a abolir el tráfico sexual y romper el ciclo de explotación sexual comercial mientras ayuda y empodera a sus víctimas”. Es decir, son completamente abolicionistas, algo ya de por sí rechazado por algunos firmantes que sólo querrían arreglar algunos de los problemas de las webs porno.
Pero además, a raíz de su viralidad, diferentes medios han rastreado los orígenes de Exodus Cry para descubrir que han estado muy vinculados a los grupos cristianos y por ello han sido contrarios al matrimonio homosexual y victimizadores de las trabajadores sexuales a quienes trataban como personas a las que salvar en todos sus casos. Para formar parte de su organización años atrás te obligaban a firmar un “pacto de pureza” donde debías dar tu opinión sobre el sexo extramatrimonial, si habías tenido pensamientos sexuales homosexuales o si tenías “problemas” con la pornografía.
A día de hoy la compañía despliega en su web un mensaje de advertencia por el que rechazan estos tintes ideológicos que, aunque formaban parte de sus orígenes, ya no representan el espíritu de la organización, centrada sólo en perseguir el tráfico y la pornografía. Como refleja la investigación de sus cuentas anuales hecha por los periodistas de Vice, Exodus Cry se ha ido distanciando más y más de la financiación cristiana, hecho que se ha reflejado también en un cambio de retórica, y está abierta ahora a la financiación de grupos más progresistas.
De hecho, ya se enfrentaron a una exposición similar dos años atrás. En 2018 el director de Exodus Cry, Benjamin Nolot, estrenó en Netflix Liberated: The New Sexual Revolution, un documental criticando la cultura del sexo y la sexualización extrema de los “Spring Breaks”, las fiestas que tienen lugar en abril en los territorios más paradisíacos de EEUU. Entonces algunos grupos por los derechos de la mujer denunciaron el trasfondo cristiano de Nolot así como la visión victimizadora y represora de la sexualidad que fomentaba el programa.
Como ya hemos comentado varias veces, el tema de la liberación y el trabajo sexual es uno de los puntos que más divide a las feministas desde siempre, con voces contrapuestas a favor y en contra.
Los que creen en mejorar Pornhub y reducir los abusos sin terminar con la plataforma
Otra de las críticas que se les ha hecho ahora es la de apropiarse de una lucha que ya se está peleando desde hace años tanto por las profesionales del sexo como por los grupos antitráfico y alejar la consecución de objetivos que estas otras organizaciones habían promovido antes.
Por ejemplo la actriz porno Ginger Banks ya había lanzado una campaña para que Pornhub verifique de forma más precisa y fiable al usuario que sube contenido, tanto para garantizar que las personas que salen en los clips sean mayores de edad como para que sean sus legítimos creadores los que la moneticen. Un sistema de subida proactivo y no reactivo, rompiendo así el proceso actual en el que, al igual que ocurre en Youtube, se deja subir cualquier cosa y es sólo a posteriori cuando se eliminan contenidos conflictivos.
De igual forma, algunas ONGs, incluida esa misma que Exodus Cry usó en su emotivo vídeo para difundir las cifras de los videos de violaciones detectados en Pornhub, han recordado que, según sus estudios, la web porno no es no es la red social favorita de pederastas y abusadores para traficar con clips de menores, sino que se valen más de Twitter y Facebook.
¿Servirá esta campaña de algo? Sí ha servido para darle un toque de atención a Pornhub, que está respondiendo a las críticas virtuales y que ha tenido que hacer frente a las docenas de manifestantes que se apostaron en marzo a las puertas de la sede de Montreal de Mindgeek, matriz de Pornhub y otros foros pornográficos como RedTube, YouPorn o Brazzers. Pero parece difícil que estos hechos vayan a provocar la caída de uno de los grandes emporios del entretenimiento digital.