¿Una cucharada de sacarina para mantener a raya al azúcar? Es una solución habitual para muchos consumidores. A priori, no es tan perjudicial para la salud. Una nueva investigación que recopila 56 estudios y más de 14.000 participantes arroja dudas sobre sus posibles beneficios. Encomendado por la OMS y publicado en el British Medical Journal, el trabajo matiza algunas creencias habituales sobre los edulcorantes.
Qué dice. A grandes rasgos, los investigadores no han encontrado beneficio en el consumo de edulcorantes o sustitutivos. Tienen un impacto marginal en dos de los asuntos más controvertidos del azúcar procesado: la obesidad y el desarrollo de enfermedades cardiovasculares. A cambio, el estudio ha hallado una tenue y débil evidencia de su carácter perjudicial. No son mejores que el azúcar. Pero tampoco peores.
¿Cómo? El metaanálisis parte de varios problemas. Por un lado, compara metodologías distintas (los 56 estudios no son homogéneos). Por otro, analiza hábitos alimenticios diarios declarados por los participantes (lo que reduce su fiabilidad). El trabajo ha controlado la frecuencia de consumo de edulcorantes y los ha comparado sobre los cambios en el índice de masa corporal o enfermedades variadas.
En general, todo seguía igual. Las variaciones (a mejor o a peor) eran mínimas.
¿Qué significa? No hay consenso al respecto. La cuestión de los edulcorantes genera más conflicto entre la comunidad científica que la del azúcar. The Guardian ha recogido algunas opiniones. Tom Sanders, profesor emérito en Nutrición del King's College, respalda la tesis del metaanálisis:
Los resultados confirman la idea de que los edulcorantes artificiales no son una bala mágica para prevenir la obesidad. Sustituir a las bebidas azucaradas con edulcorantes artificiales ayuda a prevenir la ganancia de peso entre los niños, pero no es superior a la alternativa ideal: el agua.
Otros, como Naveed Sattar, profesor de medicina metabólica en la Universidad de Glasgow, son más críticos con la investigación:
El trabajo no cambia mi opinión: los edulcorantes siguen siendo mucho mejores que las bebidas con azúcar dado la ausencia de caloría en los primeros, y los conocidos daños de los segundos, en especial en la salud dental (...) Necesitamos estudios de mayor calidad.
¿Por qué importa? Se libra una guerra contra el azúcar, y los edulcorantes como la sacarina, la estevia o el aspartamo son el instrumento de la industria alimentaria para sortearla. No aportan calorías y gozan de mejor rendimiento metabólico. En plena concienciación social sobre los riesgos del azúcar (y en plena búsqueda de alternativas), los edulcorantes representan el pivot necesario para muchos productos.
Determinar si son saludables o no es, por tanto, relevante.
¿Hay alternativas? Más allá de los sustitutivos químicos, nuestros compañeros de Vitónica recopilaron aquí un sinfín de alternativas alimentarias al azúcar. Las legumbres, las frutas, la avena, el trigo, la quinoa, el amaranto, el arroz integral y por supuesto el agua funcionan como complemento y sustituto del azúcar. Y son indudablemente beneficiosos.
Imagen: Juan de Dios Santander/Flickr