Encallada en una crisis histórica, Venezuela acapara hoy la mayor parte de las miradas de la comunidad internacional. Países tradicionalmente amigos de la oposición venezolana, como Colombia o Brasil, reconocieron con rapidez a Juan Guaidó como presidente de la república. También lo hizo Estados Unidos, que se antoja un actor clave para entender lo que pueda ser de Venezuela a partir de ahora.
¿Por qué? Por el petróleo. Pese a las tibias relaciones diplomáticas entre ambos países, el nexo económico es sustancial. Estados Unidos importa el 39% del crudo extraído en Venezuela. Es su principal comprador, en una economía ampliamente dependiente de los productos derivados del petróleo (alrededor del 80% de sus exportaciones). Numerosas refinerías estadounidenses dependen del barato producto venezolano.
Las sanciones. Maduro ha roto todo lazo diplomático con Washington. La Administración Trump sopesa sanciones (o acciones) que aíslen (y empeoren) aún más a la calamitosa economía venezolana. Sin embargo, esto podría tener un coste a escala nacional. Estados Unidos aún no es autosuficiente, pese al sustancial crecimiento del fracking, y la repentina detención de las importaciones venezolanas podría aumentar sus precios del petróleo.
Venezuela es el cuarto país del que más crudo importa Estados Unidos. Alrededor de 500.000 barriles que, de desaparecer, tendrán consecuencias.
Lo internacional. ¿Y qué opinan los mercados? De momento han reaccionado con tranquilidad a la crisis política destada tras la autoproclamación de Juan Guaidó como Presidente de la República. Como explican algunos analistas en el Wall Street Journal, cualquier oscilación en el precio del barril de brent estará más relacionada con la guerra comercial abierta entre China y Estados Unidos que, ahora mismo, por lo que suceda en Venezuela.
A corto plazo. Pese a todo, ha habido un pequeño repunte, y otros analistas sí prevén una subida al alza de los precios del petróleo (cuya sombra amenaza desde hace meses, sin consumarse). El otro factor es el estado de la industria venezolana: su producción ha caído en picado durante los últimos tres años. Es uno de los diez países que más barriles extrae a diario. Si la economía se hundiera a causa de más sanciones, el precio global subiría.
Y quizá por aquí las posibles medidas de EEUU en Venezuela se moderen.